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Archive for the ‘Medios de comunicación’ Category

No hay nada esencial en la biología del sexo femenino

que haga a las mujeres más aptas

 para cuidar de sus semejantes que los hombres.

Victoria Camps

«Poner los cuidados en el centro», es una frase que escuchamos a menudo pero, como sucede con los slogans que se popularizan, carece de significado concreto. Porque, ¿qué significa poner los cuidados en el centro?

Habla Victoria Camps, en Tiempo de cuidados, de la «ética del cuidado», definiéndola como «una ética alternativa a la ética racionalista, pensada por y para un individuo racional y autónomo, sujeto de derechos». La ética del cuidado es más «una ética de casos», señala la autora, que parte del supuesto de que no existen soluciones válidas para todas las situaciones, aunque sean similares. La ética del cuidado «exige flexibilidad, adaptación a los contextos, actuación desde circunstancias que no son iguales aunque se parezcan».

Esta idea sitúa el cuidado a otro nivel, piensa en cómo debe ser tratada cada persona teniendo en cuenta su realidad concreta.

Pero…, una cosa es la teoría y otra la práctica cotidiana. Leer a Victoria Camps supone ver los cuidados a un nivel tan distinto del que tenemos actualmente que cabe preguntarse si los planteamientos de la autora no son más que una utopía, una idea que queda bien sobre el papel pero imposible de aplicar. Pensamos que el planteamiento que se hace en Tiempo de cuidados, no debe ser visto como utópico, sino como una guía, como el esbozo de un nuevo paradigma al que debemos aspirar si queremos una sociedad más justa.

Los cuidados no pueden seguir recayendo en las mujeres, como citamos al principio, no hay nada en la biología que determine que ellas están más cualificadas para cuidar. Es la sociedad la que ha delimitado el papel, las tareas que las mujeres deben cumplir en la sociedad, considerando que los hombres deben hacerse cargo de las tareas productivas dejando para las mujeres las de reproducción. La división sexual del trabajo no tiene sentido en las sociedades avanzadas. Es imprescindible el reparto de los cuidados. «La ética del cuidado en una democracia es una ética de reparto de responsabilidades».  

Todas las personas tenemos derecho a recibir los cuidados pero el derecho a ser cuidadas/os lleva implícita la obligación de cuidar. De acuerdo con Camps el derecho al cuidado, como todo derecho fundamental, debe estar garantizado por el estado. «Los gobiernos deben hacerse cargo de los cuidados y hacerlo repartiendo responsabilidades, procurando que la ciudadanía asuma también sus deberes de cuidado, que corresponda en cada caso».

Dice la autora en Tiempo de cuidados que hay que avanzar hacia una sociedad cuidadora, en la que se debe cuidar con cuidado. «No hay fórmulas que indiquen cual es la mejor forma de cuidar. Cuidar consiste en ir más allá, dar algo más que lo estrictamente necesario». Resulta complicado llevar a cabo esta idea de Camps si no se modifican de forma radical las condiciones en las que hoy día se presta el cuidado, ya sea de forma remunerada o no remunerada, en especial a las personas mayores y/o dependientes.

Hemos analizado en otras ocasiones las deficiencias en la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, conocemos los problemas acaecidos en las residencias geriátricas durante el confinamiento, valoramos los esfuerzos que se están realizando para salir del atolladero en el que se encuentra el sistema de atención a la dependencia y que el COVID-19 agudizó. Dada la realidad que vivimos, leer a Camps produce una cierto desasosiego, cierta desesperanza. ¿Cómo cuidar teniendo en cuenta los deseos de la persona, acompañándola en su proceso de envejecimiento pero respetando su autonomía en las condiciones que se prestan hoy los cuidados? Hay mucho que hacer, mucho que cambiar en las políticas públicas de cuidado si queremos que pasen del modelo asistencial al de acompañamiento,  si queremos caminar hacia una democracia de cuidados.

No vamos a hablar del «autocuidado», que analiza Camps, sólo apuntaremos algunas interrogantes que ella plantea. «¿Cómo entender el autocuidado para que no sea un obstáculo para el cuidado del otro?», «¿en qué medida el cuidado de sí puede entenderse como una condición necesaria para cuidar de los demás?»

Finalizamos con la pregunta que hacíamos al principio, ¿qué significa poner los cuidados en el centro? Pues cambiar de paradigma, aplicando el modelo que se plantea en Tiempo de cuidados, que no es fácil de implantar pero que sería ventajoso para toda la sociedad.

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Ya pasaron los premios Goya, una gala aburrida y machista donde las haya y eso que se publicitaba como ‘los Goya feministas’. Nada más lejos de la realidad lo que pudimos ver esa noche. En principio, porque dudo mucho que una gala de estas características se pueda denominar como «feminista», podemos decir que fue más o menos reivindicativa, pero feminista me cuesta verlo.

#MASMUJERES

#Goya2018

Las mujeres y los hombres desfilaron con sus mejores galas, ellas vestidas de diseño, ellos de smoking o vestimentas similares. Pero de lo que se habla y mucho es de cómo visten las mujeres en estos eventos y se analiza hasta el más mínimo detalle, lo que no sucede con los hombres, ellos parece que van a trabajar de smoking todos los días. Pero está claro que dedican tiempo y dinero a decidir que ponerse. La diferencia es que de ellos no se habla. Primera discriminación.

El evento fue presentado por dos hombres, ninguna novedad, es lo que habitualmente sucede, pero que fueran mal hablados fue pasarse de la raya, que utilizaran un ‘lenguaje coloquial’ machista y pretendieran hacer concesiones a la galería con alguna sandez pretendidamente feminista, no tiene justificación. Llama la atención, o no…, la insistencia de los hombres hablando de sus genitales para hacerse los simpáticos, cuando en realidad se les ve como niños grandes llamando la atención. Segunda discriminación.

La ausencia de mujeres protagonistas durante la gala fue más que evidente. Los datos se pueden leer en cualquier artículo de los muchos que se han escrito sobre la entrega de premios, lo que si vimos fue a mujeres que entregaban premios, pocas los recibieron; normal si no estaban nominadas, se puede alegar, además es lógico que sean menos las nominadas puesto que ellas tienen menos posibilidades de dirigir, producir, escribir guiones, etc. No podía ser de otra manera.  Vamos por la tercera discriminación.

La gala de los Goya 2018 estaba precedida por la compaña #MÁSMUJERES promovida por la asociación CIMA,  Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales.

#MASMUJERES en guion y dirección, desde donde surgen las historias que luchan contra los estereotipos.

#MASMUJERES en los cargos de responsabilidad, equilibrando la estructura de nuestro cine. #MASMUJERES jefas de equipo en los puestos técnicos que rompan definitivamente con el cliché de la especialización.

#MASMUJERES que aporten la necesaria mirada femenina al mundo que compartimos.

#MASMUJERES

#Goya2018

Se vieron abanicos rojos, símbolo de la campaña, y discursos apoyando la reivindicación. A destacar el de Pepa Charro, la Terremoto de Alcorcón que, con datos, denunció la realidad del cine español. Es decir, la invisibilidad de las mujeres en las tareas que se consideran ‘cosa de hombres’. Para ellas quedan las tareas ‘propias de su sexo’. Leticia Dolera dijo: «Nosotras somos la mitad del mundo» y  respondió Paula Ortíz: «Y la mitad de la imaginación». Ellas entregaron el premio a Carla Simón por su estupenda película ‘Verano de 1993’. Las tres celebraron el premio.

La vicepresidenta de la Academia, Nora Navas, recordó a la presidenta, Yvonne Blake, que estaba hospitalizada, con estas palabras: “La mayoría de la gente recuerda un premio Oscar cuando lo gana un actor. Pero muy pocos conocen el que ganó Yvonne Blake por vestir a los personajes que tanto nos emocionaron».

Dijo también “Porque derrotando la superioridad de género derrotaremos el monstruo de la violencia contra las mujeres. Y debemos lograrlo todos juntos. Todas, juntas”. “Desde hoy y para siempre la Academia de Cine va a ser una referencia en términos de igualdad, respeto y oportunidad. Queremos transmitir a esos y esas adolescentes que hoy van al cine y sueñan con dedicarse a este oficio que no hay límites. Y que no basta con ponerse delante de una cámara. Que también necesitamos directoras, montadoras, guionistas, sonidistas, directoras de fotografía, scripts, compositoras… en igualdad de número que los hombres”. Esperemos que sea cierto.

Hay que decir que se hicieron críticas a la campaña dentro y fuera de la alfombra roja, mejor no mencionarlas, porque casi todas fueron hechas por hombres y suena a que buscaban protagonismo, o sea, que la mejor manera de chafarles es ignorar  sus palabras.

Hubo mujeres que no mencionaron la campaña durante su intervención en la gala, no sabemos sus motivos, por ello no entiendo que se haya criticado su decisión, por hombres claro. Cada persona decide el momento y el lugar de hacer pública su postura, puede ser durante la gala o puede decidir otro espacio y lugar. No pronunciarse en ese momento puede deberse a mil razones. Por ello criticar lo que hacen las mujeres, culpabilizarlas por su actitud, supone una vez más, marcar las pautas que las mujeres deben seguir, decir qué deben hacer, en qué momento hacerlo y, ya puestos, hasta pueden dictar su discurso.

#MASMUJERES

#Goya2018

Finalizo felicitando a Isabel Coixet, que una vez más recibió el premio a la mejor directora por su película «La librería», que también recibió el premio a la mejor película y al mejor guión adaptado. Una buena película.

 

 

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La última semana de 2017 tres mujeres fueron asesinadas y además fue detenido el asesino de  Diana Quer, que aunque oficialmente no se considere un asesinato machista sí lo es, pues fue un hombre quien la secuestro y la asesinó por ser mujer, por ir sola por la calle de noche, ¡¡que atrevimiento¡¡

Se ha hablado mucho de feminismo en el año que ha finalizado y, ciertamente, han ocurrido muchas cosas que han sido relevantes y que han supuesto un paso adelante en la reivindicaciones feministas. Recordemos, por ejemplo, las denuncias de las actrices de Hollywood del acoso a que habían  sido sometidas por los poderosos hombres de la industria del cine. La campaña #Metoo #YoTambién, ha supuesto que muchas mujeres se decidieran a denunciar el acoso sexual que habían sufrido, no importa donde desarrollaran su actividad profesional, pero han sido especialmente importantes las denuncias en el ámbito del cine o de la ciencia, porque mujeres de prestigio han alzado la voz para decir que no deben seguir permitiéndose los abusos de poder.

Porque no lo olvidemos, se trata de un acto de poder, del poder que la sociedad patriarcal otorga a los hombres sobre las mujeres. ¿Por qué si no tantos hombres asesinan a sus parejas cuando deciden separarse? ¿Por qué los jóvenes controlan a sus parejas a través de los móviles para saber dónde están, cómo visten? ¿Por qué llegan incluso a asesinar a sus hijos para infligir  más sufrimiento a las madres? Porque las consideran objetos de su propiedad, alguien que les debe respeto y obediencia. Tanto es así, tan imbuidos están los hombres de esta idea, que las y los jóvenes ven normal que ellos controlen lo que hacen ellas, porque por lo visto eso demuestra su interés, su amor.

Hay una cuestión que está siendo muy debatida estos días y es  cómo los medios de comunicación están denunciando la violencia machista. Inevitablemente casi es obligado hablar de las campanadas de fin de año cuando vimos en una cadena de Televisión que el presentador reclamaba el cese  de la violencia machista, lo hacía un hombres vestido con traje y capa, vaya bien abrigadito como corresponde al frío de la noche,  pero junto a él estaba una mujer que claramente pasaba frío. La miraba con admiración y dice que  le gusta su vestido, que está guapísima. ¿Cómo es posible? ¿Esto no es una actitud machista?

Mucho se ha hablado de otra mujer que presentó esa noche las campanadas, se declaró feminista alegando que lo era porque se vestía como quería. El «mito de la libre elección»  está tan arraigado que hasta puede parece que el juego mediático de la citada presentadora es una opción personal, no lo creo. Pero aunque así fuera, decir que su postura es muy feminista supone no tener ni idea de que es el feminismo. Porque sea cual sea la opción que cada una tomemos, más o menos libremente, se debe recordar a la citada presentadora que El feminismo, es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII -aunque sin adoptar todavía esta denominación- y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que ha sido y son objeto por parte del colectivo de los varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera”.

Más allá de la noche de fin de año, los medios de comunicación están hablando tanto de violencia machista, dedican tanto tiempo a explicar el asesinato de Diana Quer, que si no hacemos un análisis con enfoque de género podemos llegar a pensar que las televisiones, la prensa generalista están realmente concienciadas y que trabajan de verdad para erradicarla. Pero basta hacer un seguimiento de las noticias sobre Diana Quer para comprobar que lo que están haciendo es sensacionalismo y que no ayuda nada, sino todo lo contrario, a que la sociedad tome conciencia de por qué las mujeres son asesinadas. Cuando Diana Quer desapareció, las cadenas y la presa que estos días dedica horas y horas a hablar de ello, dedicaron el mismo tiempo a cuestionar cómo vestía, que fuera sola de noche, que sus padres estuvieran separados, es decir, la hicieron culpable de lo que aún no se sabía qué la podía haber pasado.

Casos como el de Diana Quer, el de Marta del Castillo, el de Andrea Carballo, de Juana Rivas, de la violación en grupo de los que se hacen llamar «la manada», son sólo algunos ejemplo de lo que no se debe hacer en los medios de comunicación, de cómo estos  culpabilizan a las mujeres acosadas, violadas o asesinadas. Es cierto que hay algunas excepciones, periodistas que tratan el tema con seriedad, que nunca culpabilizan a las mujeres, pero la mayoría debería aplicar los protocolos que existen y dejar de considerar que cuando una mujer es asesinada, cuando una mujer denuncia acoso, ya tienen noticia y dejen de desvirtuar la realidad haciendo de una asesinato o una violación un espectáculo con el que llenar su espacio informativo.

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 “Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio

 que hasta hoy se ha hecho de los derechos

 naturales e imprescriptibles del ser mujer.

Flora Tristán

Vivimos tiempos revueltos, de conflictos y al mismo tiempo de esperanza. Estos últimos meses quienes nos definimos como feministas, quienes trabajamos para que la sociedad patriarcal desaparezca, nos hemos visto envueltas en debates que a veces no han aportado mucho, más bien lo contrario. Esto no debe ser visto como una traba, más bien como una esperanza, porque demuestra que el feminismo tiene influencia social y política. No tanta como sería necesaria y desearíamos, pero lo que es seguro es que el movimiento feminista no está dormido y que cada día es más activo proponiendo alternativas.

El movimiento feminista no es uniforme, ¿acaso alguna otra ideológica o movimiento social lo es? No importa la escuela de pensamiento o ideología que tomemos como ejemplo, siempre habrá divergencias que matizan la forma de alcanzar los objetivos que se proponen conseguir. No está justificado, pues, que se cuestione que el movimiento feminista está enfrentado, que no es uniforme, etc.

Para empezar, se habla mucho de feminismo en los últimos tiempos, pero no siempre quienes opinan y teorizan se ponen de acuerdo en cómo definir dicho concepto.

Comencemos analizando algunas definiciones:

Según la RAE: «Feminismo es una ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres».

Victoría Sau dice : “El feminismo, es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII -aunque sin adoptar todavía esta denominación- y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que ha sido y son objeto por parte del colectivo de los varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera”.

Es evidente que la definición de la RAE se queda corta, pues si bien el movimiento feminista defiende la igualdad de derechos de mujeres y de hombres, no es sólo eso, implica mucho más, como dice Victoria Sau. Supone la toma de conciencia de las mujeres de que están siendo dominadas y explotadas por la sociedad patriarcal. El feminismo es un movimiento social que busca la igualdad entre los sexos, sí, pero esa igualdad no es posible dentro de los parámetros que aún predominan en la sociedad, en la que los hombres siguen teniendo el poder político, económico y social. El patriarcado, al imponer la división sexual del trabajo, ha logrado que las mujeres sean consideradas ciudadanas de segunda, siempre al servicio de los intereses de los hombres, que han tenido a lo largo de los siglos el poder de tomar decisiones por ellas.

El movimiento feminista no ha cesado de reivindicar el derecho a la participación política de las mujeres. Mary Wollstonecraft, en la obra «Vindicación de los Derechos de la Mujer», publicado en 1792, reclamaba el derecho a la educación de las mujeres. Afirmaba que las mujeres con educación podrían superar su subordinación, tener independencia económica. Podemos decir que el acceso a la educación de las mujeres se ha logrado, de hecho, en España, más del 61% de las personas que tienen licenciatura son mujeres. Pero, ¿podemos asegurar que las mujeres han logrado independencia económica, que han eliminado la dominación masculina? Sin caer en el derrotismo debemos decir que aún queda mucho camino por recorrer; que si bien las mujeres han logrado superar los retos en educación, los hombres siguen poseyendo el poder político y económico. Muchas mujeres se ven obligadas a seguir asumiendo los mandatos de género que la sociedad patriarcal les impone.

Siguiendo con la definición de Sau, el feminismo mueve a la acción para transformar la sociedad. Este es el punto fundamental, que debemos abordar. Los grandes logros del  movimiento feminista son más que evidentes, pero…

Las mujeres, sea cual sea su clase social, su color de piel, su orientación sexual, su etnia, el lugar del mundo donde vivan, están expuestas a sufrir discriminación laboral, salarial, en el deporte, acoso en la calle, en el trabajo, y están expuestas a ser violadas por los hombres que detentan el poder. Un claro ejemplo lo tenemos en las denuncias que las actrices de Hollywood  han hecho sobre el acoso, en muchos casos violación, que han sufrido por parte de Harvey Weinstein.

Lo más grave es que los abusos eran de dominio público, ¿cómo es posible que nadie apoyara a las mujeres que sufrían acoso? La actriz Emma Thompson ha calificado a Harvey Weinstein como un «depredador» y ha asegurado que el escándalo es solo la «punta del iceberg» de lo que sucede en Hollywood. Por el contrario, Oliver Stone declara que «no es fácil por lo que está pasando Weinstein«. Los «pactos entre pares» no se hacen esperar, me pregunto si a Oliver Stone le preocupa por lo que han pasado tantas mujeres durante varias décadas. Woody Allen ha declarado: «No quiero que conduzca a un ambiente de caza de brujas» y dice que «Todo el asunto es muy triste, para todos los implicados». Parece sentir tristeza por Weinstein, pero también es posible que sienta temor, de que de una vez por todas el mundo del cine deje de ser permisivo y salgan a la luz todos los casos de abuso. La Academia de Hollywood ha expulsado al productor, pero cuánto sufrimiento deja detrás.

Lo que sucede en Hollywood no es un hecho aislado, sucede en las universidades, en las empresas, en la vida cotidiana. Mientras el poder lo sigan detentando los hombres, las mujeres serán, potencialmente, objetos para uso y disfrute masculino. Por todo ello cabe preguntarse, ¿cuál es camino a seguir?, ¿qué hacer para transformar la sociedad? Es evidente que sin modificar el modelo actual de consumo y producción, sin modificar las estructuras sociales, hay pocas esperanzas para que las mujeres alcancen la igualdad de derechos y el feminismo tiene mucho que decir sobre los cambios sociales. Sin las mujeres, sin el feminismo no avanzaremos.

Volviendo a lo que decíamos al principio, el movimiento feminista es diverso, pone el acento en eliminar la discriminación salarial, en romper el techo de cristal, en visibilizar los avances de las mujeres, en denunciar la discriminación de las lesbianas, en reivindicar el derecho a ser madres o no serlo, en la corresponsabilidad en los cuidados… y un largo etcétera, de exigencias que se hacen a diario. Pero siempre que se busque liberar a las mujeres de los condicionantes que la sociedad les ha impuesto, todos los planteamientos feministas deben ser tenidos en cuenta. Lo importe, en este momento de cambio, es pensar en las reformas estructurales necesarias, no dejarse embaucar por cambios menores que, bajo la apariencia de avance, solo fomentan la permanencia de la sociedad patriarcal.

La revolución será feministas o no será

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El futuro es feministaEl comienzo de cada año siempre nos lleva a la idea de recapitular y analizar lo que fue el año que termina, así como manifestar cuáles son los propósitos para el que comienza, las ideas de cambio, etc. Casi siempre esos deseos o propósitos se quedan en buenas intenciones, pero nos sirven para reflexionar, para hacer balance y esto es importante, pues, ¿quién no  ve necesario hacer modificaciones en su vida cotidiana, cambiar algunos hábitos? Esto lo solemos hacer en lo personal, pero también en lo profesional, en todo aquello que afecta a nuestro día a día.

Como «lo personal es político«, difícilmente se pueden separar los deseos y propuestas personales de lo que deseamos en lo profesional y social, principalmente, de aquello por lo que trabajamos, sea o no de forma remunerada y que afecta a nuestra vida como mujeres. Si en 2016  no tuvimos mucho que celebrar,  2017 ha comenzado muy mal. Dos mujeres han sido asesinadas en los primeros días del año por el hecho de ser mujeres, porque los hombres siguen considerándose con derecho a decidir sobre su vida, sobre su cuerpo.

Las agresiones machistas continúan casi a diario. Una mujer fue empujada por su pareja por el balcón, estaba embarazada, un hombre se encuentra grave por defender a su cuñada de la agresión de su expareja. Otro hombre intentó violar a una mujer en la calle…

La violencia machista está tan presente en nuestra vida cotidiana que pasa desapercibida para la mayoría de la sociedad. Las mujeres son objeto de deseo y por eso se banaliza aquello que hacen y se ve normal que se hable de cómo van vestidas o peinadas. Titulares  como «los vestidos de las campanadas«, «la presentadora más guapa de la TV sin maquillaje«, los vemos en la prensa con frecuencia, como si las mujeres que presentan un informativo o un programa de entretenimiento tuvieran que ser necesariamente bellas para realizar bien su trabajo. Estos titulares nunca se refieren a los presentadores hombres. ¿Por qué? ¿Es que ellos son bellos por naturaleza o son buenos profesionales por el hecho de ser hombres?

Hay una cuestión que merece la pena señalar, el Instituto de la Mujer  «ha suspendido todos los procedimientos de la convocatoria de subvenciones para los postgrados de Estudios de Género y realización de actividades en el ámbito universitario relacionadas con la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres», esto lo leo en el muro de Mar Esquembre en Facebook. Como bien dice, no es fácil encontrar esta información. Aquí se puede acceder a ella.

¿Cómo es posible que la formación en Igualdad de Género tenga tan poca importancia para la Ministra, cuando las asociaciones de mujeres demandan formación en igualdad en diferentes ámbito: judicial, sanitario, académico, etc.? Hemos visto en estos días que el magistrado Antonio Salas  pone en duda que el machismo esté detrás de la violencia de género, que ésta es consecuencia de la maldad humana y de la diferencia en la fuerza física. El catedrático Santiago Romero ha sido condenado por abusar sexualmente de tres profesoras. Eran amenazadas con la pérdida de su plaza, con boicotear sus trabajos de investigación o impidiéndoles leer su tesis doctoral. Además, les obligaba a citarle como coautor en sus publicaciones aunque no hubiera participado en las mismas. Los hechos ocurrieron entre 2006 y 2010 y ha seguido impartiendo sus clases.

Casi a diario vemos imágenes en la prensa ofensivas para las mujeres y vimos cómo TVE, financiada con dinero público, abría su programa de fin de año con un cantante reprobado por personas y asociaciones, porque sus canciones eran claramente machistas.

Pero lo más preocupante es que la nueva ministra de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad (sólo si le queda tiempo para esto último, como escuché decir a una presentadora de tv), no se haya manifestado ante los casos de violencia machista y además deje sin subvenciones los estudios de género.

Mucho no tenemos que celebrar las mujeres este comienzo de año, pero esto no quiere decir que tengan la batalla ganada quienes excluyen a las mujeres, quienes tienden a minimizar sus logros y pretenden que sigan siendo monedas de cambio para una sociedad patriarcal y machista,. Hoy muchas mujeres no se resignan a ser utilizadas y menospreciadas y exigen sus derechos en todos los espacios, y son muchos las organizaciones que cada día reivindican la paridad en todos los espacios de poder o toma de decisiones, porque, como dice Victoria Camps, en el prologo de «El siglo de las mujeres»:

«El siglo XXI será, sin duda, el siglo de las mujeres; ya nadie detiene el movimiento que ha supuesto la mayor revolución del siglo XX. La paridad entre el hombre y la mujer es una realidad en muchos ámbitos; pero, aunque la igualdad conseguida es bastante satisfactoria, aún hay muchos obstáculos para una igualdad aceptable. Habría que destacar dos: la discriminación que sigue sufriendo la mujer en la vida privada y en la que, además, se mantiene una división del trabajo muy tradicional; por otro lado, el acceso de la mujer a cargos y puestos de mayor responsabilidad avanza con excesiva lentitud». 

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Las noticias sobre la explotación de mujeres son tan cotidianas que terminan viéndose como algo normal. Para que sean noticia tienen que darse situaciones un poco diferentes, es decir, que los contextos sean extremos y sirvan de detonante. Algunos ejemplos.

Violencia MachistaUn empresario organiza orgías para políticos a cambio de favores. Fiestas con prostitutas, drogas y alcohol en la que los asistentes no pagaban nada. Agentes de la policía también tenían sexo gratis. Algunas de las mujeres que eran obligadas a mantener relaciones sexuales eran menores.

Unos futbolistas han sido acusados de participar en «fiestas» donde las mujeres eran humilladas por grupos de hombres. Eran prostitutas, es la justificación que se esgrime para defender que unos hombres jóvenes, sobrados de dinero, vayan en grupo a burdeles a someter y humillar a mujeres a quienes contrataban por medio de un conocido traficante y proxeneta. No importa que sean menores, todo vale para demostrar su virilidad. Lo que más preocupaba al mundo del fútbol era que no rindieran en el campo, lo que hubieran hecho era cosa suya.

¿Nos extrañamos luego de que se siga agrediendo a mujeres, que se las trate como objetos?

Un cura confiesa que abusó y violó a una niña, una monaguilla, durante años. «Le deseo lo mejor a esta señora y a su familia, nunca he tenido rabia de ningún tipo, les deseo desde ahora y para siempre lo mejor», ha declarado el ex-sacerdote. Yo ya estoy más tranquila.

Un padre abusaba de su hija de 9 años. Es duro leer que para evitar conflictos, la madre tenía prohibido ir al colegio los días en los que el padre debía recogerla. La niña lloraba delante de la policía porque no quería irse con él. En una visita a pediatría con escozores de orina la niña había declarado que le pasaba «desde que papá me arañó con la uña». ¿Cómo se puede archivar un caso con estos antecedentes? El progenitor declaró a la policía “prefiero verla muerta a no verla porque esto ya es insoportable”. Tiene que ser la niña quien grabe al hombre admitiendo los abusos para que se actúe.

Casos de abusos a menores por parte de familiares son más comunes de lo que queremos ver. Pero claro, las cosas escabrosas se dirimen en la familia. El lema «lo personal es político», deberíamos tenerlo siempre presente.

En las fiestas de San Fermín cinco jóvenes han sido detenidos por una agresión sexual. La vigilancia este año no ha impedido que de nuevo las mujeres vean mermada su libertad porque ellos consideran que el espacio público es suyo. Ya se justificará la agresión diciendo que habían bebido mucho o que habían ingerido drogas. No obstante, es importante señalar que este año sí se ha tomado en serio poner fin a los abusos que eran cotidianos otros años.

Contra las agresiones machistas

Pero cuando escribo este artículo, leo que ha habido otras cuatro detenciones, tres por acoso y una por lesiones. ¿Cómo es posible que las agresiones machistas no cesen?

Un cantante se permitió insultar a la Vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, llamándola descerebrada, inculta, mal nacida, alemana. No es la primera vez que el sujeto en cuestión insulta, pero él considera que fue un «desahogo personal», ha pedido disculpas y «pelillos a la mar», hasta la siguiente.

Son sólo algunos ejemplos de los abusos y violaciones que sufren las mujeres, ya sea porque los hombres están en una posición de poder, caso del cura, o porque al ser sus esposas o hijas, los hombres siguen considerando que son meros objetos para su disfrute, son su propiedad.

No podemos olvidar los asesinatos machistas que no cesan. «La constante agresión a mujeres por parte de sus parejas o exparejas, es algo tan cotidiano que se ha normalizado. Casi a diario leemos en la prensa que una mujer ha sido asesinada, que ha sufrido acoso o ha sido golpeada sin que la sociedad se conmueva». ¿Cómo es posible que durante la última campaña electoral varias mujeres hayan sido asesinadas y, salvo alguna excepción, los partidos políticos hayan seguido su campaña como si nada?

Hoy mismo una mujer ha sido asesinada y otra está en estado grave tras ser apuñalada por su expareja. ¿Para cuándo un compromiso de los partidos políticos contra esta masacre de mujeres?

No podemos, pues, extrañarnos de que las jóvenes vean normal que sus novios las controlen el móvil, la ropa que se ponen o con quien salen. El «amor» lo justifica todo y va creando un tipo de relaciones de sometimiento que tiene graves consecuencias. Mientras la sociedad tolere que una sola mujer sea agredida, sea maltratada, la violencia machista no cesará.

Los medios de comunicación tienen una importante tarea a la hora de informar sobre los asesinatos o las agresiones machistas. Con demasiada frecuencia banalizan la información, dan informaciones equívocas que, a veces, ponen a las víctimas como responsables de haber sido violadas, agredidas, mientras que a los agresores se les presenta como «hombres normales» que estaban pasando una crisis, estaban bebidos, etc. No nos equivoquemos, la violencia machista es el más claro ejemplo de que la sociedad aún ve con cierta normalidad que «el hombre» domine a la mujer.

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La actriz Inma Cuesta ha denunciado la manipulación de su imagen con Photoshop. Para demostrar los cambios que se han realizado ha publicado la fotografía original junto con la que se publicó en El Dominical de El Periódico.  

Inma Cuesta

Como podemos ver en la imagen de la izquierda, se ha modificado el color, la actriz parece no tener caderas, el cuello más fino y sin arrugas, brazos más delgados…en fin, una imagen muy diferente a la real. Dice la actriz: «Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal, me indigna como mujer y me hace reflexionar muy seriamente hacía dónde vamos”.

La valentía de Inma Cuesta ha servido para poner de manifiesto la tiranía de los cánones de belleza que sufren las mujeres. Su compañero de reparto en la película que promocionan, Eduardo Noriega, así lo señala: «Secundo 100% las palabras de mi compañera. Qué triste comprobar que sigue siendo casi exclusivamente la mujer la que está expuesta al cruel escrutinio estético de los demás.”

¿Por qué se exige a las mujeres que sean perfectas, que su imagen sea siempre impecable? ¿Por qué un hombre puede exhibir una imagen desaliña, ser como es y una mujer no? La respuesta es que los estereotipos de género están presentes en la sociedad y exigen más a las mujeres.

Este caso no es el primero, en otras muchas ocasiones mujeres famosas han visto cómo su imagen era retocada, presentándolas muy diferentes de cómo son en realidad.

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Abajo, la auténtica figura de la modelo australiana Filippa Hamilton. Arriba, su fotografía modificada para la marca de trajes de baño.

No sólo las actrices sufren las exigencias de la imagen, a las dirigentes políticas también se les juzga sobre su forma de vestir, de peinarse, etc., algo que raramente sucede con los dirigentes políticos. Recientemente un periódico dedicó dos páginas a comentar el vestuario de las mujeres durante el desfile del 12-O y la posterior recepción en el Palacio Real. Otro periódico dedica un artículo a analizar cómo ha ido vestida la reina Letizia.

¿Tan importante es cómo va vestida la reina, las presidentas de las comunidades autónomas o la alcaldesa de un ayuntamiento? ¿Qué pensaríamos si la prensa se dedicara a analizar cómo van vestidos el rey, el presidente del gobierno, etc.?

Las nuevas tecnologías son cada día más sofisticadas y pueden ser una buena herramienta para detectar las desigualdades de género que imperan en la sociedad. Un buen ejemplo es el siguiente vídeo:

Esto ocurre cuando el Photoshop borra a los hombres del poder

Aquí se utiliza Photoshop, es decir, la misma técnica que la utilizada para manipular la imagen de la actriz,  para demostrar de forma gráfica la ausencia de mujeres de los círculos de poder y decisión.

Cuando se está demandando más presencia de mujeres en los medios de comunicación y que se visibilice su papel en facetas profesionales, representar a las mujeres bajo una imagen que no se ajusta a la realidad lo único que hace es perjudicar el trabajo profesional que realizan.

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Desde que el ministro Gallardón dio a conocer su intención de modificar la Ley del aborto han sido muchas las protestas que se han organizado para rechazar la contrarreforma que supondría un retroceso de décadas en lo que se refiere a la salud reproductiva.

El Tren de la Libertad

Como ya hemos hablado mucho sobre este tema, en este momento lo importante es compartir el documental que un grupo de mujeres cineastas ha realizado. La iniciativa de un grupo de mujeres de Asturias de viajar en tren a Madrid para mostrar su rechazo a la contrarreforma de Gallardón, se convirtió en un viaje de muchas mujeres desde toda la geografía española y de algunos países de nuestro entorno para decir al retrogrado ministro que no puede limitar los derechos de las mujeres.

Este documental refleja lo que sucedió esos días, cómo se gestó la idea y cómo fue seguida por miles de personas. Gran trabajo el realizado, verlo y difundirlo es la mejor manera de colaborar y decir que las mujeres no vamos a permitir que se retroceda en lo que tanto esfuerzo costó conseguir.

http://vimeo.com/99974636

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«Los patriarcas se dan el uno al otro la alternativa en el poder porque son iguales, o bien resultan iguales porque se dan la alternativa el uno al otro; no sé decir cuál de ambas cosas es primero,

o si plantearíamos una vez más el problema bizantino del huevo y la gallina».

Celia Amorós

Antigua Vida Mia. Marcela SerranoEste artículo lo pensé leyendo «Antigua Vida Mía», de Marcela  Serrano. Esta escritora narra las relaciones entre mujeres, ellas son las protagonistas de la historia de vida que relata, sabemos de los hombres a partir de las relaciones entre ellas. En estos momentos, en los que aún las mujeres no somos sujetos de derecho, cuando el gobierno quiere seguir controlando y tutorizando nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo a través de la contrarreforma de la ley del aborto, en los que las mujeres seguimos siendo personajes secundarios de la historia, alegra leer esta novela que nos hace más cercana la vida de las mujeres, nos aproxima a la realidad que cada día vivimos.

Podría contar la historia de algunas mujeres cercanas que viven situaciones difíciles y que gracias al apoyo que reciben de otras mujeres, van superando y saliendo adelante. Pensando en ellas, en nosotras, me preguntaba qué pasaría si las mujeres pactáramos entre nosotras para ascender en el empleo como hacen los hombres. Me refiero a los «pactos entre pares» de los que habla Celia Amorós.  Son pactos, más o menos explícitos, que les aseguran un puesto o un ascenso y que la sociedad en general ve tan normal que ni siquiera se cuestiona. Son pactos cotidianos que, por estar normalizados, pasan desapercibidos.

Muchas mujeres profesionales se encuentran con decisiones de trabajo que se siguen tomando en los bares o reuniones fuera del lugar de trabajo a las que sólo los hombres son invitados. ¿Qué pasaría si las mujeres actuáramos de esa manera? No hace falta tener mucha imaginación para pensar en las críticas que recibirían quienes actuarán de esa manera y en el rechazo social que provocaría.

Cada día valoro más tener amigas que escuchan y comprenden la desigualdad que todas las mujeres sufrimos, ya sea en nuestra vida personal y familiar, ya sea en lo profesional. ¿Quién no ha visto reflejada su situación en lo que otra mujer cuenta sobre las relaciones en el trabajo? ¿Qué mujer no ha sentido que las vivencias que una amiga le cuenta respecto de las relaciones familiares, o de los problemas profesionales o personales, son similares a los suyos?

Pero lo que planteo es: ¿Solucionaría la desigualdad de género este tipo de actuaciones? Utilicemos la regla de la inversión, que sirve muchas veces para detectar el sexismo, si esto lo hacen los hombres de manera habitual, ¿por qué no pueden hacerlo las mujeres? ? Hablo claramente de poner por delante el género de la persona que tengo al lado a la hora de darle un trabajo, proponerle un negocio, darle información privilegiada para utilizar en su empleo, en fin, hablo de lo que a diario hacen los hombres.

Volviendo a libro que comentaba al principio, vemos como la sororidad es para las protagonistas la alianza que facilita el equilibrio en los momentos más difíciles. La sororidad en ellas se queda en lo personal, lo que propongo aquí es lo que plantea Marcela Lagarde que dice: «La sororidad es una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer»

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Desiguales por leyEl jueves 23 de enero de 2014, a las 17:00 horas, se  presenta en Madrid el libro «Desiguales por Ley:Las políticas públicas contra la igualdad de género” en la librería Blanquerna, calle Alcalá 44. Intervendrán Soledad Gallego Díaz, periodista; Bibiana Medialdea García, profesora de economía aplicada de la UCM y la autora, María Pazos Moran.

El título ya nos hace reflexionar, pues indica lo que confirmaremos al leerlo: la legislación actual permite y facilita la desigualdad entre mujeres y hombres, es decir, discrimina a las mujeres. Está claro que son muchos los avances que se han producido en las últimas década, pero es mucho el camino que queda por hacer y más en estos momentos que los derechos de las mujeres se ven menospreciados y, no sólo no siguen avanzando, sino que se ven menoscabados.

Dice María Pazos: Algo importante ha cambiado en la últimas décadas. las mujeres nos hemos incorporado  masivamente a la educación reglada y al empleo; en la mayoría de los países tenemos ya los mismos derechos civiles que los hombres y podemos llegar a las más altas responsabilidades. Los gobiernos realizan declaraciones a favor de la igualdad; las eventuales metidas de pata  machistas por parte de personas públicas son inmediatamente reprobadas. No podemos añadir que haya «muchas políticas de igualdad», pero sí las ha habido durante un tiempo. Ha habido institutos de la mujer, unidades de género en las instituciones , cursos… Pero ¿cómo ha cambiado la vida de la mayoría de las mujeres? Y, sobre todo, ¿qué perspectivas tiene de cambiar?

El libro, como señala en el prólogo Soledad Gallego Díaz, «…trata de descubrir dónde están las trampas que, bajo la apariencia de ayuda a las mujeres para contrarrestar esas desigualdades persistentes, lo que están haciendo es perpetuarlas, colaborando a que se enquisten».

Leer «Desiguales por ley: : Las políticas públicas contra la igualdad de género” supone descubrir las trampas que existen en la legislación y que en vez de posibilitar los avances, en lo que a igualdad entre mujeres y hombres, los entorpecen.

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