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Archive for the ‘Pobreza’ Category

Resulta complicado analizar lo que está pasando desde la comodidad de la casa, porque estar aislada no deja de ser una ventaja que muchas personas vivimos estos días. Es duro no poder salir pero, pensando en quienes salen a la calle cada día para mantener abierta una tienda de alimentación, para informar de lo que sucede, para cuidar de las personas dependientes, para ir a los hospitales y salvar vidas, para transportar productos de primera necesidad, etc., etc., decir #YoMeQuedoEnCasa es, en alguna medida, un privilegio.

Las cifras sobre el contagio nos abruman, mucho más las muertes que se producen a diario o la situación de saturación en algunos hospitales o la falta de medios. No es posible enumerar todas las noticias que cada día nos llegan y nos conmueven, pero los fallecimientos en las residencias de mayores han superado la capacidad de asimilar la crisis.

El #COVID-19 afecta a toda la población, pero las consecuencias no son las mismas para todas las personas. Hay colectivos que son más vulnerables y sufren cualquier crisis con crudeza. Pensamos en las personas sin techo, en menores sin recursos, personas mayores que viven solas… ¿Cómo pueden hacer frente a un virus devastador?

Los cuidados son en estos momentos más necesarios que nunca y, como bien sabemos, son las mujeres quienes los prestan en la mayoría de los casos y lo hacen en situaciones de precariedad que las expone al contagio. Pensemos en las trabajadoras domésticas, en las que cuidan a mayores y dependientes, en muchos casos son mujeres migrantes que no se encuentran en condiciones de exigir sus derechos, todas están sometidas a una gran presión y peligro de contagio

Pensemos en las niñas y mujeres desplazadas, que sufren violencias sexuales, en las mujeres maltratadas, a quienes el aislamiento les obliga a permanecer en casa con su agresor. No olvidemos tampoco a las mujeres prostituidas que son explotadas por proxenetas y mafias y se ven confinadas en prostíbulos o pisos, sin tener dónde acudir.

La situación a la que nos enfrentamos debe hacernos reflexionar qué tipo de sociedad queremos reconstruir cuando esta pandemia finalice, porque lo que está claro es que la situación ya no será la misma.

Opinar sin salir de casa es anómalo y por eso me ha costado tiempo escribir, tengo la sensación de que en estos momentos hay dos tipos de vida, quienes tienen que salir a trabajar y quienes tenemos que quedarnos en casa. Estar en casa no significa evadirse de la realidad, pero influye en nuestra visión de la realidad.

Considero que el apoyo al gobierno de coalición es imprescindible, máxime cuando la derecha y la extrema derecha atacan sin control y con bastante inconsistencia cada medida que toma. Vivimos una situación para la que nadie tiene las recetas adecuadas, se improvisa, claro, no hay recetas seguras, pero una oposición que no fuera destructiva e irracional, hubiera sido positiva.

Apoyar al gobierno no quiere decir que haya que aceptarlo todo sin una posición crítica, sin pensar que hay medidas que deberían tomarse con urgencia. Es el caso de la renta básica, renta mínima o renta vital, que muchas personas deseamos que se implante sin dilación. Sin entrar en debates sobre cómo debe denominarse, considero imprescindible que de forma urgente se aprueben medidas para que las personas/familias que están sufriendo esta crisis sanitarias con mayor crudeza, reciban un salario que les permita sobrevivir con dignidad.

Leyendo a algunas economistas feministas, parece claro que es posible hacerlo sin dilación, que se estipule una renta de forma inmediata, más allá de que posteriormente sea permanente o se denomine de otra manera. Queremos volver a la «normalidad», por supuesto, pero no se trata de volver al modelo de sociedad de hace un mes. En estos momentos tenemos la oportunidad de cambiar ese modelo y dar prioridad a las necesidades de las personas que sufren siempre y ahora viven situaciones insostenibles.

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El trabajo de cuidados no remunerado es un factor clave

 para determinar si las mujeres acceden al empleo y permanecen en él,

 así como la calidad de los trabajos que desempeñan.

OIT

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Se han publicado en los últimos días varios informes sobre vulnerabilidad y pobreza que llaman a la reflexión. VOCES CONTRA LA PRECARIEDAD:MUJERES Y POBREZA LABORAL EN EUROPA de Intermón Oxfam, presenta una realidad poco halagüeña, en especial para las mujeres. Señala: En la Europa de los 28 (UE-28), al igual que en España, las mujeres tienen el doble de probabilidades de tener un trabajo con baja remuneración que los hombres, es decir,  la recuperación de la crisis económica está aumentando las desigualdades de género.

El VI Informe FOESSA Exclusión Estructural e Integración Social, al analizar la salida de la crisis apunta a una recuperación, pero sólo para determinados sectores de población, para las personas con riesgo de vulnerabilidad y pobreza los avances, cuando los hay, son limitados. El porcentaje de hogares con todos sus activos en paro han disminuido considerablemente, pero esto no ha supuesto que la vulnerabilidad de los hogares disminuya. La población en situación de exclusión ha pasado del 16,4% en 2007 al 18,4 actual, 4 millones de personas viven en condiciones de exclusión severa, 1.2 millones más que en 2013. Una situación a destacar: tener empleo no garantiza salir de la vulnerabilidad, debido a la precariedad, los bajos salarios y la temporalidad. El informe que estamos analizando no contempla datos desagrados por sexo, lo que es incomprensible. Al analizar la exclusión en base a los hogares se enmascara la realidad de las mujeres.

Por su parte el estudio: EL ESTADO DE LA POBREZA, seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España, investiga los cambios registrados en el número de personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social mediante el estudio de la evolución del indicador AROPE y de sus componentes, entre los años 2009 y 2015. En la llamada Estrategia EU2020, se pretende reducir el número de personas que viven en situaciones de pobreza y exclusión social. Para España el objetivo se situaba en reducir el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social en 1,4 millones antes del año 2020. Pero la realidad es muy diferente, transcurrida ya la mitad del período previsto para la consecución de los objetivos europeos, puede afirmarse que en España no sólo no se ha avanzado en la reducción de la pobreza y la exclusión social, sino que ésta ha aumentado enormemente. En 2013 se produjo un ligero avance, pero a partir de 2014 empeora la situación.

El trabajo de cuidados no remunerado es un factor clave para determinar si las mujeres acceden al empleo y permanecen en él, así como la calidad de los trabajos que desempeñan, según el informe: EL TRABAJO DE CUIDADOS Y LOS TRABAJADORES DEL CUIDADO PARA UN FUTURO CON TRABAJO DECENTE. Añade que: el grueso del trabajo de cuidados en todo el mundo es realizado por cuidadoras y cuidadores no remunerados, en su mayoría mujeres y niñas pertenecientes a grupos socialmente desfavorecidos.

En el mundo, el trabajo doméstico no remunerado e invisibilizado de las mujeres asciende a 10 billones de dólares al año, el 13% del PIB mundial, Intermón Oxfam.

Los roles de género siguen siendo determinantes para las mujeres que ven mermadas sus posibilidades de empleo, se ven abocadas a trabajar a tiempo parcial y en trabajos precarios. Las mujeres tienen el doble de posibilidades que los hombres de estar en un trabajo parcial no deseado en España… y  casi 3 de cada 4 personas con un trabajo parcial involuntario son mujeres, FOESA.

A menos que estas necesidades de cuidado adicionales sean abordadas por políticas de cuidado adecuadas, esta demanda adicional de trabajo de cuidados remunerado –si continúa sin satisfacerse– probablemente siga limitando la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, imponiendo una carga adicional a las mujeres y acentuando más aún la desigualdad, OIT.

pobreza-infantil-familias-monoparentales-save-the-childrenSegún Save the Children: El riesgo de pobreza o exclusión social infantil afecta a más de uno de cada tres menores de edad en España (35,8%) y no ha dejado de crecer desde el 2007, superando las tasas de la población general. Continúa diciendo que esta situación afecta al 53,3% de los hogares monoparentales. El 83% de estas familias está encabezada por una mujer, por lo que debemos hablar de familias monomarentales y en este caso la pobreza infantil aumenta, incluso cuando la madre tenga empleo. Una vez más constatamos que es imprescindible abordar esta situación con un enfoque de género que permita una mejor identificación de los factores de exclusión. 

Estas citas nos ponen en un escenario preocupante, un elevado número de personas viven en nuestro país en situación de precariedad y las mujeres son las más perjudicadas. He analizado reiteradamente las implicaciones que tiene para las mujeres ser las principales responsables de lo que se ha dado en llamar el trabajo de cuidar. En ¿Por qué cuidan las mujeres?, desmonto la idea de que las mujeres lleven impreso en su ADN el instinto de cuidar: Hay quienes consideran ‘natural’ que cuiden las mujeres, piensan que ellas están más preparadas biológicamente, que es su función hacerlo, pero se olvidan que mujeres y hombres no nacen con unas capacidades diferentes, que es la construcción social del género la que determina las tareas que unas y otros deben realizar en cada momento de su vida.

Todas las personas en situación de dependencia merecen un trato digno, vivan en una residencia pública o privada, en un centro de día o en su domicilio. Por su vulnerabilidad merecen respeto y dignidad. Queda mucho por hacer, dice Eva Nasarre en su cuenta de twitter.  No puedo estar más de acuerdo, incido en que las políticas públicas tienen que tener en cuenta las desigualdades de género, eliminar dichas desigualdades, no potenciarlas.

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