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Archive for the ‘Dependencia’ Category

No hay nada esencial en la biología del sexo femenino

que haga a las mujeres más aptas

 para cuidar de sus semejantes que los hombres.

Victoria Camps

«Poner los cuidados en el centro», es una frase que escuchamos a menudo pero, como sucede con los slogans que se popularizan, carece de significado concreto. Porque, ¿qué significa poner los cuidados en el centro?

Habla Victoria Camps, en Tiempo de cuidados, de la «ética del cuidado», definiéndola como «una ética alternativa a la ética racionalista, pensada por y para un individuo racional y autónomo, sujeto de derechos». La ética del cuidado es más «una ética de casos», señala la autora, que parte del supuesto de que no existen soluciones válidas para todas las situaciones, aunque sean similares. La ética del cuidado «exige flexibilidad, adaptación a los contextos, actuación desde circunstancias que no son iguales aunque se parezcan».

Esta idea sitúa el cuidado a otro nivel, piensa en cómo debe ser tratada cada persona teniendo en cuenta su realidad concreta.

Pero…, una cosa es la teoría y otra la práctica cotidiana. Leer a Victoria Camps supone ver los cuidados a un nivel tan distinto del que tenemos actualmente que cabe preguntarse si los planteamientos de la autora no son más que una utopía, una idea que queda bien sobre el papel pero imposible de aplicar. Pensamos que el planteamiento que se hace en Tiempo de cuidados, no debe ser visto como utópico, sino como una guía, como el esbozo de un nuevo paradigma al que debemos aspirar si queremos una sociedad más justa.

Los cuidados no pueden seguir recayendo en las mujeres, como citamos al principio, no hay nada en la biología que determine que ellas están más cualificadas para cuidar. Es la sociedad la que ha delimitado el papel, las tareas que las mujeres deben cumplir en la sociedad, considerando que los hombres deben hacerse cargo de las tareas productivas dejando para las mujeres las de reproducción. La división sexual del trabajo no tiene sentido en las sociedades avanzadas. Es imprescindible el reparto de los cuidados. «La ética del cuidado en una democracia es una ética de reparto de responsabilidades».  

Todas las personas tenemos derecho a recibir los cuidados pero el derecho a ser cuidadas/os lleva implícita la obligación de cuidar. De acuerdo con Camps el derecho al cuidado, como todo derecho fundamental, debe estar garantizado por el estado. «Los gobiernos deben hacerse cargo de los cuidados y hacerlo repartiendo responsabilidades, procurando que la ciudadanía asuma también sus deberes de cuidado, que corresponda en cada caso».

Dice la autora en Tiempo de cuidados que hay que avanzar hacia una sociedad cuidadora, en la que se debe cuidar con cuidado. «No hay fórmulas que indiquen cual es la mejor forma de cuidar. Cuidar consiste en ir más allá, dar algo más que lo estrictamente necesario». Resulta complicado llevar a cabo esta idea de Camps si no se modifican de forma radical las condiciones en las que hoy día se presta el cuidado, ya sea de forma remunerada o no remunerada, en especial a las personas mayores y/o dependientes.

Hemos analizado en otras ocasiones las deficiencias en la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, conocemos los problemas acaecidos en las residencias geriátricas durante el confinamiento, valoramos los esfuerzos que se están realizando para salir del atolladero en el que se encuentra el sistema de atención a la dependencia y que el COVID-19 agudizó. Dada la realidad que vivimos, leer a Camps produce una cierto desasosiego, cierta desesperanza. ¿Cómo cuidar teniendo en cuenta los deseos de la persona, acompañándola en su proceso de envejecimiento pero respetando su autonomía en las condiciones que se prestan hoy los cuidados? Hay mucho que hacer, mucho que cambiar en las políticas públicas de cuidado si queremos que pasen del modelo asistencial al de acompañamiento,  si queremos caminar hacia una democracia de cuidados.

No vamos a hablar del «autocuidado», que analiza Camps, sólo apuntaremos algunas interrogantes que ella plantea. «¿Cómo entender el autocuidado para que no sea un obstáculo para el cuidado del otro?», «¿en qué medida el cuidado de sí puede entenderse como una condición necesaria para cuidar de los demás?»

Finalizamos con la pregunta que hacíamos al principio, ¿qué significa poner los cuidados en el centro? Pues cambiar de paradigma, aplicando el modelo que se plantea en Tiempo de cuidados, que no es fácil de implantar pero que sería ventajoso para toda la sociedad.

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El Resumen Ejecutivo de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 dice que estos presupuestos están llamados a cambiar el rumbo de España. Estamos ante unos Presupuestos de país que deben sentar las bases de un cambio de modelo productivo que nos fortalecerá como sociedad. Son los Presupuestos de la Transformación para construir un país mejor, más justo socialmente, más productivo, más ecologista y más feminista. Los PGE se sustentan en cuatro pilares básicos: la transformación digital, la transición ecológica, la cohesión territorial y social, y la necesidad de una agenda feminista que sume a todos y a todas.

Resulta alentador leer en los PGE esta declaración de intenciones. El feminismo como movimiento social busca el cambio social para llegar a un nuevo modelo de sociedad. Parafraseando a Victoria Sau, el feminismo implica que las mujeres toman conciencia de su situación de opresión y dominación que sufren en la sociedades patriarcales. Esta toma de conciencia lleva implícita la búsqueda de un modelo de sociedad donde las desigualdades no tengan cabida. Si una sola mujer sufre cualquier tipo de discriminación, ya sea por razón de sexo, del color de su piel, del lugar de procedencia…, el feminismo no habrá logrado sus metas. Por eso es gratificante leer que uno de los pilares del gobierno es seguir una agenda feminista.

Son muchas las medidas sociales que se incluyen en los PGE, aquí vamos a centrarnos en los cuidados y más específicamente en la dependencia, porque como hemos repetido hasta la saciedad una de las principales causas de la desigualdad son los cuidados. Son las mujeres las que cuidan: las madres, las abuelas, las hermanas, las mujeres migrantes… Ya sea trabajo remunerado o no remunerado, es realizado mayoritariamente por mujeres.

El vicepresidente Iglesias en la presentación del anteproyecto de ley de PGE 2021, dijo que se aportarían más de 600 millones de euros al sistema de dependencia para reducir las listas de espera y mejorar las prestaciones, revirtiendo los recortes que se perpetraron en 2012. Se emplearán también más de 700 millones de los fondos europeos para mejorar la atención a las personas mayores y transitar desde el actual modelo basado en las residencias hacia un modelo más parecido al de los países nórdicos que apueste por la atención domiciliaria

El incremento presupuestario al sistema de dependencia es muy importante, sobre todo porque modifica la tendencia de los últimos años. Dicho lo cual tenemos que señalar que los 600 millones que se destinan en los PGE son claramente insuficientes. Debemos tener en cuenta que según la «Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales», los recortes presupuestarios acumulados desde 2012, ascienden a 5.864 millones. Si el sistema de atención a la dependencia ya se demostró claramente insuficiente, la aportación presupuestaria actual servirá para rebajar las listas de espera y poco más.

Desde que comenzó la pandemia que aún sufrimos, las deficiencias de las residencias geriátricas han tenido como consecuencia que muchas personas mayores hayan fallecido sin atención y en soledad, otras muchas siguen sin recibir la atención a la que tienen derecho y no parece que se hayan tomado medidas eficaces. Las residencias son necesarias, hemos hablado de ello refiriéndonos a Madrid, pero su problemática se puede generalizar para el conjunto del Estado. Enlacemos esta idea con las declaraciones del vicepresidente Pablo Iglesias sobre el paso a un nuevo modelo de atención a la dependencia. Como modelo teórico ideal, la atención domiciliaria es sin duda la más deseada, pero requeriría una inversión muy superior a los 700 millones presupuestados para este fin.  

A modo de ejemplo, el estudio Atención a la dependencia en España. Evaluación del sistema actual y propuesta de implantación de un sistema basado en el derecho universal de atención suficiente por parte de los servicios públicos, realizado por el Instituto de Estudios Fiscales, que toma como referencia el modelo nórdico, señala que el gasto público en cuidados de las personas mayores dependientes se situaría en unos 12.000 millones de euros, es decir, se necesitaría un incremento de 7.000 millones de euros. El presupuesto actual está tan lejos de estas cifras que no merece la pena debatir la factibilidad de la idea.

Otro debate que merece la pena es si el modelo nórdico de cuidados es el mejor y en el caso de que lo fuera  qué condiciones socioeconómicas requeriría su implantación para su viabilidad y que los cuidados no recayeran de nuevo sobre las mujeres. Otro día analizaremos esta cuestión.

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La violencia machista es un problema estructural que se perpetúa en nuestra sociedad, así lo refleja la MACROENCUESTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2019. Los datos de la encuesta son escalofriantes:

.- 1 de cada 2 mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujer. Suponen 11.688.411 mujeres.

.- Un 8,7% (1.778.550 mujeres) han sufrido violencia física antes de cumplir los 15 años de edad.

Un dato alarmante, por las consecuencias que tiene para la salud física y psíquica de la infancia, es que el 51,7% de las mujeres, que han sufrido violencia física, sexual o emocional de alguna pareja y tenían hijas/os en ese momento, afirman que estos presenciaron o escucharon lo que ocurría y que sus hijas e hijos menores sufrieron violencia a manos de la pareja violenta.

Las mujeres hemos logrado importantes avances, como el acceso a la educación o al empleo, pero no han servido para erradicar la violencia que, por el hecho de ser mujeres, sufrimos a diario.  A veces se presenta la violencia machista como algo del pasado, como si la sociedad machista y patriarcal hubiera desaparecido. Los avances en igualdad de derechos y oportunidades que hemos alcanzado tendrían que servir para que la violencia de género cesará, para que las generaciones de mujeres jóvenes no tuvieran que soportar lo que sus predecesoras hemos vivido, pero la encuesta citada demuestra que las jóvenes son las que más sufren violencia machista.

.- El 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años sufren acoso sexual o violencia física o psíquica por parte de sus parejas o exparejas.

Pero ¿quién maltrata, viola o comete abuso sexual? La Macroencuesta lo deja claro: El 99,6% de las mujeres que han sufrido violencia sexual experimentaron esta por parte de un agresor hombre. Esto nos lleva al hecho de que si 11.688.411 de mujeres han sufrido algún tipo de violencia, ese es el número de hombres que agreden a sus parejas o exparejas, a niñas o jóvenes, a mujeres con las que tienen algún tipo de relación o parentesco, porque no debemos olvidar que las agresiones a menores son perpetradas en el entorno familiar.

Los datos de esta encuesta debería poner la violencia machista en primer plano de la agenda política, económica y social y la pandemia que estamos viviendo no puede servir de justificación para que esta realidad se olvide. Las mujeres son las más perjudicadas en esta crisis que sufrimos como consecuencia del COVID19 por diversas razones.

El sector servicios es uno de los que más está sufriendo la pandemia y las mujeres trabajaban mayoritariamente en este sector de producción. Hemos denunciado de manera reiterada que los cuidados no deben ser «cosa de mujeres», que debe avanzarse en la corresponsabilidad, tanto de los hombres como de las administraciones y empresas.

El cierre de los colegios, centro de atención a mayores y dependientes, la tragedia de las residencias geriátricas, etc., han  agudizado un problema endémico y al que no se le ha prestado la suficiente atención. El mayor peso de los cuidados está recayendo sobre las mujeres, lo que tiene consecuencias desastrosas. son muchas las migrantes que trabajan cuidando de las `personas mayores en condiciones de precariedad, sin tener opción de acceder al Ingreso Mínimo Vital, por no tener papeles. Cuando estas mujeres dejan de percibir ingresos no sufren ellas solas, sus hijas e hijos se ven privados de lo necesario para sobrevivir.

Tampoco podemos olvidarnos de la dramática situación de las mujeres inmersas en el sistema prostitucional, encerradas en prostíbulos, más sometidas que nunca al poder de los proxenetas, ¿qué pueden hacer más que seguir siendo explotadas? Se está demandando el cierre de los prostíbulos por cuestiones de salud para los mal llamados «clientes», pues si deben cerrarse porque son espacios de explotación de mujeres. Pero hay que ofrecer soluciones habitacionales,  económicas y formativas para que esta medida sea real y pueda mantenerse a largo plazo. El cierre de prostíbulos podría ser el primer paso para abolir la prostitución. De nuevo tenemos que tener claro que los prostíbulos se mantienen porque hay hombres que están dispuestos a pagar por disponer a su antojo del cuerpo de las mujeres.

Los hombres de nuevo son los que ejercen la violencia sobre las mujeres.

 

 

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Fui sobre agua edificada. Mis muros de fuego son. Esta es mi insignia y mi blasón

Mural pintado por Alberto Corazón en la fachada de un edificio de plaza de Puerta Cerrada

El aislamiento pasa factura, no importa que hayas vivido estos casi tres meses en una situación digamos privilegiada, Quiero decir acompañada, en un espacio con todas las comodidades y sin problemas reseñables. No salir de casa durante tanto tiempo da una sensación de irrealidad, sobre todo al principio. Disponer de las nuevas tecnologías ha sido importante. Ver, aunque sea a través de una pantalla, a las personas más cercanas ha sido fundamental y a pesar de disponer de todas estas ventajas, la crisis que vivimos afecta.

Escribí mi primera entrada en este espacio un mes después de comenzar el estado de alarma. Reclamaba en ese post una renta básica, renta mínima o renta vital. Hoy celebro que el gobierno haya aprobado un Ingreso Mínimo Vital. Analizaremos en otro momento si va a dar cobertura a todas las personas que necesitan ayuda para cubrir las necesidades más básicas, pero lo que es seguro que es una buena medida, importante y necesaria.

Hoy me propongo hablar de la Comunidad de Madrid, de la mala gestión de su presidenta y de las consecuencias que está teniendo y tendrá para el conjunto de la población. Una de las cuestiones más dolorosas que hemos vivido estos meses ha sido la desatención en la que han vivido las personas mayores que estaban en residencias o vivían solas. Más de 5.000 mayores han fallecido en las residencias de la Comunidad de Madrid. En torno al 90% eran de residencias privadas y concertadas.

La Comunidad de Madrid hizo caso omiso de las reiteradas denuncias que desde diferentes ámbitos se venían haciendo de la desatención que sufrían las personas mayores en las residencias. En algunos casos el personal de dichas residencias también denunciaba la precariedad con la que realizaban su trabajo. También ahora pretende desentenderse del problema y mirar para otro lado cuando se denuncia que se establecieron protocolos para que no se llevara a las personas mayores infectadas por coronavirus a los hospitales.

El daño que la presidenta Ayuso está haciendo tendrá consecuencias incalculables. Debemos recordar que las residencias de mayores son necesarias y en algunas casos imprescindibles. Hablamos de unas residencias en las que las personas vivan en condiciones dignas, en la que estén cuidadas por profesionales con la cualificación adecuada y con atención sanitaria. Costará recuperar la confianza en estos centros, en un momento en el que el estigma que implica llevar a una persona mayor se estaba superando. Centros de día, residencias y atención domiciliaria deben recuperarse lo antes posible, pero no de cualquier manera, con medios adecuados y con gestión pública.

No voy a relatar todas las noticias sobre las atrocidades que se han vivido en las residencias de mayores de la CM y que hemos ido conociendo estos meses, lo que queremos es recordar a todas las mujeres y hombres que se merecían una vida mejor y que por ineptitud de la presidenta Isabel Díaz Ayuso no han tenido. La gestión de las residencias se ha dado a grupos empresariales a los que nada les importan como viven o mueren quienes residen en dichos centros. Lucrarse con los bienes públicos es incalificable, hacerlo con la vida de las personas mayores supone una falta de ética que no puede quedar impune.

La presidenta Ayuso debe dejar de presentarse ante la ciudadanía como si lo que pasa en la comunidad no fuera con ella, solo toma medidas cuando se trata de dejar sin cobertura a las personas más vulnerables. Hoy CC.OO denuncia que ‘La Comunidad de Madrid elimina más de 14.000 plazas en la escuela pública el curso que viene‘. No todo vale señora Ayuso, la educación debe ser pública y gratuita desde los cero años.

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La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género.

 

El informe de Oxfam Intermón Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, denuncia que la desigualdad económica está fuera de control y que es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo.

Cuidar de niñas y niños, de personas mayores o enfermas, cocinar, lavar, coser, ir a buscar agua y leña, etc., son tareas que las sociedades patriarcales asignan a las mujeres y ello tiene costes importantes para su desarrollo personal y profesional. En muchas sociedades las niñas, desde muy pequeñas, se encargan de las tareas domésticas y de cuidado. «En todo el mundo, las mujeres y las niñas en situación de pobreza asumen una parte desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado, especialmente aquellas que, por pertenecer a determinados colectivos, no solo sufren discriminación por razones de género, sino también de raza, etnia, nacionalidad, sexualidad y casta. Las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado«.

Los cuidados son el gran hándicap para la igualdad de oportunidades, para la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. A pesar de que la aportación de las mujeres a la economía es fundamental, su trabajo no es valorado ni económica ni socialmente. Oxfam ha calculado que tan solo el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres aporta a la economía un valor añadido de al menos 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica la aportación de la industria de la tecnología.

El elevado tiempo de trabajo que mujeres dedican al cuidado, en especial en la etapa reproductiva, repercute en sus ingresos, en su nivel de vida.

El trabajo remunerado de cuidados también lo realizan en su mayoría mujeres que trabajan en condiciones de precariedad y, en muchos casos, desprotegidas por la legislación. El siguiente gráfico lo refleja con claridad.

Siguiendo con el informe vemos que: El mundo se enfrenta a una inminente crisis de los cuidados, derivada de las consecuencias del envejecimiento demográfico, los recortes en los servicios públicos y los sistemas de protección social, y los efectos del cambio climático, que amenazan con empeorar la situación y aumentar la carga sobre las personas que asumen el trabajo de cuidados.

Algunas recomendaciones del informe que es imprescindible tener en cuenta:

1.- Los gobiernos deben invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.

2.- Los Gobiernos deben adoptar medidas para reducir drásticamente la brecha entre los más ricos y el resto de la sociedad y dar prioridad al bienestar del conjunto de la ciudadanía en vez de fomentar un crecimiento y un beneficio económico insostenibles.

3.- Los Gobiernos deben garantizar la adopción de políticas jurídicas, económicas y laborales que protejan los derechos de todas las personas que llevan a cabo el trabajo de cuidados sin remunerar y remunerado, tanto en el sector formal como en el informal. Esto debe incluir la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre la protección de las trabajadoras y los trabajadores del hogar.

4.- Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas que consideran que el trabajo de cuidados es responsabilidad de las mujeres y las niñas, dan lugar a un reparto desigual de dichas tareas y perpetúan la desigualdad tanto económica como de género.

5.- Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados. Las empresas y negocios deben asumir su responsabilidad de contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe que estamos analizando se publica el mismo día que la RAE rechaza el uso de lenguaje inclusivo. Relacionar los dos informes es casi inevitable. El Informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución, considera que: Son inequívocamente inclusivos en la Constitución grupos nominales en plural como niños, padres e hijos profesores trabajadores, jueces, magistrados, abogados, electores consumidores militares, funcionarios, extranjeros, ministros, alcaldes, presidentes, embajadores , etc., pues con el masculino genérico se designa a ambos sexos. Resulta cuando menos curioso que si vea necesario desdoblar cuando la constitución hace referencia a ‘princesa’. El sustantivo princesa no aparece en la Carta Magna. Sí se menciona al Príncipe. Es recomendable sustituir estas tres menciones por fórmulas coordinadas como el Príncipe o la Princesa de Asturias.

También recomienda desdoblar rey/reina. Las mujeres que no somos de la realeza no tenemos derecho a ser nombradas.

Este espacio utilizará un lenguaje inclusivo, no sexista, que nombre a las mujeres y visibilice su papel en la sociedad.

#LoQueNoSeNombraNoEsixte

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descargaLa salida de la crisis es una realidad sólo para un número limitado de personas, para una parte importante de la población no es más que un slogan y en el caso de las mujeres la situación es alarmante. Participé hace unos días en una jornada organizada por  la Red Navarra Contra la Pobreza y la Exclusión Social que llevaba por título Ser mujer, ¿billete a la pobreza?. Mujeres sin vivienda y hogar, monomarentalidad, patología dual y salud e inmigración, son realidades que tendemos a olvidar y que resultan escalofriantes cuando las relatan quienes trabajan en esos entornos. Mi intervención comenzó con una pregunta, ¿hemos salido de la crisis?  Los datos que estos días estamos conociendo nos dan la respuesta y es demoledora.

  • La desigualdad económica crece: Tan sólo 8 hombres poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad.
  • Los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más.
  • Estimaciones de la OIT: sólo el 29% de la población a nivel mundial tiene un sistema de protección social integral, es decir, que el 71% tiene una cobertura parcial o está sin protección.
  • En España 4 millones de personas viven en condiciones de exclusión severa. En 2017 estaban en esta situación 1.2 millones menos. FOESA
  • ¿Podemos decir que ha finalizado la crisis?

En Mujer y pobreza (I), analizaba diferentes informes que se han publicado en estos días y lo que queda claro es que la recuperación económica no ha llegado a las mujeres, por el contrario, las desigualdades han aumentado y quedan resaltadas en algunos de los indicadores que se analizan.

  • Al comienzo de la crisis la desigualdad de género se redujo, pero al comenzar la recuperación las condiciones de trabajo de los hombres mejoraron, las de las mujeres se mantuvieron, incluso empeoraron.
  • Desigualdad estructural como consecuencia de los roles de género que llevan a la segregación ocupacional: horizontal y vertical. Sectores feminizados y poco valorados, social y económicamente. El trabajo de cuidados recae en las mujeres en un 87,9%.
  • Desde 2014 aumenta el número de contratos de duración definida y el encadenamiento de contratos. Afecta más a las mujeres.
  • En España tres de cada cuatro personas con trabajo a tiempo parcial involuntario son mujeres. Trabajadoras del hogar y cuidados.
  • Ser mujer joven, con discapacidad o pertenecer a una minoría étnica son factores que influyen en la posibilidad de tener menor salario. Intermón Oxfam.
  • Las familias monoparentales tienen más riesgo de pobreza en Europa. En España el 83% se dichas familias están encabezadas por mujeres. 1.529.900. Hablaremos, pues, de familias monomarentales. Más de la mitad se encuentran en riesgo de pobreza
  • Según un informe de ADECCO, el 59% de las mujeres al frente de una familia monomarental están desempleadas o trabajan en economía sumergida.

Vistos estos datos no parece que podamos hablar de ‘recuperación económica’, salvo que pensemos que no importa que una parte importante de la población carezca de recursos básicos para su supervivencia. Según el Informe FOESA tener empleo no garantiza salir de la vulnerabilidad, debido a la precariedad, los bajos salarios y la temporalidad. En El Estado de la Pobreza. España 2018 VIII Informe anual sobre el riesgo de pobreza y exclusión,  leemos: en España, 12,3 millones de personas (26,6% de la población) se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social.

Canarias-suspende-aplicacion-Ley-Dependencia_EDIIMA20140131_0506_15Dice la OIT: Las políticas de cuidado sensibles a las cuestiones de género y basadas en los derechos humanos también pueden contribuir a transformar la división por sexo del trabajo en los hogares, y cambiar así las actitudes de las personas hacia el trabajo de cuidados. Es importante esta cita porque nos sitúa en el contexto de las cuestiones que se deben abordar si queremos trabajar por un cambio social que nos incluya a todas y a todos, los cuidados deben ser puestos como prioritarios en la agenda política ya que son determinantes en la vida de las mujeres y acarrean todo tipo de desigualdad. No se puede avanzar mientras una sola mujer sufra discriminación por el hecho de serlo, por ser migrante, por tener algún tipo de discapacidad, por su orientación sexual, por su tipo de familia o por cualquier otra circunstancia.

Siguiendo con el informe de la OIT: Las políticas de cuidado son políticas públicas que asignan recursos para reconocer, reducir y redistribuir la prestación de cuidados no remunerada en forma de dinero, servicios y tiempo. Señala también que: las políticas de cuidado transformadoras pueden dar resultados positivos en términos económicos… Estos beneficios son posibles si una parte de la prestación de cuidados asumida por las mujeres y la familia se reorienta al Estado.

La pobreza infantil, la violencia machista, en las que hay que incluir la comercialización del cuerpo de las mujeres, es decir, prostitución y trata, vientres de alquiler, abuso sexual, el trabajo en condiciones de precariedad de las trabajadoras domesticas, la desigualdad salarial, son cuestiones directamente relacionadas y requieren medidas inmediatas. Hacer hincapié en eliminar las discriminaciones que sufren las mujeres desde un planteamiento feminista, desde un planteamiento igualitario, implica trabajar por un modelo de sociedad en el que se incluya a toda la población. Es imprescindible poner a las mujeres en el centro de las políticas.

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El trabajo de cuidados no remunerado es un factor clave

 para determinar si las mujeres acceden al empleo y permanecen en él,

 así como la calidad de los trabajos que desempeñan.

OIT

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Se han publicado en los últimos días varios informes sobre vulnerabilidad y pobreza que llaman a la reflexión. VOCES CONTRA LA PRECARIEDAD:MUJERES Y POBREZA LABORAL EN EUROPA de Intermón Oxfam, presenta una realidad poco halagüeña, en especial para las mujeres. Señala: En la Europa de los 28 (UE-28), al igual que en España, las mujeres tienen el doble de probabilidades de tener un trabajo con baja remuneración que los hombres, es decir,  la recuperación de la crisis económica está aumentando las desigualdades de género.

El VI Informe FOESSA Exclusión Estructural e Integración Social, al analizar la salida de la crisis apunta a una recuperación, pero sólo para determinados sectores de población, para las personas con riesgo de vulnerabilidad y pobreza los avances, cuando los hay, son limitados. El porcentaje de hogares con todos sus activos en paro han disminuido considerablemente, pero esto no ha supuesto que la vulnerabilidad de los hogares disminuya. La población en situación de exclusión ha pasado del 16,4% en 2007 al 18,4 actual, 4 millones de personas viven en condiciones de exclusión severa, 1.2 millones más que en 2013. Una situación a destacar: tener empleo no garantiza salir de la vulnerabilidad, debido a la precariedad, los bajos salarios y la temporalidad. El informe que estamos analizando no contempla datos desagrados por sexo, lo que es incomprensible. Al analizar la exclusión en base a los hogares se enmascara la realidad de las mujeres.

Por su parte el estudio: EL ESTADO DE LA POBREZA, seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España, investiga los cambios registrados en el número de personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social mediante el estudio de la evolución del indicador AROPE y de sus componentes, entre los años 2009 y 2015. En la llamada Estrategia EU2020, se pretende reducir el número de personas que viven en situaciones de pobreza y exclusión social. Para España el objetivo se situaba en reducir el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social en 1,4 millones antes del año 2020. Pero la realidad es muy diferente, transcurrida ya la mitad del período previsto para la consecución de los objetivos europeos, puede afirmarse que en España no sólo no se ha avanzado en la reducción de la pobreza y la exclusión social, sino que ésta ha aumentado enormemente. En 2013 se produjo un ligero avance, pero a partir de 2014 empeora la situación.

El trabajo de cuidados no remunerado es un factor clave para determinar si las mujeres acceden al empleo y permanecen en él, así como la calidad de los trabajos que desempeñan, según el informe: EL TRABAJO DE CUIDADOS Y LOS TRABAJADORES DEL CUIDADO PARA UN FUTURO CON TRABAJO DECENTE. Añade que: el grueso del trabajo de cuidados en todo el mundo es realizado por cuidadoras y cuidadores no remunerados, en su mayoría mujeres y niñas pertenecientes a grupos socialmente desfavorecidos.

En el mundo, el trabajo doméstico no remunerado e invisibilizado de las mujeres asciende a 10 billones de dólares al año, el 13% del PIB mundial, Intermón Oxfam.

Los roles de género siguen siendo determinantes para las mujeres que ven mermadas sus posibilidades de empleo, se ven abocadas a trabajar a tiempo parcial y en trabajos precarios. Las mujeres tienen el doble de posibilidades que los hombres de estar en un trabajo parcial no deseado en España… y  casi 3 de cada 4 personas con un trabajo parcial involuntario son mujeres, FOESA.

A menos que estas necesidades de cuidado adicionales sean abordadas por políticas de cuidado adecuadas, esta demanda adicional de trabajo de cuidados remunerado –si continúa sin satisfacerse– probablemente siga limitando la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, imponiendo una carga adicional a las mujeres y acentuando más aún la desigualdad, OIT.

pobreza-infantil-familias-monoparentales-save-the-childrenSegún Save the Children: El riesgo de pobreza o exclusión social infantil afecta a más de uno de cada tres menores de edad en España (35,8%) y no ha dejado de crecer desde el 2007, superando las tasas de la población general. Continúa diciendo que esta situación afecta al 53,3% de los hogares monoparentales. El 83% de estas familias está encabezada por una mujer, por lo que debemos hablar de familias monomarentales y en este caso la pobreza infantil aumenta, incluso cuando la madre tenga empleo. Una vez más constatamos que es imprescindible abordar esta situación con un enfoque de género que permita una mejor identificación de los factores de exclusión. 

Estas citas nos ponen en un escenario preocupante, un elevado número de personas viven en nuestro país en situación de precariedad y las mujeres son las más perjudicadas. He analizado reiteradamente las implicaciones que tiene para las mujeres ser las principales responsables de lo que se ha dado en llamar el trabajo de cuidar. En ¿Por qué cuidan las mujeres?, desmonto la idea de que las mujeres lleven impreso en su ADN el instinto de cuidar: Hay quienes consideran ‘natural’ que cuiden las mujeres, piensan que ellas están más preparadas biológicamente, que es su función hacerlo, pero se olvidan que mujeres y hombres no nacen con unas capacidades diferentes, que es la construcción social del género la que determina las tareas que unas y otros deben realizar en cada momento de su vida.

Todas las personas en situación de dependencia merecen un trato digno, vivan en una residencia pública o privada, en un centro de día o en su domicilio. Por su vulnerabilidad merecen respeto y dignidad. Queda mucho por hacer, dice Eva Nasarre en su cuenta de twitter.  No puedo estar más de acuerdo, incido en que las políticas públicas tienen que tener en cuenta las desigualdades de género, eliminar dichas desigualdades, no potenciarlas.

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Los hospitales públicos «permiten» que una persona de la familia permanezca tanto de día como de noche durante la hospitalización. Digo permiten porque no hace tanto tiempo que las visitas hospitalarias se limitaban a unas horas al día, salvo casos de extrema gravedad. Es evidente que para una persona enferma estar acompañada es positivo, el apoyo emocional es muy importante, sobre todo cuando se trata de personas mayores que requieren de una atención constante. Pero atender en el entorno hospitalario plantea una serie de problemas que merece la pena analizar.

Hospitales públicos

.- En primer lugar, el cuidado familiar en los hospitales recae mayoritariamente en las mujeres. Es cierto que cada vez se ven más hombres cuidando, pero aún son minoría y cuando lo hacen es más como visita que como cuidadores permanentes. Es decir, se puede afirmar que los roles de género siguen presentes en esta tarea que muchas veces provoca situaciones difíciles; el agotamiento físico, emocional o psicológico se puede apreciar paseando por una planta de geriatría, en la que las estancias hospitalarias suelen ser de larga duración.

Permanecer en una habitación compartida con más pacientes y su familias ya supone un esfuerzo de adaptación importante, si a ello añadimos tener que dormir en un sofá o tener que estar pendiente durante día y noche de que la persona hospitalizada permanezca tranquila, implica un sobreesfuerzo que cualquiera que lo haya vivido, aunque sea sólo un día, conoce lo que esto implica.

.- En segundo lugar, el cuidado familiar supone para el hospital prescindir de personal, pues la familia se ocupa de muchas tareas que deberían ser cubiertas por la institución sanitaria, ser realizadas por las/os profesionales del centro. En el caso de personas que no pueden moverse, que permanecen en cama, son muchas las funciones que desarrollan las familias. Darles  de  comer, estar pendientes de que no adopten posturas inadecuadas, llamar al personal sanitario, tranquilizarles y sobre todo darles afecto.

Como siempre que hablamos de cuidados, sabemos que es gratificante prestar el apoyo necesario a las personas cercanas, sentir que estás atendiendo a una persona a quien quieres, para quien deseas que transcurra su estancia en las mejores condiciones; pero, indudablemente, también es un sufrimiento ver cómo sobrellevan la estancia hospitalaria y cómo se deteriora la persona a quien se cuida. A ello hay que añadir que cuando se trata de personas mayores, la tensión a menudo ya se viene sufriendo desde casa y se agudiza en el hospital.

La escasez de personal ha sido denunciada por los diferentes colectivos de médicas/os y de enfermería, pero en ningún caso se habla del apoyo que prestan las familias dentro del hospital. Resulta, cuando menos curioso, que no se hable nunca del cuidado familiar dentro del hospital, siendo evidente que este cuidado es en estos momentos imprescindible. ¿Qué pasaría ahora mismo si no se permitiera (como sucedía hace años) que una persona permaneciera cuidando en el hospital?  Evidentemente sería imprescindible más personal para que realizara las tareas que ahora realiza la persona que cuida.

.- En tercer lugar hay que analizar el trato que reciben las personas que cuidan, que como hemos señalado, sin ellas el deterioro de la atención hospitalaria sería evidente. Es complicado hablar de cómo el personal sanitario trata a las familias, a las mujeres que cuidan. Es evidente que siempre hay personas que son amables, que tienen en cuenta la situación y que al menos no son desagradables, lo que por desgracia no sucede en muchas ocasiones. La médica o el médico correspondiente ni te mira,  pareces invisible, no responde a tus preguntas o lo hace con condescendencia; te informa como si lo que le pasara al enfermo/a no fuera contigo.  Lo mismo sucede con la enfermera/o, no escucha cuando le comentas lo que le está pasando a la persona que cuidas y te contesta, cuando se digna, que todo lo que se está haciendo no es más que «seguir el protocolo».

Podría llenar una página con los errores que se pueden cometer por no tener en cuenta las condiciones previas al ingreso del/la paciente. No voy a hacerlo porque considero que el personal sanitario  está sometido a fuertes presiones y creo que en conjunto la atención médica en nuestro país es buena  «a pesar de los pesares”. Pero escribo para buscar soluciones.

Los cuidados en el entorno hospitalario vienen a suplir las deficiencias del sistema, ¿por qué entonces no se habla de ello? ¿Por qué no se acepta la realidad y se tiene en cuenta que hay personas, mujeres, que permanecen cuidando día y noche? ¿Por qué no se les escucha cuando señalan cómo ven a sus familiares, puesto que tienen larga experiencia en su cuidado? No pretendo decir que la familia tenga que opinar sobre cuestiones estrictamente médicas, la cuestión es más lógica y más sutil, se trata de establecer un dialogo, de que escuchen tu opinión sobre lo que sabes del día a día de la/el paciente.

Los cuidados son cosa de mujeres, lo hemos señalado en diferentes ocasiones, lo ideal, lo correcto, sería que el sistema sanitario cubriera todas las necesidades médicas y humanas de la persona hospitalizada y que la familia llevara al centro hospitalario el afecto que la enferma o el enfermo necesita. Pero dada la falta de personal sanitario actual, parece complicado que a corto plazo esto sea posible, mientras tanto, humanicemos el trato hacia las familias que cuidan y que desarrollan una actividad imprescindible.

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8 de marzo Día Internacional de las Mujeres

Un año más llega el 8 de marzo y hay que hacer balance, hay que preguntarse si por fin el Día Internacional de las Mujeres es un día para celebrar o si por el contrario, tenemos que seguir reivindicando que las mujeres debemos tener los mismos derechos que los hombres. Como este año tenemos tan cerca el debate de investidura, vamos a analizar si hemos avanzado en representación política.

La actual legislatura cuenta con un 39,4% de mujeres, la cifra más alta desde las elecciones de 1979. Aunque no se llega a la igualdad el avance es importante y hay que celebrarlo. Por otro lado, de las 17 Comisiones Permanentes Legislativas del Congreso de los Diputados, sólo una está presidida por una mujer y es fácil adivinar cuál es: la Comisión de Igualdad. ¿Por qué no puede presidir una mujer la de Economía y Competitividad, por poner un ejemplo? ¿No hay mujeres en el Parlamento suficientemente formadas para ello? ¿O puede ser que los partidos políticos se limitan a cumplir la legislación, paridad en las listas, pero luego siguen con los «pactos entre pares», que decía Celia Amorós?. Primer dato negativo.

En el debate de investidura, de los 17 ponentes sólo tres fueron mujeres. Claro, los cabeza de lista de las formaciones políticas eran hombres en su mayoría y eran hombres los que se presentaban a la presidencia del gobierno. Las mujeres, segundonas en las listas para el 20-D, decía un titular de prensa. Con estos antecedentes no podíamos esperar mucho. Tanto hombre en la tribuna no auguraba nada bueno, como hemos podido constatar, en algunos momentos parecía que estaban midiendo sus fuerzas como machos alfa, más que presentando propuestas. No es bueno generalizar y por ello hay que destacar que ha habido honrosas excepciones, pero ello no es óbice para cuestionar gestos y actitudes que ponen en evidencia que el poder masculino sigue dominando la política.

Juntas podemosEstos días se organizan actos para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres, visto de forma aislada parecería que la igualdad de derechos de las mujeres es una prioridad política en nuestro país, pero ha sido suficiente ahondar un poco para volver de nuevo a cuestionar si no es más que una pantalla, una pantomima que pocas consecuencias positivas acarrea.

Veamos otros aspectos de calado. La violencia machista es una cruel realidad que cada día nos vemos obligadas a denunciar y sin embargo, las propuestas para erradicarla y prevenirla son, en algunos casos, equívocas y en otros claramente suponen un retroceso. La maternidad discrimina y una de las causas es que las mujeres se apartan del mercado laboral al menos 16 semanas, lo que supone que son vistas como «menos disponibles» para el empleo. Los partidos políticos han declarado, en muchas ocasiones, la necesidad de que los permisos de maternidad y paternidad sean iguales intransferibles y pagados al 100%, como lleva años reivindicando la Plataforma PPiiNA, para eliminar los roles de género que tanto perjudican a las mujeres. Sin embargo, encontramos propuestas, que bajo la apariencia de avanzar, proponen medidas que consolidan la discriminación de género, al perpetuar el papel cuidador de las mujeres, como ha denunciado la PPiiNA.

Podemos seguir hablando de la brecha salarial de género que sigue aumentando; de la tasa de paro de las mujeres que es muy superior a la de los hombres, 19,49% los hombres, frente al 22,52% de las mujeres, es decir, menos empleo y peor remunerado; de la Ley de Dependencia que tanto afecta a las mujeres, porque no lo olvidemos, «cuidar tiene nombre de mujer«. Y qué nos encontramos, que no hay verdaderas medidas para paliar las desigualdades y discriminaciones que sufrimos las mujeres.

Por eso debemos concluir que NO, que el 8 de marzo no es día de celebraciones, que el patriarcado sigue imperando y que un año más es un día para reivindicar igualdad de derechos.

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El último informe de la OCDE no deja lugar a dudas: en las llamadas sociedades desarrolladas las mujeres entre 25 y 34 años tienen más formación que los hombres, pero son ellos los que tienen empleo. Es lo que sucede en 34 de los 38 países estudiados, que las jóvenes tienen menores tasas de empleo y mayores tasas de paro, a pesar de estar más formadas que los hombres.

 Comparativa entre el nivel de empleo y de formación de hombres y mujeres por países / OCDE

Comparativa entre el nivel de empleo y de formación de hombres y mujeres por países / OCDE

Llama la atención que cuando se publica un informe de algún organismo internacional, se comente durante un tiempo, generalmente poco, y después se olvide, y que ninguna administración o institución tome cartas en el asunto para poner en marcha las medidas necesarias para eliminar esta discriminación. Parece que leer este u otros informes sobre la discriminación laboral de las mujeres no tienen más función que presentar unos hechos, que no sirven para nada más, cuando debería ser motivo de análisis y de puesta en marcha de medidas para paliar las desigualdades de género.

Causas de esta desigualdad

El informe de la OCDE apunta como la causa los roles de género, que adjudican a las mujeres el trabajo de cuidar. Señala, asimismo, que en los países en los que el número de guarderías es menor es en los que las diferencias en el empleo, o lo que es lo mismo, la discriminación de género es mayor.

El estudio de AEGON detecta que las mujeres ven mermadas sus posibilidades laborales por la necesidad de conciliar su vida laboral con la familiar y personal, es decir, lo que ya hemos dicho antes, son ellas las que se encargan del cuidado de la familia y en especial del cuidado y la crianza de hijas e hijos.

Para compatibilizar las diferentes facetas de su vida, las mujeres en muchos casos se ven obligadas a reducir su jornada laboral, lo que redunda negativamente en su permanencia, promoción en el empleo y en el salario.

¿Qué consecuencias tiene esto para las mujeres?

La discriminación laboral que sufren las mujeres, tanto en el acceso, como en la permanecía o la promoción en el mercado laboral, influye en que su nivel económico sea menor, tanto en el presente como en el futuro. Un estudio de AEGON señala que las mujeres tienen pocas posibilidades de planificar su jubilación. Sólo el 15% de las mujeres españolas considera que los ingresos de su pareja no serán importantes en su jubilación.

Más allá de las consecuencias económicas, los roles de género, causa de la discriminación, impiden a las mujeres desarrollar otras facetas de su vida y condicionan su autonomía. Las tareas de cuidado de personas dependientes también tienen un alto coste emocional para las  mujeres que pocas veces se tiene en cuenta.

Busquemos soluciones

En muchas ocasiones hemos señalado que la maternidad tiene consecuencias negativas para las mujeres y que el hecho de que al nacer o adoptar una criatura, la madre tenga 16 semanas de permiso y el padre tenga 15 días, no es sólo una discriminación legal, sino que favorece que los roles de género sigan primando en la sociedad. Mientras sean las madres las que cuiden, casi en exclusiva, niñas y niños crecerán pensando que es la mujer quien debe realizar esa tarea, que no es cosa de los hombres.

La Plataforma por Permisos Iguales e Intransferible y pagados al 100%, PPiiNA, reivindica un cambio legislativo para cambiar esta situación, que serviría para eliminar los roles y estereotipos de género, para permitir que los padres cuiden y que favorecería la eliminación de la discriminación de género en el mercado laboral.

Cada vez son más los países que apuestan por la ampliación del permiso de paternidad y lo han aumentado en estos momentos de crisis. Incluso el presidente Obama pedía hace pocos días a las agencias federales que den dos semanas de vacaciones pagadas a madres y padres cuando tengan o adopten una criatura.

PPiiNALa PPiiNA tiene elaborado un dosier sobre las ventajas de igualar los permisos de maternidad y paternidad, en el que se pone de manifiesto que toda la sociedad saldría beneficiada si se aplicara dicha medida.

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