La violencia machista es un problema estructural que se perpetúa en nuestra sociedad, así lo refleja la MACROENCUESTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2019. Los datos de la encuesta son escalofriantes:
.- 1 de cada 2 mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujer. Suponen 11.688.411 mujeres.
.- Un 8,7% (1.778.550 mujeres) han sufrido violencia física antes de cumplir los 15 años de edad.
Un dato alarmante, por las consecuencias que tiene para la salud física y psíquica de la infancia, es que el 51,7% de las mujeres, que han sufrido violencia física, sexual o emocional de alguna pareja y tenían hijas/os en ese momento, afirman que estos presenciaron o escucharon lo que ocurría y que sus hijas e hijos menores sufrieron violencia a manos de la pareja violenta.
Las mujeres hemos logrado importantes avances, como el acceso a la educación o al empleo, pero no han servido para erradicar la violencia que, por el hecho de ser mujeres, sufrimos a diario. A veces se presenta la violencia machista como algo del pasado, como si la sociedad machista y patriarcal hubiera desaparecido. Los avances en igualdad de derechos y oportunidades que hemos alcanzado tendrían que servir para que la violencia de género cesará, para que las generaciones de mujeres jóvenes no tuvieran que soportar lo que sus predecesoras hemos vivido, pero la encuesta citada demuestra que las jóvenes son las que más sufren violencia machista.
.- El 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años sufren acoso sexual o violencia física o psíquica por parte de sus parejas o exparejas.
Pero ¿quién maltrata, viola o comete abuso sexual? La Macroencuesta lo deja claro: El 99,6% de las mujeres que han sufrido violencia sexual experimentaron esta por parte de un agresor hombre. Esto nos lleva al hecho de que si 11.688.411 de mujeres han sufrido algún tipo de violencia, ese es el número de hombres que agreden a sus parejas o exparejas, a niñas o jóvenes, a mujeres con las que tienen algún tipo de relación o parentesco, porque no debemos olvidar que las agresiones a menores son perpetradas en el entorno familiar.
Los datos de esta encuesta debería poner la violencia machista en primer plano de la agenda política, económica y social y la pandemia que estamos viviendo no puede servir de justificación para que esta realidad se olvide. Las mujeres son las más perjudicadas en esta crisis que sufrimos como consecuencia del COVID19 por diversas razones.
El sector servicios es uno de los que más está sufriendo la pandemia y las mujeres trabajaban mayoritariamente en este sector de producción. Hemos denunciado de manera reiterada que los cuidados no deben ser «cosa de mujeres», que debe avanzarse en la corresponsabilidad, tanto de los hombres como de las administraciones y empresas.
El cierre de los colegios, centro de atención a mayores y dependientes, la tragedia de las residencias geriátricas, etc., han agudizado un problema endémico y al que no se le ha prestado la suficiente atención. El mayor peso de los cuidados está recayendo sobre las mujeres, lo que tiene consecuencias desastrosas. son muchas las migrantes que trabajan cuidando de las `personas mayores en condiciones de precariedad, sin tener opción de acceder al Ingreso Mínimo Vital, por no tener papeles. Cuando estas mujeres dejan de percibir ingresos no sufren ellas solas, sus hijas e hijos se ven privados de lo necesario para sobrevivir.
Tampoco podemos olvidarnos de la dramática situación de las mujeres inmersas en el sistema prostitucional, encerradas en prostíbulos, más sometidas que nunca al poder de los proxenetas, ¿qué pueden hacer más que seguir siendo explotadas? Se está demandando el cierre de los prostíbulos por cuestiones de salud para los mal llamados «clientes», pues si deben cerrarse porque son espacios de explotación de mujeres. Pero hay que ofrecer soluciones habitacionales, económicas y formativas para que esta medida sea real y pueda mantenerse a largo plazo. El cierre de prostíbulos podría ser el primer paso para abolir la prostitución. De nuevo tenemos que tener claro que los prostíbulos se mantienen porque hay hombres que están dispuestos a pagar por disponer a su antojo del cuerpo de las mujeres.
Los hombres de nuevo son los que ejercen la violencia sobre las mujeres.