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Archive for the ‘Actualidad’ Category

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Vengar a mi raza y vengar a mi sexo

 serían una sola y misma cosa a partir de entonces.



Cuando le concedieron el Premio Nobel de Literatura 2022 a Annie Ernaux, era para mí una escritora desconocida, pero desde que empecé a ver las entrevistas que concedía decidí que tenía que leerla. El discurso que leyó al aceptar el galardón me impresionó. Comencé a leer sus libros y en ello estoy.


Decidí leer sus libros de manera cronológica. El primero publicado fue Los armarios vacios, me impresionó y ya llevo varios leídos. Es una autora dura de leer; comentaba con una amiga al respecto que hay que parar de vez en cuando para respirar.

Sea cual sea la obra de Ernaux que estés leyendo, sientes que el libro que tienes en las manos es más que una novela, es más que un relato autobiográfico. Con cualquiera de sus libros nos adentramos en la vida de la autora, en su experiencia vital, pero es también una experiencia colectiva, en tanto que lo que ella vivió siendo muy joven, le pasaba y sigue pasándole a otras muchas mujeres que ven mermados sus derechos por pertenecer a una clase social, a una etnia determinada,  por el color de su piel o debido a su país de procedencia.

Sobre Los armarios vacios dice: Así, en ese primer libro, publicado en 1974, sin que fuera entonces consciente, se encontraba definida el área en la que ubicaría mi trabajo de escritura, un área a la vez social y feminista. Vengar a mi raza y vengar a mi sexo serían una sola y misma cosa a partir de entonces. En esta obra inicia el relato, de manera descarnada, de su aborto cuando era una joven universitaria, cuando estaba prohibido. Rememora su soledad, su sufrimiento se siente en cada frase. En El acontecimiento, retoma el relato.

Por eso es tan importante leer hoy a Ernaux, porque los derechos de las mujeres se cuestionan de nuevo, porque pretenden tutelarnos y decidir quién puede o no abortar, porque quieren imponer unas normas que no son más que una demostración de poder y dominio.

Así concebí mi compromiso a través de la escritura, compromiso que no consiste en escribir «para» una categoría de lectores, sino “desde” mi experiencia de mujer y de migrante interior, desde mi memoria ya cada vez más vasta de los años recorridos, desde el presente. Esta frase de Ernaux me viene a la mente cada vez que leo las medidas que se quieren implantar en la Comunidad de Castilla y León a las mujeres que quieren interrumpir su embarazo.


¿Vamos a consentirlo? Las mujeres, las feministas, no podemos pasar por alto este ataque a nuestros derechos, no podemos permitir que ninguna mujer se vea en la necesidad de tener que justificar ante nadie por qué decide abortar.

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La insensatez nos ha llevado a que en Madrid, en plena pandemia, se afronten unas elecciones que cada día se complican más, o tal vez no, porque en estos momentos se está poniendo en evidencia, por si alguien tenía dudas, qué defiende la derecha y la extrema derecha.

No es agradable pensar que en Madrid lleva gobernando la derecha muchos años y no quiero ni imaginar que lo siga haciendo. El deterioro del sistema sanitario es evidente, la atención primaria sigue funcionando a medio gas desde comienzo de la pandemia, las instalaciones de los centros hospitalarias se descuidan. Mientras se construye un nuevo hospital, con un coste increíble, que sigue meses después de su apertura sin las condiciones para atender a pacientes de COVID, para lo que fue construido.

El personal sanitario sufre la falta de gestión y ve cómo sus esfuerzos chocan con la incoherencia de quienes tienen la obligación de facilitarles su trabajo. La candidata Díaz Ayuso insulta a las personas que se han visto en la necesidad de acudir a las llamadas «colas del hambre» diciendo que son «mantenidos y subvencionados» ¿cabe más indecencia?

El fascismo se quiere hacer ver y protagoniza episodios para salir en la prensa, una toreando, otro fumando un puro en plan cacique y finalmente faltando al respeto al resto de candidatas y candidatos en un debate de radio. Negarse a condenar las amenazas recibidas por Iglesias e insinuar que se trata de un montaje es poner de manifiesto, sin ningún tipo de filtro, su ideología fascista. Una amenaza con balas es terrorismo y debe condenarse de forma expresa, sin ningún tipo de paliativo. Las amenazas las recibieron junto a Pablo Iglesias, el ministro Fernando Grande-Marlaska y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. Vaya mi condena mas absoluta.

La gestión de Madrid no puede seguir en manos de quienes desprecian a las personas migrantes, que mienten sobre las/os menores que llegan a nuestro país en busca de una vida digna. El gobierno de la Comunidad de Madrid se ha olvidado de quienes van a trabajar en transporte público cada día. El hacinamiento en el metro se ha denunciado de forma constante, pero la presidenta decía que el metro es seguro porque » la gente no va abrazada».

Las residencias de mayores tenían una gestión muy deficiente, algo bien sabido, pero no se hizo nada antes ni durante la crisis. Se dejó morir a las personas mayores sin atención, sin facilitar la hospitalización, más bien impidiéndola, con las consecuencias que tan bien conocemos. Pero se responsabiliza a otros de la mala gestión, como si no supiéramos que son competencia de las comunidades autónomas. La atención a la dependencia requiere de forma urgente una gestión pública y un modelo de atención que impida que en un futuro se cometan los mismos errores.

El #4M nos jugamos mucho en Madrid, las mujeres en mayor medida, pues la igualdad de derechos y oportunidades, para quienes han gobernado estos años, en especial los dos últimos, es cosa de risa. No les ha importado que muchas mujeres se hayan visto abocadas a dejar el trabajo o reducir la jornada laboral por tener que cuidar a menores y dependientes. Que la extrema derecha no tenga el menor poder de decisión es lo que tenemos que conseguir.

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Escribí este articulo en 2013 para le revista Fanzine Imposible 7. Lo recupero hoy porque al entrar en vigor los permisos de paternidad iguales e intransferibles, se ha abierto el debate en las redes sociales sobre si es una medida que favorece a las mujeres o no.

La situación de las mujeres, con respecto a la maternidad y los cuidados, poco ha cambiado en estos nueve años y mi opinión sigue siendo la misma. Los cuidados deben ser compartidos por los hombres, y las administraciones deben implicarse con políticas públicas que favorezcan la corresponsabilidad. Queda mucho por hacer y así lo señalaba en este artículo.

Cuidar y conciliar sí, pero…. las mujeres

Introducción

Mucho se habla de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, pero en general se potencian medidas para facilitar que las mujeres, las madres sean las que asuman el cuidado de hijas e hijos o de personas dependientes; los hombres, los padres se quedan al margen. Cuidar de la familia ha sido tradicionalmente un trabajo realizado por las mujeres y a pesar de los grandes cambios que se han experimentado, cuidar sigue siendo «cosa de mujeres».

Se teoriza continuamente sobre la importancia de los cuidados, que si debe valorarse más, que cuidar es una tarea gratificante, que si cuidar a mayores, dependientes y bebés debe considerarse prioritario, en fin, que se debate mucho pero a la hora de la verdad poco se hace para solventar un problema cada día más acuciante.

A menudo se sigue justificando que sean las mujeres las que abandonen el trabajo remunerado de manera temporal o reduzcan la jornada laboral para hacerse cargo de las personas de la familia que necesitan cuidados, pero no se tiene en cuenta las consecuencias que acarrea a las mujeres. Como es evidente la situación es diferente si se trata de cuidar de una criatura recién nacida o de dependientes.

Maternidad/paternidad

La idea de que las mujeres, es decir, las madres, están mejor preparadas para cuidar es una explicación que no se sostiene, es un argumento esencialista. Esgrimir el instinto maternal no deja de ser una manera de naturalizar una situación que de hecho perjudica seriamente a las mujeres. Porque, ¿qué sucede con las mujeres que no son madres o las que deciden no cuidar?, ¿son menos mujeres? En alguna ocasión conocidos políticos han defendido esta idea, que es tan obsoleta y falta de fundamento que no merece la pena perder tiempo en desmontarla.

Esta pretendida defensa de la maternidad, de los derechos de las madres a cuidar de sus criaturas esconde otra realidad: la maternidad discrimina. Las madres, cuando nace una criatura, se ausentan del trabajo remunerado 16 semanas, tiempo legal de permiso de maternidad. El padre, por el contrario, solamente dispone de 2 semanas.

Esta diferencia en el permiso por nacimiento o adopción de madres y padres es la primera contradicción por razón de género que encontramos y que no tiene justificación legal. Se esgrime que es para que la madre se reponga del parto. Esto es cierto para las 6 primeras semanas, por eso son obligatorias, mientras las diez restantes puede cedérselas al padre porque son para el cuidado de la criatura recién nacida. ¿Por qué entonces los padres disponen solamente de dos semanas? Si se trata de que las niñas/os necesitan atención a tiempo completo durante un determinado periodo, ¿por qué no se facilita que los padres puedan cuidar?

Los permisos de maternidad y paternidad deben ser iguales, intransferibles y pagados al 100% para avanzar en igualdad y para eliminar la discriminación que sufren las mujeres al ser madres o por el simple hecho de que puedan serlo, es lo que se llama discriminación estadística.

Esta propuesta de permisos iguales e intransferibles y pagados al 100% es defendida por la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento o Adopción, PPiiNA. En la Proposición de Ley que dicha Plataforma ha elaborado y que se registró en el congreso en el 2012, se hace especial hincapié en que estos permisos deben ser para todas las parejas, ya que tiene en cuenta que la realidad social ha cambiado y que las parejas del mismo sexo deben tener los mismos derechos cuando tienen descendencia.

El Congreso de los Diputados ha admitido en diferentes ocasiones que esta diferencia en los permisos para madres y padres es una «disfunción en la legislación actual» y ha instado al Gobierno a que iguale los permisos de maternidad y paternidad. En la subcomisión de Igualdad del Congreso se admitió también la necesidad de igualar los permisos. ¿Por qué entonces no se amplía el permiso de paternidad? ¿Qué resistencias existen? Aunque se busquen justificaciones la realidad es que el patriarcado se resiste a permitir que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres. Defender la igualdad entre mujeres y hombres de manera teórica es fácil, es «políticamente correcto«, pero cuando se trata de actuar, la cosa cambia, comienzan las justificaciones.

«Cuando la situación económica lo permita«, es la argumentación para no ampliar el permiso de paternidad y que madres y padres no dispongan del mismo tiempo para cuidar, pero es evidente que esto no es más que una coartada para justificar que las mujeres dediquen un tiempo al trabajo remunerado, pero sin abandonar sus funciones de madres, esposas, etc.

Los datos no dejan lugar a dudas, sólo un reducido número de padres, 6,67%, piden excedencia para cuidar. De las mujeres que trabajan a tiempo parcial el 95,33% lo hacen para cuidar de hijas/os y otros familiares, el porcentaje de hombres es del 12,20%.

Vemos pues que ser madres o ser padres tiene consecuencias muy diferentes en lo que al empleo se refiere. Salarios más bajos, problemas para acceder a puestos de alta dirección, «techo de cristal», son algunos de ellos.

 Dependencia

Los cambios socioculturales que se han producido, entre los que hay que destacar la masiva incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, unido a que la esperanza de vida es cada vez mayor, ha supuesto que el cuidado de personas mayores sea un problema. La Ley de Dependencia vino a dar respuesta a esta situación y a resolver la demanda de cuidados profesionales para las personas dependientes, pero tras diez años de aplicación, está muy lejos de cumplir las expectativas que provocó.

Analizada con perspectiva de género, la Ley de Dependencia presentaba algunos puntos cuestionables. Veamos:

Artículo 14.4: «El beneficiario podrá, excepcionalmente, recibir una prestación económica para ser atendido por cuidadores no profesionales, siempre que se den condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo establezca su Programa Individual de Atención».

Artículo 18.1 «Excepcionalmente, cuando el beneficiario esté siendo atendido por su entorno familiar, y se reúnan las condiciones establecidas en el artículo 14.4, se reconocerá una prestación económica para cuidados familiares».

Aquí vamos a hablar de «cuidadoras familiares o informales«, dado que la mayoría de personas que cuidan a dependientes en el entorno familiar y que se acogen a esta medida son mujeres, cerca del 90%. El lenguaje sí importa.

La Ley establecía que las cuidadoras familiares o no profesionales, además de la aportación económica que se estable en función del grado de dependencia de la persona a cuidar, serían dadas de alta en la Seguridad Social, pero esta norma se suprimió con la reforma del 2012, que además de reducir en un 15% las prestaciones económicas para cuidados en el entorno familiar, establece que la Seguridad Social corra a cargo de la cuidadora y también aumenta el copago.

Para hacernos una idea de las implicaciones de estos cambios debemos tener en cuenta que las aportaciones a las cuidadoras no profesionales no llega de media a los 250 € mensuales, y siempre en función del grado de dependencia de la persona a atender. Esta prestación, que se ha dado en llamar «la paguita», vista con enfoque de género, se vio desde el principio como una trampa para las mujeres.

Tengamos en cuenta que el hecho de que una hija dedique parte de su tiempo a cuidar de su madre o de su padre se ve como lo normal, «es lo que tiene que hacer»; si ahora pagan por hacerlo… ¿Cómo va a quejarse? No importa que lo que reciba por esta tarea sea una cantidad mínima, “está cobrando”, los hombres de la familia ya pueden despreocuparse. Además, ¿Qué sucede cuando la persona a quien cuida fallece? En muchos casos abandonaron el trabajo remunerado y su reinserción es difícil, bien por edad o por falta de formación.

La Ley de Dependencia contempla también que los cuidados a personas dependientes se lleve a cabo en el entorno familiar con ayuda profesional, es decir, ayuda a domicilio. El número de horas que la Ley de Dependencia proporciona está en función del grado de dependencia reconocida. Actualmente el «Grado III: Gran Dependencia», recibe entre 46/70 horas mensuales. Es decir, a una persona totalmente dependiente, se le conceden un máximo de 70 horas mensuales, que si lo distribuimos entre 30 días vemos que recibirá 2,30 horas diarias. ¿Quién cuida las 21,70 horas restantes? La respuesta es fácil: una mujer que habrá dejado de lado parte de su vida para realizar el mandato de género que la sociedad patriarcal sigue asignando a las mujeres.

Podemos preguntarnos: ¿Por qué cuidan las mujeres?, ¿por qué las mujeres «deciden» modificar radicalmente su vida cuando la madre o el padre comienzan a ser dependiente?, ¿qué les lleva a asumir los cuidados en solitario o con las hermanas, madres, cuñadas, dejando que los hombres de la familia se mantengan al margen?

A pesar de los muchos avances en lo que a igualdad entre mujeres y hombres se refiere, la división sexual del trabajo sigue presente en la sociedad y condiciona la vida de las mujeres. Como ya hemos señalado, el «trabajo de cuidar sigue siendo cosa de mujeres«. Ante esta situación, ¿cómo compatibilizar cuidados y trabajo remunerado?

Conciliación

¿Quién no ha escuchado miles de veces que es fundamental que se implementen medidas de conciliación? Las empresas, las administraciones, las organizaciones empresariales, etc., hablan constantemente de ello, pero la realidad es que los avances son lentos y cada vez un problema más acuciante. Compatibilizar la vida laboral y familiar, no digamos ya la personal, es difícil, cuando no imposible.

Son muchas las causas que impiden la conciliación. Sin pretender enumerarlas todas vamos a señalar las más importantes. En primer lugar los horarios, la jornada partida, las largas pausas para la comida, la poca o nula flexibilidad horaria, la cultura empresarial que potencia el presentismo y hace que las horas que se permanece en el lugar de trabajo sean excesivas. Esta situación supone que al nacer una criatura sea difícil compatibilizar su cuidado con el trabajo remunerado.

Como hemos señalado los cuidados recaen en las mujeres principalmente, son ellas en definitiva las que «concilian», es decir, las que reducen su jornada laboral, se apartan temporalmente del empleo o piden ayuda a abuelas/os para cuidar a niñas y niños. En el caso de las personas dependientes cuando se tienen medios económicos se busca ayuda externa, cuando no se tienen esos medios hay pocas alternativas.

No existen soluciones mágicas para solventar la situación, pero sí está claro que es imprescindible la corresponsabilidad en los cuidados, es decir, los hombres deben asumir la responsabilidad de cuidar al mismo nivel que las mujeres, pues mientras esto no se produzca, por muchas medidas que se tomen, serán las mujeres las que concilien y ello supone un coste en lo personal y en lo profesional, que tiene consecuencias en el presente y en el futuro.

Si bien es imprescindible que los hombres se corresponsabilicen en los cuidados, no es suficiente, son necesarias políticas públicas efectivas y que tengan en cuenta la realidad que vivimos.

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Violencia de género, violencia machista, violencia contra la mujer, diferentes formas de nombrar la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres por el hecho de serlo, porque consideran que ellos tienen derecho a decidir su forma de vestir, cómo comportarse, con quien deben relacionarse…, en definitiva tienen derecho  decidir sobre su vida.

Ya hemos hablado de algunos aspectos de la MACROENCUESTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2019, realizada por Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Ahora prestaremos atención a la violencia machista que sufren las mujeres jóvenes (16/24años). El 19,3% de las mujeres jóvenes que han tenido pareja alguna vez han sufrido violencia física y/o sexual de alguna de estas parejas a lo largo de la vida. Es importante señalar que el 9,6% de las jóvenes han sufrido violencia de control, es decir, su pareja les impedía relacionarse con amigas, les exigía saber dónde iban, con quien se relacionaban o se enfadaban si hablaban con otros hombres.

En el estudio Vivencias, aptitudes y percepciones sobre la violencia de género en adolescentes en la Comunidad de Madrid, realizado por la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres, se entrevistó a chicas y chicos  14 a 17 años.  

Algunas conclusiones del estudio:

.- El machismo y el sexismo son la causa de la violencia de género para el 76% de las chicas y el 64% de los chicos.

.- Los estereotipos de género son determinantes para el 46% de las chicas y el 28% de los chicos.

.- El 69% de chicas y chicos, sin diferencia por sexo, definen la violencia de género como de un género contra el otro.

.- El 27% de las chicas y el 24% de los chicos entiende por violencia de género una forma de violencia contra la mujer.

Respecto a qué consideran que es violencia de género:

.- El 93% de las chicas y el 89% de los chicos considera que el chantaje para mantener relaciones sexuales es una forma de violencia de género.

.- El 88% de las chicas y el 76% de los chicos piensa que pedir a tu pareja que no se vista de una forma determinada es una forma de violencia de género.

.- El 73% de las chicas y el 53% de los chicos considera que los piropos o insinuaciones sexuales por la calle son una forma de actitud violenta y discriminatoria.

.- El 50% de las chicas y el 51% de los chicos considera la prostitución una forma de violencia de género.  

Estos datos son solo una pincelada de los que analiza el estudio, que en sus conclusiones apunta la necesidad de seguir trabajando en clarificar el concepto de género, diferenciar entre causas de la violencia y factores que la agravan, explicar la diferencia entre violencia de género y otras violencias, explicar la diferencia entre violencias implícitas, las invisibles o simbólicas entre otras muchas recomendaciones.

Este #25N seguimos diciendo #BASTAYA no más #VIOLENCIAMACHISTA

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El Resumen Ejecutivo de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 dice que estos presupuestos están llamados a cambiar el rumbo de España. Estamos ante unos Presupuestos de país que deben sentar las bases de un cambio de modelo productivo que nos fortalecerá como sociedad. Son los Presupuestos de la Transformación para construir un país mejor, más justo socialmente, más productivo, más ecologista y más feminista. Los PGE se sustentan en cuatro pilares básicos: la transformación digital, la transición ecológica, la cohesión territorial y social, y la necesidad de una agenda feminista que sume a todos y a todas.

Resulta alentador leer en los PGE esta declaración de intenciones. El feminismo como movimiento social busca el cambio social para llegar a un nuevo modelo de sociedad. Parafraseando a Victoria Sau, el feminismo implica que las mujeres toman conciencia de su situación de opresión y dominación que sufren en la sociedades patriarcales. Esta toma de conciencia lleva implícita la búsqueda de un modelo de sociedad donde las desigualdades no tengan cabida. Si una sola mujer sufre cualquier tipo de discriminación, ya sea por razón de sexo, del color de su piel, del lugar de procedencia…, el feminismo no habrá logrado sus metas. Por eso es gratificante leer que uno de los pilares del gobierno es seguir una agenda feminista.

Son muchas las medidas sociales que se incluyen en los PGE, aquí vamos a centrarnos en los cuidados y más específicamente en la dependencia, porque como hemos repetido hasta la saciedad una de las principales causas de la desigualdad son los cuidados. Son las mujeres las que cuidan: las madres, las abuelas, las hermanas, las mujeres migrantes… Ya sea trabajo remunerado o no remunerado, es realizado mayoritariamente por mujeres.

El vicepresidente Iglesias en la presentación del anteproyecto de ley de PGE 2021, dijo que se aportarían más de 600 millones de euros al sistema de dependencia para reducir las listas de espera y mejorar las prestaciones, revirtiendo los recortes que se perpetraron en 2012. Se emplearán también más de 700 millones de los fondos europeos para mejorar la atención a las personas mayores y transitar desde el actual modelo basado en las residencias hacia un modelo más parecido al de los países nórdicos que apueste por la atención domiciliaria

El incremento presupuestario al sistema de dependencia es muy importante, sobre todo porque modifica la tendencia de los últimos años. Dicho lo cual tenemos que señalar que los 600 millones que se destinan en los PGE son claramente insuficientes. Debemos tener en cuenta que según la «Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales», los recortes presupuestarios acumulados desde 2012, ascienden a 5.864 millones. Si el sistema de atención a la dependencia ya se demostró claramente insuficiente, la aportación presupuestaria actual servirá para rebajar las listas de espera y poco más.

Desde que comenzó la pandemia que aún sufrimos, las deficiencias de las residencias geriátricas han tenido como consecuencia que muchas personas mayores hayan fallecido sin atención y en soledad, otras muchas siguen sin recibir la atención a la que tienen derecho y no parece que se hayan tomado medidas eficaces. Las residencias son necesarias, hemos hablado de ello refiriéndonos a Madrid, pero su problemática se puede generalizar para el conjunto del Estado. Enlacemos esta idea con las declaraciones del vicepresidente Pablo Iglesias sobre el paso a un nuevo modelo de atención a la dependencia. Como modelo teórico ideal, la atención domiciliaria es sin duda la más deseada, pero requeriría una inversión muy superior a los 700 millones presupuestados para este fin.  

A modo de ejemplo, el estudio Atención a la dependencia en España. Evaluación del sistema actual y propuesta de implantación de un sistema basado en el derecho universal de atención suficiente por parte de los servicios públicos, realizado por el Instituto de Estudios Fiscales, que toma como referencia el modelo nórdico, señala que el gasto público en cuidados de las personas mayores dependientes se situaría en unos 12.000 millones de euros, es decir, se necesitaría un incremento de 7.000 millones de euros. El presupuesto actual está tan lejos de estas cifras que no merece la pena debatir la factibilidad de la idea.

Otro debate que merece la pena es si el modelo nórdico de cuidados es el mejor y en el caso de que lo fuera  qué condiciones socioeconómicas requeriría su implantación para su viabilidad y que los cuidados no recayeran de nuevo sobre las mujeres. Otro día analizaremos esta cuestión.

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La violencia machista es un problema estructural que se perpetúa en nuestra sociedad, así lo refleja la MACROENCUESTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2019. Los datos de la encuesta son escalofriantes:

.- 1 de cada 2 mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujer. Suponen 11.688.411 mujeres.

.- Un 8,7% (1.778.550 mujeres) han sufrido violencia física antes de cumplir los 15 años de edad.

Un dato alarmante, por las consecuencias que tiene para la salud física y psíquica de la infancia, es que el 51,7% de las mujeres, que han sufrido violencia física, sexual o emocional de alguna pareja y tenían hijas/os en ese momento, afirman que estos presenciaron o escucharon lo que ocurría y que sus hijas e hijos menores sufrieron violencia a manos de la pareja violenta.

Las mujeres hemos logrado importantes avances, como el acceso a la educación o al empleo, pero no han servido para erradicar la violencia que, por el hecho de ser mujeres, sufrimos a diario.  A veces se presenta la violencia machista como algo del pasado, como si la sociedad machista y patriarcal hubiera desaparecido. Los avances en igualdad de derechos y oportunidades que hemos alcanzado tendrían que servir para que la violencia de género cesará, para que las generaciones de mujeres jóvenes no tuvieran que soportar lo que sus predecesoras hemos vivido, pero la encuesta citada demuestra que las jóvenes son las que más sufren violencia machista.

.- El 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años sufren acoso sexual o violencia física o psíquica por parte de sus parejas o exparejas.

Pero ¿quién maltrata, viola o comete abuso sexual? La Macroencuesta lo deja claro: El 99,6% de las mujeres que han sufrido violencia sexual experimentaron esta por parte de un agresor hombre. Esto nos lleva al hecho de que si 11.688.411 de mujeres han sufrido algún tipo de violencia, ese es el número de hombres que agreden a sus parejas o exparejas, a niñas o jóvenes, a mujeres con las que tienen algún tipo de relación o parentesco, porque no debemos olvidar que las agresiones a menores son perpetradas en el entorno familiar.

Los datos de esta encuesta debería poner la violencia machista en primer plano de la agenda política, económica y social y la pandemia que estamos viviendo no puede servir de justificación para que esta realidad se olvide. Las mujeres son las más perjudicadas en esta crisis que sufrimos como consecuencia del COVID19 por diversas razones.

El sector servicios es uno de los que más está sufriendo la pandemia y las mujeres trabajaban mayoritariamente en este sector de producción. Hemos denunciado de manera reiterada que los cuidados no deben ser «cosa de mujeres», que debe avanzarse en la corresponsabilidad, tanto de los hombres como de las administraciones y empresas.

El cierre de los colegios, centro de atención a mayores y dependientes, la tragedia de las residencias geriátricas, etc., han  agudizado un problema endémico y al que no se le ha prestado la suficiente atención. El mayor peso de los cuidados está recayendo sobre las mujeres, lo que tiene consecuencias desastrosas. son muchas las migrantes que trabajan cuidando de las `personas mayores en condiciones de precariedad, sin tener opción de acceder al Ingreso Mínimo Vital, por no tener papeles. Cuando estas mujeres dejan de percibir ingresos no sufren ellas solas, sus hijas e hijos se ven privados de lo necesario para sobrevivir.

Tampoco podemos olvidarnos de la dramática situación de las mujeres inmersas en el sistema prostitucional, encerradas en prostíbulos, más sometidas que nunca al poder de los proxenetas, ¿qué pueden hacer más que seguir siendo explotadas? Se está demandando el cierre de los prostíbulos por cuestiones de salud para los mal llamados «clientes», pues si deben cerrarse porque son espacios de explotación de mujeres. Pero hay que ofrecer soluciones habitacionales,  económicas y formativas para que esta medida sea real y pueda mantenerse a largo plazo. El cierre de prostíbulos podría ser el primer paso para abolir la prostitución. De nuevo tenemos que tener claro que los prostíbulos se mantienen porque hay hombres que están dispuestos a pagar por disponer a su antojo del cuerpo de las mujeres.

Los hombres de nuevo son los que ejercen la violencia sobre las mujeres.

 

 

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Fui sobre agua edificada. Mis muros de fuego son. Esta es mi insignia y mi blasón

Mural pintado por Alberto Corazón en la fachada de un edificio de plaza de Puerta Cerrada

El aislamiento pasa factura, no importa que hayas vivido estos casi tres meses en una situación digamos privilegiada, Quiero decir acompañada, en un espacio con todas las comodidades y sin problemas reseñables. No salir de casa durante tanto tiempo da una sensación de irrealidad, sobre todo al principio. Disponer de las nuevas tecnologías ha sido importante. Ver, aunque sea a través de una pantalla, a las personas más cercanas ha sido fundamental y a pesar de disponer de todas estas ventajas, la crisis que vivimos afecta.

Escribí mi primera entrada en este espacio un mes después de comenzar el estado de alarma. Reclamaba en ese post una renta básica, renta mínima o renta vital. Hoy celebro que el gobierno haya aprobado un Ingreso Mínimo Vital. Analizaremos en otro momento si va a dar cobertura a todas las personas que necesitan ayuda para cubrir las necesidades más básicas, pero lo que es seguro que es una buena medida, importante y necesaria.

Hoy me propongo hablar de la Comunidad de Madrid, de la mala gestión de su presidenta y de las consecuencias que está teniendo y tendrá para el conjunto de la población. Una de las cuestiones más dolorosas que hemos vivido estos meses ha sido la desatención en la que han vivido las personas mayores que estaban en residencias o vivían solas. Más de 5.000 mayores han fallecido en las residencias de la Comunidad de Madrid. En torno al 90% eran de residencias privadas y concertadas.

La Comunidad de Madrid hizo caso omiso de las reiteradas denuncias que desde diferentes ámbitos se venían haciendo de la desatención que sufrían las personas mayores en las residencias. En algunos casos el personal de dichas residencias también denunciaba la precariedad con la que realizaban su trabajo. También ahora pretende desentenderse del problema y mirar para otro lado cuando se denuncia que se establecieron protocolos para que no se llevara a las personas mayores infectadas por coronavirus a los hospitales.

El daño que la presidenta Ayuso está haciendo tendrá consecuencias incalculables. Debemos recordar que las residencias de mayores son necesarias y en algunas casos imprescindibles. Hablamos de unas residencias en las que las personas vivan en condiciones dignas, en la que estén cuidadas por profesionales con la cualificación adecuada y con atención sanitaria. Costará recuperar la confianza en estos centros, en un momento en el que el estigma que implica llevar a una persona mayor se estaba superando. Centros de día, residencias y atención domiciliaria deben recuperarse lo antes posible, pero no de cualquier manera, con medios adecuados y con gestión pública.

No voy a relatar todas las noticias sobre las atrocidades que se han vivido en las residencias de mayores de la CM y que hemos ido conociendo estos meses, lo que queremos es recordar a todas las mujeres y hombres que se merecían una vida mejor y que por ineptitud de la presidenta Isabel Díaz Ayuso no han tenido. La gestión de las residencias se ha dado a grupos empresariales a los que nada les importan como viven o mueren quienes residen en dichos centros. Lucrarse con los bienes públicos es incalificable, hacerlo con la vida de las personas mayores supone una falta de ética que no puede quedar impune.

La presidenta Ayuso debe dejar de presentarse ante la ciudadanía como si lo que pasa en la comunidad no fuera con ella, solo toma medidas cuando se trata de dejar sin cobertura a las personas más vulnerables. Hoy CC.OO denuncia que ‘La Comunidad de Madrid elimina más de 14.000 plazas en la escuela pública el curso que viene‘. No todo vale señora Ayuso, la educación debe ser pública y gratuita desde los cero años.

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Resulta complicado analizar lo que está pasando desde la comodidad de la casa, porque estar aislada no deja de ser una ventaja que muchas personas vivimos estos días. Es duro no poder salir pero, pensando en quienes salen a la calle cada día para mantener abierta una tienda de alimentación, para informar de lo que sucede, para cuidar de las personas dependientes, para ir a los hospitales y salvar vidas, para transportar productos de primera necesidad, etc., etc., decir #YoMeQuedoEnCasa es, en alguna medida, un privilegio.

Las cifras sobre el contagio nos abruman, mucho más las muertes que se producen a diario o la situación de saturación en algunos hospitales o la falta de medios. No es posible enumerar todas las noticias que cada día nos llegan y nos conmueven, pero los fallecimientos en las residencias de mayores han superado la capacidad de asimilar la crisis.

El #COVID-19 afecta a toda la población, pero las consecuencias no son las mismas para todas las personas. Hay colectivos que son más vulnerables y sufren cualquier crisis con crudeza. Pensamos en las personas sin techo, en menores sin recursos, personas mayores que viven solas… ¿Cómo pueden hacer frente a un virus devastador?

Los cuidados son en estos momentos más necesarios que nunca y, como bien sabemos, son las mujeres quienes los prestan en la mayoría de los casos y lo hacen en situaciones de precariedad que las expone al contagio. Pensemos en las trabajadoras domésticas, en las que cuidan a mayores y dependientes, en muchos casos son mujeres migrantes que no se encuentran en condiciones de exigir sus derechos, todas están sometidas a una gran presión y peligro de contagio

Pensemos en las niñas y mujeres desplazadas, que sufren violencias sexuales, en las mujeres maltratadas, a quienes el aislamiento les obliga a permanecer en casa con su agresor. No olvidemos tampoco a las mujeres prostituidas que son explotadas por proxenetas y mafias y se ven confinadas en prostíbulos o pisos, sin tener dónde acudir.

La situación a la que nos enfrentamos debe hacernos reflexionar qué tipo de sociedad queremos reconstruir cuando esta pandemia finalice, porque lo que está claro es que la situación ya no será la misma.

Opinar sin salir de casa es anómalo y por eso me ha costado tiempo escribir, tengo la sensación de que en estos momentos hay dos tipos de vida, quienes tienen que salir a trabajar y quienes tenemos que quedarnos en casa. Estar en casa no significa evadirse de la realidad, pero influye en nuestra visión de la realidad.

Considero que el apoyo al gobierno de coalición es imprescindible, máxime cuando la derecha y la extrema derecha atacan sin control y con bastante inconsistencia cada medida que toma. Vivimos una situación para la que nadie tiene las recetas adecuadas, se improvisa, claro, no hay recetas seguras, pero una oposición que no fuera destructiva e irracional, hubiera sido positiva.

Apoyar al gobierno no quiere decir que haya que aceptarlo todo sin una posición crítica, sin pensar que hay medidas que deberían tomarse con urgencia. Es el caso de la renta básica, renta mínima o renta vital, que muchas personas deseamos que se implante sin dilación. Sin entrar en debates sobre cómo debe denominarse, considero imprescindible que de forma urgente se aprueben medidas para que las personas/familias que están sufriendo esta crisis sanitarias con mayor crudeza, reciban un salario que les permita sobrevivir con dignidad.

Leyendo a algunas economistas feministas, parece claro que es posible hacerlo sin dilación, que se estipule una renta de forma inmediata, más allá de que posteriormente sea permanente o se denomine de otra manera. Queremos volver a la «normalidad», por supuesto, pero no se trata de volver al modelo de sociedad de hace un mes. En estos momentos tenemos la oportunidad de cambiar ese modelo y dar prioridad a las necesidades de las personas que sufren siempre y ahora viven situaciones insostenibles.

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La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género.

 

El informe de Oxfam Intermón Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, denuncia que la desigualdad económica está fuera de control y que es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo.

Cuidar de niñas y niños, de personas mayores o enfermas, cocinar, lavar, coser, ir a buscar agua y leña, etc., son tareas que las sociedades patriarcales asignan a las mujeres y ello tiene costes importantes para su desarrollo personal y profesional. En muchas sociedades las niñas, desde muy pequeñas, se encargan de las tareas domésticas y de cuidado. «En todo el mundo, las mujeres y las niñas en situación de pobreza asumen una parte desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado, especialmente aquellas que, por pertenecer a determinados colectivos, no solo sufren discriminación por razones de género, sino también de raza, etnia, nacionalidad, sexualidad y casta. Las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado«.

Los cuidados son el gran hándicap para la igualdad de oportunidades, para la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. A pesar de que la aportación de las mujeres a la economía es fundamental, su trabajo no es valorado ni económica ni socialmente. Oxfam ha calculado que tan solo el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres aporta a la economía un valor añadido de al menos 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica la aportación de la industria de la tecnología.

El elevado tiempo de trabajo que mujeres dedican al cuidado, en especial en la etapa reproductiva, repercute en sus ingresos, en su nivel de vida.

El trabajo remunerado de cuidados también lo realizan en su mayoría mujeres que trabajan en condiciones de precariedad y, en muchos casos, desprotegidas por la legislación. El siguiente gráfico lo refleja con claridad.

Siguiendo con el informe vemos que: El mundo se enfrenta a una inminente crisis de los cuidados, derivada de las consecuencias del envejecimiento demográfico, los recortes en los servicios públicos y los sistemas de protección social, y los efectos del cambio climático, que amenazan con empeorar la situación y aumentar la carga sobre las personas que asumen el trabajo de cuidados.

Algunas recomendaciones del informe que es imprescindible tener en cuenta:

1.- Los gobiernos deben invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.

2.- Los Gobiernos deben adoptar medidas para reducir drásticamente la brecha entre los más ricos y el resto de la sociedad y dar prioridad al bienestar del conjunto de la ciudadanía en vez de fomentar un crecimiento y un beneficio económico insostenibles.

3.- Los Gobiernos deben garantizar la adopción de políticas jurídicas, económicas y laborales que protejan los derechos de todas las personas que llevan a cabo el trabajo de cuidados sin remunerar y remunerado, tanto en el sector formal como en el informal. Esto debe incluir la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre la protección de las trabajadoras y los trabajadores del hogar.

4.- Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas que consideran que el trabajo de cuidados es responsabilidad de las mujeres y las niñas, dan lugar a un reparto desigual de dichas tareas y perpetúan la desigualdad tanto económica como de género.

5.- Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados. Las empresas y negocios deben asumir su responsabilidad de contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe que estamos analizando se publica el mismo día que la RAE rechaza el uso de lenguaje inclusivo. Relacionar los dos informes es casi inevitable. El Informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución, considera que: Son inequívocamente inclusivos en la Constitución grupos nominales en plural como niños, padres e hijos profesores trabajadores, jueces, magistrados, abogados, electores consumidores militares, funcionarios, extranjeros, ministros, alcaldes, presidentes, embajadores , etc., pues con el masculino genérico se designa a ambos sexos. Resulta cuando menos curioso que si vea necesario desdoblar cuando la constitución hace referencia a ‘princesa’. El sustantivo princesa no aparece en la Carta Magna. Sí se menciona al Príncipe. Es recomendable sustituir estas tres menciones por fórmulas coordinadas como el Príncipe o la Princesa de Asturias.

También recomienda desdoblar rey/reina. Las mujeres que no somos de la realeza no tenemos derecho a ser nombradas.

Este espacio utilizará un lenguaje inclusivo, no sexista, que nombre a las mujeres y visibilice su papel en la sociedad.

#LoQueNoSeNombraNoEsixte

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El relato único crea estereotipos y, el problema con los estereotipos

 no es que sean falsos, sino que son incompletos.

Convierten un relato en el relato único.

Chimamanda Ngozi Adiche. El peligro de la historia única

El movimiento feminista es diverso y plural y como consecuencia los debates y enfrentamientos se repiten. Hace unos días hablando con una feminista de larga trayectoria dentro del movimiento por los derechos de las mujeres me decía:  «Como siempre, no hay nada nuevo», pero sí hay algo nuevo, las redes sociales están propiciando enfrentamientos desmesurados.

Las redes sociales me gustan, me parecen una buena herramienta para conocer personas que de otra forma sería difícil, de hecho tengo buenas amigas que he conocido a través de este medio. El movimiento feminista se ha servido de las redes sociales para divulgar campañas, denunciar la falta o insuficiencia de políticas públicas, para alcanzar la igualdad de derechos de las mujeres o para denunciar las violaciones y abusos que sufren las mujeres. No obstante, los enfrentamientos en twitter o Facebook son constantes y en vez de facilitar el dialogo lo imposibilitan.

Es lo que ha pasado en los últimos meses, algunas feministas se han enzarzado en trifulcas sobre qué es ser feminista, sobre si determinadas acciones son feministas o no, sobre quienes son las promotoras de determinados logros del movimiento, etc. Hay grupos que orquestan campañas de desprestigio hacia las feministas que no comparten totalmente su ideario, pues consideran que sus planteamientos debes ser aceptados sin discusión.

 

Algunos temas en los que se discrepa

Uno de ellos es la abolición de la prostitución. He defendido siempre la abolición de la prostitución por considerar que se comercializa con el cuerpo de las mujeres, se las explota y humilla y considero que junto con la pornografía y los vientres de alquiler son tres ejes que deben estar presentes en las reivindicaciones del movimiento feminista, ya que se comercializa con el cuerpo de las mujeres como si de objetos se tratara. La prostitución es en estos momentos uno de los negocios más lucrativos y el producto con el que se comercia son las mujeres y las niñas. Algunos partidos políticos y grupos feministas pretenden legalizar la prostitución alegando la libertad de elección, como si las mujeres en situación de prostitución tuvieran posibilidades de elegir. Aunque las posturas se presentan como incompatibles, no estaría demás sentarse a dialogar.

Otro tema controvertido son los vientres de alquiler, la mal llamada «maternidad subrogada», evitando con este subterfugio reconocer que lo que se quiere legalizar es que personas con poder económico contraten a mujeres en situaciones de precariedad para satisfacer sus deseos. Recordemos que tener hijas/os no es un derecho. Al igual que en la prostitución, en este tema se alude a la libre elección, resulta cuando menos curios que las mujeres que deciden libremente prostituirse o gestar un bebé para otras personas sean personas de bajos recursos en su mayoría.

La pornografía ha adquirido en los últimos tiempos tal expansión que niñas y niños de 15 años ven pornografía, lo que va configurando su visión de las relaciones sexuales basadas en la humillación y explotación de las mujeres. Los últimos estudios señalan que niñas y niños menores de 13 años ven pornografía, es decir, ven como se humilla y degrada a las mujeres y es su escuela de aprendizaje en sus relaciones sexuales. La pornografía es actualmente la escuela de prostitución, por ello hay que regularla para impedir que niñas y niños tengan acceso a contenidos claramente denigrantes.

Otro debate abierto y que está provocando muchos enfrentamientos dentro del feminismo es la abolición del género. ¿Qué decir al respecto? Llevo unos meses leyendo y reflexionando sobre ello. Considero que hay que eliminar la construcción social del género que, como construcción cultural del patriarcado, condiciona la vida de las mujeres. Aunque en menor medida los hombres también se ven afectados. Eliminar el género es, pues, imprescindible para desactivar el sistema patriarcal.

No obstante, los debates actuales no van en este sentido, sino que confrontan ideas de la teoría queer, que habla de abolición de la diferencia sexual, de que no es necesario asignar un sexo al nacer o defienden la diversidad de géneros, entre otras cuestiones controvertidas. No comparto la idea de que se pueda abolir la diferencia sexual, ni otras muchas cuestiones que plantea esta teoría, pero me pregunto si es necesaria esta pugna, este enfrentamiento que lo único que propicia es debilitar los esfuerzos del movimiento feminista. Tenemos mucho que hacer, ¿por qué utilizar un tiempo y esfuerzo en debates que a menudo se presentan desde el inicio como superfluos en vez de centrarnos en el objetivo del feminismo: eliminar el patriarcado?

Estos último días el debate se está recrudeciendo a niveles alarmantes. Irene Montero, como ministra de igualdad, está recibiendo críticas desde sectores del movimiento feminista que considero innecesarias. Lo mismo ocurre con las mujeres que ha nombrado para formar su ministerio. Criticaré si toman  medidas que, desde mi punto de vista, no beneficien al feminismo, a las mujeres, pero me he alegrado de que de nuevo haya un ministerio de igualdad, que mujeres de largo recorrido en el feminismo y mujeres jóvenes con recorrido político asuman cargos de relevancia para poner en marcha políticas públicas de igualdad. Hay que darles tiempo para trabajar y cuando sea necesario cuestionemos y critiquemos sus políticas, pero lo que está pasando en las redes sociales no es de recibo, feministas contra feministas. La extremaderecha debe estar frotándose las manos.

Defendamos nuestras posturas sin atacar, sin pretender que somos más feministas porque gritamos o insultamos más. Siento una inmensa tristeza. Reflexionemos.

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