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Archive for the ‘Corresponsabilidad’ Category

No hay nada esencial en la biología del sexo femenino

que haga a las mujeres más aptas

 para cuidar de sus semejantes que los hombres.

Victoria Camps

«Poner los cuidados en el centro», es una frase que escuchamos a menudo pero, como sucede con los slogans que se popularizan, carece de significado concreto. Porque, ¿qué significa poner los cuidados en el centro?

Habla Victoria Camps, en Tiempo de cuidados, de la «ética del cuidado», definiéndola como «una ética alternativa a la ética racionalista, pensada por y para un individuo racional y autónomo, sujeto de derechos». La ética del cuidado es más «una ética de casos», señala la autora, que parte del supuesto de que no existen soluciones válidas para todas las situaciones, aunque sean similares. La ética del cuidado «exige flexibilidad, adaptación a los contextos, actuación desde circunstancias que no son iguales aunque se parezcan».

Esta idea sitúa el cuidado a otro nivel, piensa en cómo debe ser tratada cada persona teniendo en cuenta su realidad concreta.

Pero…, una cosa es la teoría y otra la práctica cotidiana. Leer a Victoria Camps supone ver los cuidados a un nivel tan distinto del que tenemos actualmente que cabe preguntarse si los planteamientos de la autora no son más que una utopía, una idea que queda bien sobre el papel pero imposible de aplicar. Pensamos que el planteamiento que se hace en Tiempo de cuidados, no debe ser visto como utópico, sino como una guía, como el esbozo de un nuevo paradigma al que debemos aspirar si queremos una sociedad más justa.

Los cuidados no pueden seguir recayendo en las mujeres, como citamos al principio, no hay nada en la biología que determine que ellas están más cualificadas para cuidar. Es la sociedad la que ha delimitado el papel, las tareas que las mujeres deben cumplir en la sociedad, considerando que los hombres deben hacerse cargo de las tareas productivas dejando para las mujeres las de reproducción. La división sexual del trabajo no tiene sentido en las sociedades avanzadas. Es imprescindible el reparto de los cuidados. «La ética del cuidado en una democracia es una ética de reparto de responsabilidades».  

Todas las personas tenemos derecho a recibir los cuidados pero el derecho a ser cuidadas/os lleva implícita la obligación de cuidar. De acuerdo con Camps el derecho al cuidado, como todo derecho fundamental, debe estar garantizado por el estado. «Los gobiernos deben hacerse cargo de los cuidados y hacerlo repartiendo responsabilidades, procurando que la ciudadanía asuma también sus deberes de cuidado, que corresponda en cada caso».

Dice la autora en Tiempo de cuidados que hay que avanzar hacia una sociedad cuidadora, en la que se debe cuidar con cuidado. «No hay fórmulas que indiquen cual es la mejor forma de cuidar. Cuidar consiste en ir más allá, dar algo más que lo estrictamente necesario». Resulta complicado llevar a cabo esta idea de Camps si no se modifican de forma radical las condiciones en las que hoy día se presta el cuidado, ya sea de forma remunerada o no remunerada, en especial a las personas mayores y/o dependientes.

Hemos analizado en otras ocasiones las deficiencias en la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, conocemos los problemas acaecidos en las residencias geriátricas durante el confinamiento, valoramos los esfuerzos que se están realizando para salir del atolladero en el que se encuentra el sistema de atención a la dependencia y que el COVID-19 agudizó. Dada la realidad que vivimos, leer a Camps produce una cierto desasosiego, cierta desesperanza. ¿Cómo cuidar teniendo en cuenta los deseos de la persona, acompañándola en su proceso de envejecimiento pero respetando su autonomía en las condiciones que se prestan hoy los cuidados? Hay mucho que hacer, mucho que cambiar en las políticas públicas de cuidado si queremos que pasen del modelo asistencial al de acompañamiento,  si queremos caminar hacia una democracia de cuidados.

No vamos a hablar del «autocuidado», que analiza Camps, sólo apuntaremos algunas interrogantes que ella plantea. «¿Cómo entender el autocuidado para que no sea un obstáculo para el cuidado del otro?», «¿en qué medida el cuidado de sí puede entenderse como una condición necesaria para cuidar de los demás?»

Finalizamos con la pregunta que hacíamos al principio, ¿qué significa poner los cuidados en el centro? Pues cambiar de paradigma, aplicando el modelo que se plantea en Tiempo de cuidados, que no es fácil de implantar pero que sería ventajoso para toda la sociedad.

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Escribí este articulo en 2013 para le revista Fanzine Imposible 7. Lo recupero hoy porque al entrar en vigor los permisos de paternidad iguales e intransferibles, se ha abierto el debate en las redes sociales sobre si es una medida que favorece a las mujeres o no.

La situación de las mujeres, con respecto a la maternidad y los cuidados, poco ha cambiado en estos nueve años y mi opinión sigue siendo la misma. Los cuidados deben ser compartidos por los hombres, y las administraciones deben implicarse con políticas públicas que favorezcan la corresponsabilidad. Queda mucho por hacer y así lo señalaba en este artículo.

Cuidar y conciliar sí, pero…. las mujeres

Introducción

Mucho se habla de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, pero en general se potencian medidas para facilitar que las mujeres, las madres sean las que asuman el cuidado de hijas e hijos o de personas dependientes; los hombres, los padres se quedan al margen. Cuidar de la familia ha sido tradicionalmente un trabajo realizado por las mujeres y a pesar de los grandes cambios que se han experimentado, cuidar sigue siendo «cosa de mujeres».

Se teoriza continuamente sobre la importancia de los cuidados, que si debe valorarse más, que cuidar es una tarea gratificante, que si cuidar a mayores, dependientes y bebés debe considerarse prioritario, en fin, que se debate mucho pero a la hora de la verdad poco se hace para solventar un problema cada día más acuciante.

A menudo se sigue justificando que sean las mujeres las que abandonen el trabajo remunerado de manera temporal o reduzcan la jornada laboral para hacerse cargo de las personas de la familia que necesitan cuidados, pero no se tiene en cuenta las consecuencias que acarrea a las mujeres. Como es evidente la situación es diferente si se trata de cuidar de una criatura recién nacida o de dependientes.

Maternidad/paternidad

La idea de que las mujeres, es decir, las madres, están mejor preparadas para cuidar es una explicación que no se sostiene, es un argumento esencialista. Esgrimir el instinto maternal no deja de ser una manera de naturalizar una situación que de hecho perjudica seriamente a las mujeres. Porque, ¿qué sucede con las mujeres que no son madres o las que deciden no cuidar?, ¿son menos mujeres? En alguna ocasión conocidos políticos han defendido esta idea, que es tan obsoleta y falta de fundamento que no merece la pena perder tiempo en desmontarla.

Esta pretendida defensa de la maternidad, de los derechos de las madres a cuidar de sus criaturas esconde otra realidad: la maternidad discrimina. Las madres, cuando nace una criatura, se ausentan del trabajo remunerado 16 semanas, tiempo legal de permiso de maternidad. El padre, por el contrario, solamente dispone de 2 semanas.

Esta diferencia en el permiso por nacimiento o adopción de madres y padres es la primera contradicción por razón de género que encontramos y que no tiene justificación legal. Se esgrime que es para que la madre se reponga del parto. Esto es cierto para las 6 primeras semanas, por eso son obligatorias, mientras las diez restantes puede cedérselas al padre porque son para el cuidado de la criatura recién nacida. ¿Por qué entonces los padres disponen solamente de dos semanas? Si se trata de que las niñas/os necesitan atención a tiempo completo durante un determinado periodo, ¿por qué no se facilita que los padres puedan cuidar?

Los permisos de maternidad y paternidad deben ser iguales, intransferibles y pagados al 100% para avanzar en igualdad y para eliminar la discriminación que sufren las mujeres al ser madres o por el simple hecho de que puedan serlo, es lo que se llama discriminación estadística.

Esta propuesta de permisos iguales e intransferibles y pagados al 100% es defendida por la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento o Adopción, PPiiNA. En la Proposición de Ley que dicha Plataforma ha elaborado y que se registró en el congreso en el 2012, se hace especial hincapié en que estos permisos deben ser para todas las parejas, ya que tiene en cuenta que la realidad social ha cambiado y que las parejas del mismo sexo deben tener los mismos derechos cuando tienen descendencia.

El Congreso de los Diputados ha admitido en diferentes ocasiones que esta diferencia en los permisos para madres y padres es una «disfunción en la legislación actual» y ha instado al Gobierno a que iguale los permisos de maternidad y paternidad. En la subcomisión de Igualdad del Congreso se admitió también la necesidad de igualar los permisos. ¿Por qué entonces no se amplía el permiso de paternidad? ¿Qué resistencias existen? Aunque se busquen justificaciones la realidad es que el patriarcado se resiste a permitir que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres. Defender la igualdad entre mujeres y hombres de manera teórica es fácil, es «políticamente correcto«, pero cuando se trata de actuar, la cosa cambia, comienzan las justificaciones.

«Cuando la situación económica lo permita«, es la argumentación para no ampliar el permiso de paternidad y que madres y padres no dispongan del mismo tiempo para cuidar, pero es evidente que esto no es más que una coartada para justificar que las mujeres dediquen un tiempo al trabajo remunerado, pero sin abandonar sus funciones de madres, esposas, etc.

Los datos no dejan lugar a dudas, sólo un reducido número de padres, 6,67%, piden excedencia para cuidar. De las mujeres que trabajan a tiempo parcial el 95,33% lo hacen para cuidar de hijas/os y otros familiares, el porcentaje de hombres es del 12,20%.

Vemos pues que ser madres o ser padres tiene consecuencias muy diferentes en lo que al empleo se refiere. Salarios más bajos, problemas para acceder a puestos de alta dirección, «techo de cristal», son algunos de ellos.

 Dependencia

Los cambios socioculturales que se han producido, entre los que hay que destacar la masiva incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, unido a que la esperanza de vida es cada vez mayor, ha supuesto que el cuidado de personas mayores sea un problema. La Ley de Dependencia vino a dar respuesta a esta situación y a resolver la demanda de cuidados profesionales para las personas dependientes, pero tras diez años de aplicación, está muy lejos de cumplir las expectativas que provocó.

Analizada con perspectiva de género, la Ley de Dependencia presentaba algunos puntos cuestionables. Veamos:

Artículo 14.4: «El beneficiario podrá, excepcionalmente, recibir una prestación económica para ser atendido por cuidadores no profesionales, siempre que se den condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo establezca su Programa Individual de Atención».

Artículo 18.1 «Excepcionalmente, cuando el beneficiario esté siendo atendido por su entorno familiar, y se reúnan las condiciones establecidas en el artículo 14.4, se reconocerá una prestación económica para cuidados familiares».

Aquí vamos a hablar de «cuidadoras familiares o informales«, dado que la mayoría de personas que cuidan a dependientes en el entorno familiar y que se acogen a esta medida son mujeres, cerca del 90%. El lenguaje sí importa.

La Ley establecía que las cuidadoras familiares o no profesionales, además de la aportación económica que se estable en función del grado de dependencia de la persona a cuidar, serían dadas de alta en la Seguridad Social, pero esta norma se suprimió con la reforma del 2012, que además de reducir en un 15% las prestaciones económicas para cuidados en el entorno familiar, establece que la Seguridad Social corra a cargo de la cuidadora y también aumenta el copago.

Para hacernos una idea de las implicaciones de estos cambios debemos tener en cuenta que las aportaciones a las cuidadoras no profesionales no llega de media a los 250 € mensuales, y siempre en función del grado de dependencia de la persona a atender. Esta prestación, que se ha dado en llamar «la paguita», vista con enfoque de género, se vio desde el principio como una trampa para las mujeres.

Tengamos en cuenta que el hecho de que una hija dedique parte de su tiempo a cuidar de su madre o de su padre se ve como lo normal, «es lo que tiene que hacer»; si ahora pagan por hacerlo… ¿Cómo va a quejarse? No importa que lo que reciba por esta tarea sea una cantidad mínima, “está cobrando”, los hombres de la familia ya pueden despreocuparse. Además, ¿Qué sucede cuando la persona a quien cuida fallece? En muchos casos abandonaron el trabajo remunerado y su reinserción es difícil, bien por edad o por falta de formación.

La Ley de Dependencia contempla también que los cuidados a personas dependientes se lleve a cabo en el entorno familiar con ayuda profesional, es decir, ayuda a domicilio. El número de horas que la Ley de Dependencia proporciona está en función del grado de dependencia reconocida. Actualmente el «Grado III: Gran Dependencia», recibe entre 46/70 horas mensuales. Es decir, a una persona totalmente dependiente, se le conceden un máximo de 70 horas mensuales, que si lo distribuimos entre 30 días vemos que recibirá 2,30 horas diarias. ¿Quién cuida las 21,70 horas restantes? La respuesta es fácil: una mujer que habrá dejado de lado parte de su vida para realizar el mandato de género que la sociedad patriarcal sigue asignando a las mujeres.

Podemos preguntarnos: ¿Por qué cuidan las mujeres?, ¿por qué las mujeres «deciden» modificar radicalmente su vida cuando la madre o el padre comienzan a ser dependiente?, ¿qué les lleva a asumir los cuidados en solitario o con las hermanas, madres, cuñadas, dejando que los hombres de la familia se mantengan al margen?

A pesar de los muchos avances en lo que a igualdad entre mujeres y hombres se refiere, la división sexual del trabajo sigue presente en la sociedad y condiciona la vida de las mujeres. Como ya hemos señalado, el «trabajo de cuidar sigue siendo cosa de mujeres«. Ante esta situación, ¿cómo compatibilizar cuidados y trabajo remunerado?

Conciliación

¿Quién no ha escuchado miles de veces que es fundamental que se implementen medidas de conciliación? Las empresas, las administraciones, las organizaciones empresariales, etc., hablan constantemente de ello, pero la realidad es que los avances son lentos y cada vez un problema más acuciante. Compatibilizar la vida laboral y familiar, no digamos ya la personal, es difícil, cuando no imposible.

Son muchas las causas que impiden la conciliación. Sin pretender enumerarlas todas vamos a señalar las más importantes. En primer lugar los horarios, la jornada partida, las largas pausas para la comida, la poca o nula flexibilidad horaria, la cultura empresarial que potencia el presentismo y hace que las horas que se permanece en el lugar de trabajo sean excesivas. Esta situación supone que al nacer una criatura sea difícil compatibilizar su cuidado con el trabajo remunerado.

Como hemos señalado los cuidados recaen en las mujeres principalmente, son ellas en definitiva las que «concilian», es decir, las que reducen su jornada laboral, se apartan temporalmente del empleo o piden ayuda a abuelas/os para cuidar a niñas y niños. En el caso de las personas dependientes cuando se tienen medios económicos se busca ayuda externa, cuando no se tienen esos medios hay pocas alternativas.

No existen soluciones mágicas para solventar la situación, pero sí está claro que es imprescindible la corresponsabilidad en los cuidados, es decir, los hombres deben asumir la responsabilidad de cuidar al mismo nivel que las mujeres, pues mientras esto no se produzca, por muchas medidas que se tomen, serán las mujeres las que concilien y ello supone un coste en lo personal y en lo profesional, que tiene consecuencias en el presente y en el futuro.

Si bien es imprescindible que los hombres se corresponsabilicen en los cuidados, no es suficiente, son necesarias políticas públicas efectivas y que tengan en cuenta la realidad que vivimos.

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La violencia machista es un problema estructural que se perpetúa en nuestra sociedad, así lo refleja la MACROENCUESTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2019. Los datos de la encuesta son escalofriantes:

.- 1 de cada 2 mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujer. Suponen 11.688.411 mujeres.

.- Un 8,7% (1.778.550 mujeres) han sufrido violencia física antes de cumplir los 15 años de edad.

Un dato alarmante, por las consecuencias que tiene para la salud física y psíquica de la infancia, es que el 51,7% de las mujeres, que han sufrido violencia física, sexual o emocional de alguna pareja y tenían hijas/os en ese momento, afirman que estos presenciaron o escucharon lo que ocurría y que sus hijas e hijos menores sufrieron violencia a manos de la pareja violenta.

Las mujeres hemos logrado importantes avances, como el acceso a la educación o al empleo, pero no han servido para erradicar la violencia que, por el hecho de ser mujeres, sufrimos a diario.  A veces se presenta la violencia machista como algo del pasado, como si la sociedad machista y patriarcal hubiera desaparecido. Los avances en igualdad de derechos y oportunidades que hemos alcanzado tendrían que servir para que la violencia de género cesará, para que las generaciones de mujeres jóvenes no tuvieran que soportar lo que sus predecesoras hemos vivido, pero la encuesta citada demuestra que las jóvenes son las que más sufren violencia machista.

.- El 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años sufren acoso sexual o violencia física o psíquica por parte de sus parejas o exparejas.

Pero ¿quién maltrata, viola o comete abuso sexual? La Macroencuesta lo deja claro: El 99,6% de las mujeres que han sufrido violencia sexual experimentaron esta por parte de un agresor hombre. Esto nos lleva al hecho de que si 11.688.411 de mujeres han sufrido algún tipo de violencia, ese es el número de hombres que agreden a sus parejas o exparejas, a niñas o jóvenes, a mujeres con las que tienen algún tipo de relación o parentesco, porque no debemos olvidar que las agresiones a menores son perpetradas en el entorno familiar.

Los datos de esta encuesta debería poner la violencia machista en primer plano de la agenda política, económica y social y la pandemia que estamos viviendo no puede servir de justificación para que esta realidad se olvide. Las mujeres son las más perjudicadas en esta crisis que sufrimos como consecuencia del COVID19 por diversas razones.

El sector servicios es uno de los que más está sufriendo la pandemia y las mujeres trabajaban mayoritariamente en este sector de producción. Hemos denunciado de manera reiterada que los cuidados no deben ser «cosa de mujeres», que debe avanzarse en la corresponsabilidad, tanto de los hombres como de las administraciones y empresas.

El cierre de los colegios, centro de atención a mayores y dependientes, la tragedia de las residencias geriátricas, etc., han  agudizado un problema endémico y al que no se le ha prestado la suficiente atención. El mayor peso de los cuidados está recayendo sobre las mujeres, lo que tiene consecuencias desastrosas. son muchas las migrantes que trabajan cuidando de las `personas mayores en condiciones de precariedad, sin tener opción de acceder al Ingreso Mínimo Vital, por no tener papeles. Cuando estas mujeres dejan de percibir ingresos no sufren ellas solas, sus hijas e hijos se ven privados de lo necesario para sobrevivir.

Tampoco podemos olvidarnos de la dramática situación de las mujeres inmersas en el sistema prostitucional, encerradas en prostíbulos, más sometidas que nunca al poder de los proxenetas, ¿qué pueden hacer más que seguir siendo explotadas? Se está demandando el cierre de los prostíbulos por cuestiones de salud para los mal llamados «clientes», pues si deben cerrarse porque son espacios de explotación de mujeres. Pero hay que ofrecer soluciones habitacionales,  económicas y formativas para que esta medida sea real y pueda mantenerse a largo plazo. El cierre de prostíbulos podría ser el primer paso para abolir la prostitución. De nuevo tenemos que tener claro que los prostíbulos se mantienen porque hay hombres que están dispuestos a pagar por disponer a su antojo del cuerpo de las mujeres.

Los hombres de nuevo son los que ejercen la violencia sobre las mujeres.

 

 

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La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género.

 

El informe de Oxfam Intermón Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, denuncia que la desigualdad económica está fuera de control y que es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo.

Cuidar de niñas y niños, de personas mayores o enfermas, cocinar, lavar, coser, ir a buscar agua y leña, etc., son tareas que las sociedades patriarcales asignan a las mujeres y ello tiene costes importantes para su desarrollo personal y profesional. En muchas sociedades las niñas, desde muy pequeñas, se encargan de las tareas domésticas y de cuidado. «En todo el mundo, las mujeres y las niñas en situación de pobreza asumen una parte desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado, especialmente aquellas que, por pertenecer a determinados colectivos, no solo sufren discriminación por razones de género, sino también de raza, etnia, nacionalidad, sexualidad y casta. Las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado«.

Los cuidados son el gran hándicap para la igualdad de oportunidades, para la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. A pesar de que la aportación de las mujeres a la economía es fundamental, su trabajo no es valorado ni económica ni socialmente. Oxfam ha calculado que tan solo el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres aporta a la economía un valor añadido de al menos 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica la aportación de la industria de la tecnología.

El elevado tiempo de trabajo que mujeres dedican al cuidado, en especial en la etapa reproductiva, repercute en sus ingresos, en su nivel de vida.

El trabajo remunerado de cuidados también lo realizan en su mayoría mujeres que trabajan en condiciones de precariedad y, en muchos casos, desprotegidas por la legislación. El siguiente gráfico lo refleja con claridad.

Siguiendo con el informe vemos que: El mundo se enfrenta a una inminente crisis de los cuidados, derivada de las consecuencias del envejecimiento demográfico, los recortes en los servicios públicos y los sistemas de protección social, y los efectos del cambio climático, que amenazan con empeorar la situación y aumentar la carga sobre las personas que asumen el trabajo de cuidados.

Algunas recomendaciones del informe que es imprescindible tener en cuenta:

1.- Los gobiernos deben invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.

2.- Los Gobiernos deben adoptar medidas para reducir drásticamente la brecha entre los más ricos y el resto de la sociedad y dar prioridad al bienestar del conjunto de la ciudadanía en vez de fomentar un crecimiento y un beneficio económico insostenibles.

3.- Los Gobiernos deben garantizar la adopción de políticas jurídicas, económicas y laborales que protejan los derechos de todas las personas que llevan a cabo el trabajo de cuidados sin remunerar y remunerado, tanto en el sector formal como en el informal. Esto debe incluir la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre la protección de las trabajadoras y los trabajadores del hogar.

4.- Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas que consideran que el trabajo de cuidados es responsabilidad de las mujeres y las niñas, dan lugar a un reparto desigual de dichas tareas y perpetúan la desigualdad tanto económica como de género.

5.- Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados. Las empresas y negocios deben asumir su responsabilidad de contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe que estamos analizando se publica el mismo día que la RAE rechaza el uso de lenguaje inclusivo. Relacionar los dos informes es casi inevitable. El Informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución, considera que: Son inequívocamente inclusivos en la Constitución grupos nominales en plural como niños, padres e hijos profesores trabajadores, jueces, magistrados, abogados, electores consumidores militares, funcionarios, extranjeros, ministros, alcaldes, presidentes, embajadores , etc., pues con el masculino genérico se designa a ambos sexos. Resulta cuando menos curioso que si vea necesario desdoblar cuando la constitución hace referencia a ‘princesa’. El sustantivo princesa no aparece en la Carta Magna. Sí se menciona al Príncipe. Es recomendable sustituir estas tres menciones por fórmulas coordinadas como el Príncipe o la Princesa de Asturias.

También recomienda desdoblar rey/reina. Las mujeres que no somos de la realeza no tenemos derecho a ser nombradas.

Este espacio utilizará un lenguaje inclusivo, no sexista, que nombre a las mujeres y visibilice su papel en la sociedad.

#LoQueNoSeNombraNoEsixte

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La maternidad discrimina. Esta es una afirmación que nadie pone en duda, lo que si cambia y mucho son las medidas que se proponen para erradicar dicha discriminación.

davLa plataforma PPiiNA lleva años reivindicando permisos de paternidad y/o adopción iguales, intransferibles y pagados al 100%, para avanzar en la corresponsabilidad en los cuidados tras el nacimiento. Hace unos años las/os portavoces de dicha plataforma nos veíamos en la necesidad de explicar nuestra propuesta, es decir, las ventajas que conlleva que los padres y las madres se comprometan por igual en el cuidado de sus hijas e hijos al nacer. Esto ya no es necesario, una parte importante de la sociedad ya lo tiene claro y considera la ampliación del permiso de paternidad una necesidad. Que las empresas sigan discriminando a las mujeres no se acepta y hay un gran consenso social a favor de la propuesta de la PPiiNA.

Hoy el problema que se presenta es otro y tiene un gran peligro: considerar los permisos de maternidad y paternidad, no como un derecho individual, sino como un derecho de la pareja. Esto es lo que pretende Ciudadanos con su nueva ley que denomina Ley de Conciliación, Igualdad y Apoyo a las Familias. A falta de conocer los detalles de la ley, de las declaraciones de Rivera ya podemos hacer algunas consideraciones.

Ciudadanos propone una ampliación de los permisos de maternidad y paternidad a 30 semanas. Este es el primer problema, presenta los permisos de maternidad y paternidad como un bloque, como si fueran un derecho de la pareja y no un derecho individual. En la Plataforma PPiiNA venimos denunciando la trampa que supone una medida de este tipo. Bajo la apariencia de que la pareja elija ‘libremente’ quién disfruta de este permiso parental, se esconde una realidad: son las madres las que se cogen los permisos cuando son transferibles, son ellas las que reducen su jornada laboral, con las graves consecuencias que como bien sabemos tiene para ellas en lo que a la promoción, salario, etc., supone.

No podemos olvidar que en nuestra sociedad la división sexual del trabajo sigue siendo una realidad y como consecuencia las mujeres tienen menor salario, brecha salarial de género, menor tasa de actividad y empleo que los hombres y por el contrario sufren mayores tasas de paro. La propuesta de ciudadanos consolida el sistema de cuidados actual y, lo que es peor, lo hace con la apariencia de que supone un avance. Decir que aumenta los permisos a 30 semanas es una trampa. Recordemos: las madres tienen 16 semanas, los padres tienen 4 semanas, lo que debe aumentar, de manera igualitaria, es el permiso de paternidad de manera progresiva hasta llegar a las 16 semanas de las madres, todo lo demás son falacias para que las mujeres sigan cuidando.

Otra cuestión que plantean es ‘premiar la corresponsabilidad’, con un ‘bonus’ que ampliaría dos semanas los permisos. Señor Rivera, para avanzar en corresponsabilidad lo que es imprescindible son permisos de maternidad/paternidad igualitarios. Cuando lleguemos a eso nos plantearemos cómo seguir avanzando. Las mediadas que proponen no son más que artificios para frenar los avances que la sociedad demanda, lo que en realidad buscan es impedir que la sociedad cambie hacia un modelo más igualitario donde las mujeres sean ciudadanas de pleno derecho, sin verse limitadas por los condicionantes de género a los que su formación quiere abocarlas, al considerar los permisos parentales como una derecho de la unidad familiar, no de cada persona.

La propuesta de la PPiiNA, permisos por nacimiento o adopción, para las personas progenitoras, con un diseño igualitario es la que busca un modelo de sociedad diferente en que las niñas y los niños sean cuidados, desde que nacen, por sus dos progenitoras/es. Los roles de género se consolidan cuando son las madres las que cuidan a sus hijas e hijos al nacer, para eliminarlos es imprescindible que los padres se incorporen al cuidado desde el momento del nacimiento y que lo hagan en solitario, no como ‘ayuda’.

No todo son malas noticias, hoy celebramos que el congreso ha admitido a trámite La Proposición de Ley relativa a la reforma del sistema de permisos y prestaciones para el cuidado y atención de menores por parte de sus progenitores/as, en casos de nacimiento, adopción, guarda con fines de adopción o acogimiento, presentada por el grupo parlamentario Unidos Podemos-En comú podem-En marea. Por fin se debatirá en el Pleno del Congreso una Proposición de Ley con el diseño que propone la PPiiNA.

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Tras la moción de censura se ha abierto un tiempo de cambio y esperanza y Pedro Sánchez ha dado respuesta a las demandas de las mujeres, del movimiento feminista.  El gobierno que ha formado no sólo es paritario, sino que cuenta, por primera vez, con más mujeres que hombres. Lo que también hay que destacar es que son mujeres con un gran recorrido profesional y político, esto demuestra lo que desde muchos ámbitos se viene señalando: Hay muchas mujeres preparadas para ocupar puestos de poder, ya sea político, económico, mediático

Cuando conocemos estos datos llega también la noticia de que Lina Gálvez, conocida economista y feminista, ha sido nombrada consejera de Salud de la Junta de Andalucía y que Soledad Gallego Díaz, será directora de El País. Tanto tiempo esperando, exigiendo que se tenga en cuenta a las mujeres, reclamando que tengan voz… y hoy por fin celebramos que en la nueva etapa política que se inicia las mujeres tienen la palabra.

Llevamos mucho tiempo reivindicado que se deje de ningunear a las mujeres, que no puede ser que cuando se trata de buscar personas expertas en temas científicos, económicos, periodísticos, políticos, etc., sólo se cuente con hombres. Hemos reclamado muchas veces  en las redes sociales:  #NoSinMujeres. Desde ahora nadie se atreverá a decir que no hay mujeres preparadas. Pedro Sánchez las ha encontrado en un plazo récord, no parece que fuera tan difícil, sólo hacía falta voluntad, querer hacerlo.

Hay otras cuestiones que se plantean ahora. ¿Se seguirá hablando de Consejo de Ministros? Sería una incongruencia que siendo mayoría de mujeres no se las nombrara. El lenguaje inclusivo debe comenzar a utilizarse desde todos los ámbitos y hacerlo bien. El lenguaje sí importa, porque lo que no se nombra no existe.

Otro peligro nos acecha ahora que hay tantas mujeres ministras. Ya lo vimos ayer, lo que preocupaba era su estilo de vestir. Apenas conocimos sus nombres ya leímos titulares con comentarios en este sentido. En esta nueva etapa esperamos que los medios de comunicación comiencen a nombrar a las mujeres por sus logros, a cuestionarlas si no cumplen lo que prometen, pero por favor, olvídense de sus vestidos y peinados, es indigno además de sexista.

Escribo esto mientras quienes componen el nuevo gobierno están jurando o prometiendo su cargo. Creo que vivimos un momento histórico, que mucho debe al movimiento feminista,  que desde hace tiempo está señalando que a las mujeres no se les puede dejar de lado, que las reivindicaciones feministas deben estar en la agenda política de manera clara. El hecho de que la vicepresidenta, Carmen Calvo, sea también ministra de Igualdad nos hace pensar que la igualdad será aplicada de forma transversal en todos los ministerios, en todas las políticas. Violencia de género, brecha salarial, techo de cristal, trabajadoras domésticas sin derechos, cuidadoras informales en situaciones de precariedad, permisos de maternidad/paternidad igualitarios para avanzar en la corresponsabilidad en los cuidados… son sólo algunos ejemplos de lo que esperamos que más pronto que tarde cambie.

#SiConMujeres

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La creación del Ministerio de Igualdad en 2008 fue una medida primordial, pues implicaba poner en primer plano la necesidad de implantar políticas de igualdad. Estuvo presidido por Bibiana Aído. Joven, mujer, ministra…, tres cuestiones por las que fue criticada desde su nombramiento. Como señala Nuria Varela (Cansadas, 2017), «Si aún no habíamos hecho nada, no había gestión, ni siquiera habíamos presentado en el Congreso las líneas de trabajo ni los objetivos de la legislatura, ¿a qué venía tanta crítica? ¿En qué se sustentaba?».

La aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, fue un hito en muchos aspectos, entre ellos el aumento del permiso de paternidad, que pasó a ser de dos semanas. La Ley 9/2009, de 6 de octubre amplía para 2011 el permiso de paternidad a cuatro semanas. Esta medida se fue retrasando y no entró en vigor hasta enero de 2017. Los hombres en su mayoría han disfrutado de dicho permiso (en torno al 93%, según la SS).

La Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles, PPiiNA, fue creada en 2007 y su objetivo es que los permisos de maternidad/paternidad sean iguales, intransferibles y pagados al 100%. Tiene elaborada una Proposición de Ley que ha presentada a los grupos parlamentarios para que sea debatida en el pleno.

Por qué era necesaria la Ley de Igualdad y por qué es necesaria la reivindicación de la PPiiNA

A pesar de los profundos cambios que se habían producido en España en las últimas décadas del pasado siglo, los roles de género seguían muy presentes en la sociedad en 2007, siendo el rol de cuidadoras el que más influía en el acceso, permanencia y promoción en el trabajo remunerado. Las mujeres se ausentan del puesto de trabajo cuando sus criaturas enferman, son ellas las que reducen su jornada o solicitan excedencias para cuidar de sus hijas/os, lo que tiene importantes consecuencias para las mujeres.

La Ley de Igualdad se presentó como una vida de solución, pero a día de hoy no ha tenido los resultados previstos. Poco ha cambiado la situación desde 2007. Son las mujeres las que trabajan mayoritariamente a tiempo parcial y lo hacen principalmente para cuidar de hijas e hijos, sufren discriminación en el salario (brecha salarial), en la promoción (techo de cristal) y en todo lo relativo al empleo.

Como vemos en los gráficos, el trabajo a tiempo parcial es ‘cosa de mujeres’ y la razón de optar por reducir la jornada laboral es el cuidado de hijas e hijos menores de 14.

Presentación1La brecha salarial de género se mantiene a lo largo de los años y no tiene trazas de desaparecer. Como vemos en el gráfico, la brecha salarial de género se sitúa en el 14,9% si tomamos como referencia el salario/hora. Pero es mucho más elevada si tomamos como referencia el salario bruto anual, 35.7%.

 

 

Esta diferencia se debe a que se analizan factores como: los complementos salariales, el trabajo a tiempo parcial, la segregación vertical y horizontal, las menores tasas de empleo y actividad o los trabajos feminizados.

Aún queda mucho camino por recorrer, las mujeres se han incorporado masivamente al empleo pero los hombres no lo han hecho en la misma medida en el cuidado familiar. Ser madre era y sigue siendo un hándicap para las mujeres. Por ello la PPiiNA sigue reivindicando que los permisos de maternidad/paternidad sean iguales, intransferibles y pagados al 100%, porque esta medida tendrá una influencia decisiva en la eliminación de la desigualdad de género[i].

[i] Este Artículo fue publicado en Público «La revolución de todas». http://www.publico.es/mujer/ley-igualdad-ley-necesaria-suficiente. Esta versión incluye  gráficos.

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Hemos vivido un 8 de marzo que hará historia, por mucho que algunos no se quieran enterar de que las mujeres estamos hartas de soportar la discriminación por ser madres, por ser mujeres, hartas de sufrir abusos, de ver cómo se asesina a mujeres sin que la sociedad se inmute, Este #8M hemos dicho BASTA YA.

El presidente y sus ministras y ministros viven en la inopia, decían que no eran feministas, que iban a hacer huelga a la japonesa para dar ejemplo y otra sarta de sandeces que todas escuchábamos asqueadas. El gobierno no se quería enterar de que las mujeres no vamos a soportar más su ineficacia, su silencio cómplice ante la situación de discriminación que las mujeres sufrimos en todas las facetas de nuestra vida.

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Comienza la #HuelgaFeminista8M

Pero…, las mujeres hemos hablado en las calles, durante días muchas mujeres, en su mayoría mujeres jóvenes (o jóvenas) han salido a la calle, han ido a los mercados, han reivindicado su puesto en la sociedad. La huelga feminista ha sido todo un éxito, a pesar de no haber sido apoyada por los sindicatos mayoritarios (tan sólo paros parciales) ni por algunos partidos, que alegaban que los sindicatos eran sus aliados naturales; aún siento tristeza e indignación, dejémoslo estar. Tal vez no veían claro el poder del feminismo…

Resulta que se equivocaron, que la #HuelgaFeminista, laboral, de cuidados, estudiantil y de consumo ha sido un éxito, que en muchas ciudades el #8M fue feminista, que los gritos de las mujeres exigiendo #IGUALDADREAL no han podido ser acallados. Tanto es así que en el #8M el presidente del gobierno apareció con el lazo morado «a buenas horas mangas verdes», como dice el refrán popular. Debería darles vergüenza a esos dirigentes y otras/os que renegaron de la #HuelgaFeminista, que al ver que las mujeres tomaban las calles claudicaron y decidieron sumarse y ‘apoyar’.

Podríamos decir del gobierno que ‘más vale tarde que nunca’, pero eso será si se ponen manos a la obra y comienzan a trabajar ya, a tomar medidas reales, a poner en marcha cambios estructurales para que las mujeres ocupen el puesto que les corresponde por derecho en la sociedad. Deben tener claro que no vamos a dejarnos engañar por falsas promesas o buenas palabras. El #8M les pillo desprevenidos, pónganse a trabajar .

El #8M fuimos muchas y seremos más exigiendo nuestros derechos. Pónganse a trabajar ya, que la igualdad de género es una necesidad ineludible. Es la hora del feminismo, en España y en el mundo, porque en 70 paises las mujeres exigieron igualdad de oportunidades.

Las mujeres tienen la palabra.

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El 22 de febrero se celebra el ‘Día Internacional por la Igualdad Salarial’, pero este año el debate ha comenzado pronto debido a que el presidente del gobierno ha demostrado una falta de sensibilidad que no tiene justificación ante la discriminación que sufren las mujeres. Parece que el hecho de que en España las mujeres cobren de media entre el 14,9% y el 35,7%, menos que los hombres, no parece ser cosa del gobierno. Esto queda reflejado en el siguiente gráfico, en función los datos que tomemos como referencia: salario/hora o ingresos anuales.

Brecha Salarial de Género

Elaboración propia a partir de datos de  Eurostat

Las mujeres cobran menos que los hombres por realizar tareas similares. Hace unos meses el Tribunal Superior de Justicia de Canarias declaró nulo por discriminación de género el pacto salarial de un hotel de Tenerife por considerar que el plus que recibían los camareros de sala, 85% hombres, discriminaba a las camareras de piso, 92% mujeres. Aquí estaríamos hablando de salario/hora y situaciones como ésta son bastante comunes.

Siempre que se habla de brecha salarial de género la pregunta obligada es por qué esta discriminación. Es más, se argumenta que las mujeres se han incorporado más tarde al trabajo remunerado y que la diferencia se igualará con el paso del tiempo, o se duda de que las mujeres cobren menos que los hombres. Se suele decir ‘en mi empresa las mujeres cobramos igual que los hombres’,  pero hay muchos aspectos que subyacen al computar el salario y que son más comunes de lo que creemos. Veamos:

  • Las mujeres ocupan puestos peor remunerados y que no se corresponden con su formación académica.
  • Los trabajos realizados por las mujeres están peor valorados económica y socialmente.
  • Las mujeres trabajan a media jornada en mayor medida que los hombres.
  • Los puestos de mayor responsabilidad están ocupados por hombres, son ellos los que deciden quien promociona, quien cobra pluses, etc.

En definitiva, el poder económico está en manos masculinas y, una vez más, debemos recordar a Celia Amorós cuando habla de los ‘pactos entre pares’. La ‘brecha salarial total’ se debe a estos factores y como hemos visto es donde la diferencia salarial es mayor.

Una de las principales causas de la desigualdad salarial es la diferencia en el uso del tiempo de mujeres y de hombres. Las mujeres siguen empleando mucho más tiempo en trabajos no remunerados que los hombres. Son ellas las encargadas del cuidar a sus criaturas al nacer y como consecuencia las empresas las consideran como menos disponibles para el empleo. Es decir, que la maternidad discrimina. Por el contrario ser padres supone un plus.

¿Para cuándo permisos de maternidad/paternidad iguales e intransferibles como viene defendiendo desde hace años la Plataforma PPiiNA? Algunos partidos llevan en su programa electoral esta propuesta, pero parece que les cuesta llevar la Proposición de Ley que tiene elaborada la PPiiNA al Pleno del Congreso. ¿Hasta cuándo vamos a tener que esperar por una medida que se sabe posibilitará el cambio de roles de género?

La brecha salarial entre mujeres y hombres no tiene justificación y no puede esperarse que las diferencias vayan desapareciendo de forma gradual. Según el Informe Mundial sobre la brecha de género de 2017, a nivel mundial la brecha salarial de género se está ampliando. Es, pues, necesario que se tomen medidas y que se penalice el incumplimiento de la ley. No se entiende que se vea mal sancionar a las empresas que incumplan la legislación en materia de igualdad, cuando en cualquier otra cuestión las sanciones son lo normal.

Un salario menor influye en el hoy y en el mañana, la esperanza de vida es cada vez más elevada y la pensión de jubilación de las mujeres es inferior a la de los hombres, según UGT un 37%. Además, separarse del trabajo remunerado para ocuparse de la familia supone que, en muchos casos, las mujeres no llegan a cotizar para cobrar una pensión contributiva, viéndose abocadas a vivir muchos años de forma precaria.

 

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Fuente: El empresario, diario digital de las empresasLa CEOE, en el informe «Perspectiva empresarial sobre la conciliación de la vida laboral y familiar» se posiciona, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, contraria a que aumente el permiso de paternidad, lo que no sorprende demasiado. Siendo sus directivos hombres que detentan el poder no podía ser de otra manera. No pueden aceptar que una medida que facilite la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres se ponga en marcha. Se olvidan de que el modelo de sociedad hombre sustentador/esposa dependiente está obsoleto y que lo que hoy se demanda es que todas las personas sean económicamente solventes y que se corresponsabilicen de las tareas de cuidado por igual.

Dicen los poderosos hombres de la CEOE, haciendo alusión al aumento a cuatro semanas del permiso de paternidad, que: «El objetivo (de la conciliación) no puede ser que los hombres abandonen o limiten su participación en el mercado laboral para facilitar la participación femenina». No les vendría nada mal a los directivos de la CEOE leerse la Proposición de Ley de la PPiiNA, para que se hagan una idea de que quienes defendemos que los permisos de maternidad/paternidad deben ser iguales, intransferibles y pagados al 100% no pretendemos que los hombres abandonen el mercado laboral, faltaría más, lo que proponemos es que los hombres se impliquen en el cuidado de sus criaturas desde el momento del nacimiento y que las mujeres dejen de ser discriminadas por ser madres.

La CEOE debería preocuparse más bien por eliminar la discriminación que sufren las mujeres por el hecho de ser madres o por el hecho de que puedan serlo, lo que se llama discriminación estadística. La citada organización debería tener en cuenta lo que dice Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico: «La desigualdad de género priva al mundo de un enorme recurso de talento sin explotar en un momento en que es tan importante para abordar los enormes desafíos y las fuerzas disruptivas que enfrentamos».

La CEOE dice que no es positivo reducir la jornada laboral de las madres y de los padres para cuidar de la familia,  por supuesto que no, más adecuado sería jornadas más cortas para todas las personas. Sorprende que la CEOE no se haya preocupado por el hecho de que las mujeres se ven obligadas a abandonar su carrera profesional, total o parcialmente, tras las 16 semanas del permiso de maternidad para cuidar de sus hijas e hijos, pero cuando los padres se ausentan del mercado laboral cuatro semanas se inquietan. ¿Será que temen que con la ampliación del permiso de paternidad la masculinidad hegemónica pierda posiciones? Resulta curioso que cuando los hombres comienzan a disfrutar de cuatro semanas de permiso de paternidad, que se lo toman en torno al 80% de los padres, los directivos se ven en la necesidad de posicionarse en contra.

Proponen en el citado informe ‘una mayor infraestructura pública de servicios de atención a niños y mayores dependientes y la implantación de ayudas, subsidios y otros beneficios orientados a las familias y que los horarios de estos centros sean flexibles’. Escuelas infantiles de cero a tres años, a precios asequibles, y servicios de calidad para las personas dependientes, son evidentemente imprescindibles, pero la propuesta de la CEOE de ampliar y flexibilizar los horarios de escuelas infantiles y centros de atención a la dependencia, parece más una medida orientada a facilitar la plena disposición para el trabajo remunerado que facilitar que mujeres y hombres puedan compatibilizar trabajo remunerado, trabajo doméstico y desarrollo personal. Se olvida la CEOE que los cambios de horario son perjudiciales para todas las personas, y no hablemos ya de niñas y niños o personas mayores, para quienes es fundamental una cierta rutina en los horarios y actividades cotidianas. No se trata de ampliar horarios, más bien se trata de que los horarios laborales se adecuen a las necesidades de las personas.

Ofende leer en el citado informe conceptos como ‘corresponsabilidad’ o ‘igualdad de género’, cuando las medidas que se proponen están completamente alejadas de lo que estos términos significan. Jugar con las palabras sólo sirve para justificar su apuesta por el libre mercado y la ampliación de beneficios económicos, para ellos prioritario. Esto se ve claro si analizamos otra de sus propuestas: mejorar la fiscalidad del segundo sustentador familiar o, lo que es lo mismo, mayores ventajas para la tributación conjunta. María Pazos Morán[1] señala al respecto: «La declaración de la renta conjunta es un estímulo para que las mujeres sigan en los hogares». Medidas como ésta dejan clara la idea que subyace en el informe.

Hablar de conciliar la vida laboral, personal y familiar es en estos momentos algo vacío si no se contempla la perspectiva de género, es decir, si no se tiene en cuenta que las mujeres están en posición de desventaja, que los roles y estereotipos de género están influyendo en cómo se posicionan mujeres y hombres en la sociedad actual. Mientras la brecha salarial de género sea una realidad, mientras el acceso a puestos de alta dirección sea un ‘techo de cristal’ para la mayoría de las mujeres, mientras las ocupaciones que en mayor medida realizan las mujeres sean menos valoradas que las que de forma habitual realizan los hombres, la conciliación seguirá siendo cosa de mujeres.

Tal vez sea eso lo que, con subterfugios, quiera la CEOE. Pero se olvidan de que las mujeres no vamos a conformarnos con medias tintas, que queremos ser trabajadoras con plenos derechos y no vamos a permitir que nos vengan con trampas para que sigamos desempeñando esas funciones que a ellos no les gusta.

[1] Autora de «Desiguales por Ley», Editorial, Catarata

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