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Posts Tagged ‘Patriarcado’

Nunca he entendido que mujeres que se definen como  feministas ataquen los planteamientos de otras mujeres u organizaciones que trabajan para que mujeres y hombres tengamos los mismos derechos. Históricamente el movimiento feminista ha tenido diferentes maneras de enfrentar los problemas que sufrimos las mujeres, pero siempre queda la esperanza de que vayamos limando asperezas y tendiendo puentes para trabajar juntas en aras de lograr una igualdad de derechos que la sociedad patriarcal nos sigue negando.

 Desde hace años soy activista de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento o Adopción, PPiiNA. Las siglas, que parecen no gustar a Alicia Murillo, para mi tienen un significado importante, lo menos que puedo esperar de una mujer que se define como feminista es que respete el nombre que un grupo de personas hemos decidido adoptar. En cualquier caso lo importante es el objetivo, no el acrónimo.

 Dice Murillo que en los vídeos de PPiiNA se ven «mujeres de clase alta que ya no están en edad de quedarse embarazadas y a hombres burgueses diciendo a mujeres fértiles y precarias cómo debemos organizar nuestra maternidad». Como se da la circunstancia de que aparezco en las fotos y vídeos de difusión que juzga la mencionada persona, me pregunto de dónde ha sacado la información de las personas que en ellas aparecemos. ¿Mujer de clase alta y hombres burgueses? La verdad es que esta crítica más que ofender produce risa.

 Dice también que somos mujeres que no estamos en edad de procrear; mira, en lo que a mí respecta tiene razón, pero a pesar de la edad parece que tengo una mente más abierta que Alicia Murillo y no dejo que ni el género ni la edad me condicionen. Además este argumento lleva a la conclusión de que, por ejemplo, una persona que no sea pensionista no podrá reclamar una pensión justa, o quién no tenga una persona dependiente a su cargo no pueda exigir atención adecuada para las personas dependientes. El reduccionismo que implica este planteamiento es tan insostenible que cualquiera que se pare a pensar en ello verá la falta de fundamento que tiene.

Me ha dolido que critique a Amelia Valcárcel, una mujer que es un referente para muchas mujeres y que tiene una reconocida trayectoria dentro del feminismo. Esta manera de cuestionar su planteamiento, ¿es porque apoya a la PPiiNA o hay algo más sutil que está encubierto? Son muchas las mujeres y organizaciones feministas que apoyan nuestra reivindicación, ¿es eso lo que molesta a Alicia Murillo?

No es de recibo una crítica tan fuera de contexto y tan injustificada a la labor de un grupo de personas que trabajan, sin ningún tipo de remuneración, por un permiso de paternidad que sea igual al de maternidad. Es una reivindicación que no espera solucionar todos los problemas que las mujeres tenemos, pero sí estoy convencida de que si logramos que los hombres, los padres, se implique en el cuidado de sus hijas e hijos en el momento del nacimiento, será un paso muy importante para limitar los roles de género que asignan a las mujeres el cuidado de sus criaturas y como consecuencia son discriminadas, no sólo en el mercado laboral, sino en todas las facetas de su vida.

Por si no lo sabe Alicia Murillo en la PPiiNA, cada vez me gusta más nombrarla, trabajamos mujeres que vivimos en parejas heterosexuales, mujeres y hombres homosexuales, mujeres que cuidan solas a sus hijas o hijos, mujeres jóvenes que han tomado la decisión de no ser madres, mujeres que no estamos en edad de procrear pero que queremos una sociedad más justa y equitativa para todas las personas, que queremos que nuestras hijas tenga el derecho de decidir sobre su vida, sobre su cuerpo, pero que también trabajamos para que nuestros hijos  olviden el machismo que sigue imperando en nuestra sociedad y se comprometan en el cuidado de sus hijas e hijos, si deciden ser padres. De verdad que en la PPiiNA no pretendernos imponerles ser padres.

Una mujer puede decidir contar al mundo cómo educar a su hija/o, decidir si da el pecho 6-12 meses o si decide no dárselo, la decisión de cada mujer es una cuestión personal, pero lo que sí podemos y debemos analizar, son las implicaciones que el ser mujer tiene en la sociedad actual. Las trampas que la sociedad machista, en la que vivimos, tiene para las mujeres están amparadas por la legislación que dicho sistema social impone. Es una realidad que las mujeres sufren discriminación por el hecho de ser madres, o por el simple hecho de que podamos serlo.

No voy a entrar a rebatir los planteamientos teóricos que haces, supuestamente contrarrestando los de la PPiiNA, porque no tiene nada que ver lo que argumentas con lo que planteamos,  tergiversas las ideas y haces un refrito para criticar sin ningún fundamento. Lo que sí te pido es que tengas respeto a la PPiiNA y a las personas que la componen. Como mujer, como feminista, como ppiinera, trabajo por conseguir una sociedad donde la igualdad de derechos sea real, quiero la mitad de todo, como dice Amelia Valcárcel. Exigir derechos para las mujeres no implica negar los que deban los hombres, una vez más pregunto a Alicia Murillo, ¿no quiere que sus hijos tengan derecho a decidir cómo educar a sus hijas/os, si deciden ser padres?

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Hoy comparto con todas y todos lo que ha escrito Elena. Su relato del #7N emociona.  Ha sido un día histórico para el Feminismo.

 

Realizada por Helena Hernández Pérez

Realizada por Helena Hernández Pérez

Elena Hernández Pérez. Apasionada de la Comunicación en todas sus facetas y de este mundo virtual que nos proporciona internet. Mi experiencia profesional se desarrolla en este área desde hace dos décadas.

Llego a casa cansada y emocionada. Cansancio producido por la intensa vivencia a la que he sometido mi cuerpo y mi mente junto a las mujeres y los hombres feministas que hoy se han manifestado en la marcha del 7N.Emocionada por el grito femenino que atronaba la Gran Vía madrileña, todas y todos a una contra las violencias machistas. Violencias que han causado en España el asesinato de 41 mujeres en lo que llevamos de año. Porque la violencia Sí tiene género, no nos equivoquemos por mucho que algunos insistan en intentar que lo hagamos, y somos nosotras las víctimas, heridas, maltratadas o muertas.

Y estoy en casa agradecida de haber podido vivir esta jornada con mi madre y sus amigas, feministas, guapas y listas. Y pienso en todas aquellas que no habrán podido vivirla porque ya no están, porque tienen miedo o porque no tienen permiso para hacerlo. ¿Cuantas más habríamos estado en esta marcha por una vida digna?

Hoy por primera vez en mi vida he vivido tan de cerca el feminismo, me he impregnado de él y me ha gustado. Si luchar por la dignidad y la igualdad me convierte en feminista, pues eso es lo que soy, no le voy a dar más vueltas.

Realizada por Elena Hernández Pérez

Realizada por Elena Hernández Pérez

 

 

 

 

 

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Cuidar de las personas dependientes, hijas/hijos, personas mayores, personas con discapacidad, es una obligación que ninguna sociedad puede ni debe olvidar. Los cambios que en las últimas décadas se han producido en la sociedad, ponen sobre la mesa lo que se ha dado en llamar «crisis de los cuidados».

Dependencia y cuidadoVeamos, la esperanza de vida es cada vez más alta y los servicios sociales de apoyo a las personas mayores, son cada vez peores. Escribí el pasado año: «Natalidad, dependencia y cuidados, una relación problemática«, donde planteaba el derecho de las personas a recibir una atención material y humana de calidad. También he analizado la «Consecuencias presentes y futuras para las mujeres» en el «trabajo de cuidar». Nada que añadir a lo dicho, más bien seguir denunciando esa realidad que es cada día más urgente enfrentar, sobre todo cuando detectamos que las instituciones siguen sin revolver el problema y cuando toman medidas son para mantener a las mujeres como cuidadoras principales, es decir, perpetuando los estereotipos de género.

Desde la experiencia personal

Cuidar es mucho más que el tiempo que se emplea en atender a quienes de nosotras/os dependen, supone un esfuerzo  que tiene un importante coste de oportunidad en lo que al trabajo remunerado se refiere, pero igual o más importante, implica un coste emocional imposible de cuantificar.

En estos momentos me encuentro con mi madre (93 años), dependiente total y mi padre (94 años) en un proceso similar. Contamos en la familia con unas horas de atención a la dependencia para mi madre, a mi padre le reconocieron como dependiente hace un año, pero la prestación no se hará efectiva hasta julio de 2015. No me he equivocado, la fecha es real. Para complicar las cosas vivimos en diferentes ciudades, ir y venir se ha convertido en una norma que hace difícil, tanto a nivel físico como emocional, conseguir el equilibrio.

Si mi caso fuera único no lo plantearía aquí, pero como bien sabemos esto es cada día más habitual y somos muchas las mujeres que vemos cómo nuestra rutina cotidiana se ha visto modificada por tener que hacer frente del cuidado de las personas que queremos y ver cómo se deterioran día a día

Ellas y ellos tiene derecho a tener toda la atención que necesitan, pero lo que no es tan lógico es que esta obligación recaiga sobre las mujeres, que tengamos que  «aparcar» nuestra vida para atenderlas/es. Las administraciones no pueden mirar para otro lado y seguir recortando en atención a la dependencia, dejando a personas ancianas en situaciones de precariedad cuando, por las razones que sea, la familia, léase las hijas, no prestan el cuidado al que tienen derecho.

Escuchar expresiones como «que bien cuidados están tus padres» no me consuela, porque quienes dicen esto hablan al mismo tiempo de personas mayores que «viven» situaciones difícilmente calificables debido a la falta de recursos institucionales. Atender a las personas dependientes con calidad pasa por unos servicios sociales que se ocupen de las necesidades básicas, que no miren para otro lado cuando ancianas/os malviven con pensiones asistenciales y sin ningún tipo de ayuda, ni económica ni emocional.

 

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Discriminación de género en la Constitución

RepublicaHace pocas horas nos dieron la noticia de la abdicación del rey y quiero reivindicar el derecho de la sociedad a decidir quién debe ocupar la Jefatura del Estado, pero lo que quiero constatar es que va ser coronado rey el príncipe Felipe debido a que la Constitución de 1978 pone por delante el derecho del hombre sobre la mujer. «La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos». Una clara desigualdad que hace que nadie pueda decir que tenemos igualdad legal.

No es una cuestión baladí, es la demostración de que eliminar los derechos sucesorios de las mujeres no tiene mucha importancia. Como he señalado antes, ni una ni otro tendrían derecho a ser nombrados por legitimidad de sangre, pero es importante recordar esta discriminación de género.

Se limita el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo

La reforma de la Ley del aborto que propugna Gallardón, ha sido rechazada por  organizaciones feministas, que denuncian que el Proyecto de Ley que quiere aprobar el Gobierno supone un retroceso de décadas en los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. «Especialistas en ginecología, genética, psiquiatría y salud pública denuncian que la nueva norma es «innecesaria» y «da la espalda a la realidad». «343 escritores, actores, pintores, cantantes y periodistas apoyan un manifiesto que exige la retirada del anteproyecto de Gallardón». «La Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) expresa en un comunicado su rechazo a la Reforma del Aborto de Gallardón».

La consulta electoral para las elecciones europeas fue una tregua para la reforma, más bien contrarreforma, pues parece que hablar de esta cuestión en periodo electoral no beneficiaría al gobierno. Curioso ¿no?, si tan buena consideran la ley que proponen no deberían temer que la sociedad les penalizará en las urnas.

Hace unos días «El Consejo Fiscal avala la reforma de la ley del aborto y propone multar a las mujeres». «Piden incluso endurecer la norma en algunos aspectos, como castigar con multas a las mujeres que interrumpen su embarazo fuera de los casos permitidos por la ley».

El patriarcado siempre quiere dominar a las mujeres y para ello nada mejor que legislar sobre sus derechos. Lo tienen fácil, los hombres ocupan los espacios de poder y decisión y se sirven de estos espacios para limitar los derechos de las mujeres. La ley del aborto que propone Gallardón supone un retroceso de tal calibre que no puede dejarnos indiferentes.

Las mujeres no necesitamos que nos tutoricen ni decidan por nosotras, tenemos derecho a decidir sobre nuestra maternidad. El cuerpo de las mujeres no es propiedad del estado y ninguna legislación puede penalizar a una mujer ni decidir por ella. Fuera el aborto del código penal.

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La prostitución es explotaciónLa prostitución no es un trabajo, es violación remunerada, es el título de un artículo que me ha dado píe para escribir esta reflexión y con el que estoy de acuerdo. Al leer que ONU Mujeres y Amnistía Internacional han comenzado una campaña para despenalizar la prostitución, veo que defienden legalizarla argumentando que así se lucharía mejor contra la trata de mujeres y niñas. No puedo creerlo.

No es posible que unas organizaciones que, en teoría, defienden los Derechos Humanos puedan posicionarse a favor de una práctica que utiliza a las mujeres como objetos para el uso y disfrute de los hombres.

Ya he dicho en otras ocasiones que Me posiciono por la abolición de la prostitución porque considero que es una explotación hacia las mujeres que la ejercen. La prostitución es una forma más del dominio patriarcal que los hombres han ejercido sobre las mujeres. El lenguaje, una vez más, refleja la diferente forma de considerar a las mujeres que se prostituyen calificándolas como prostitutas o putas mientras que a los hombres se les considera clientes”.

He buscado la citada campaña y no la he encontrado, pero sí lo que ONU Mujeres dice sobre ello.

 ¿Cómo es posible que ONU Mujeres separe temas que está tan íntimamente relacionados? ¿Acaso ignora esta organización que la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución son explotadas por las mafias que las compran y venden sin tener en cuenta su opinión? ¿Cómo puede hablar de trabajo sexual para referirse a la prostitución? NO, la prostitución no es un trabajo, es la mayor forma de explotación que condena a mujeres y niñas a vivir bajo el dominio de los hombres. Lo dice una mujer que sabe de lo que habla: Los hombres creen que el tiempo que compran para estar con una mujer los pone absolutamente al mando”. Por eso critica “la creación de un derecho de los hombres a comprar sexo”.

Sigo con la nota de ONU Mujeres:

Defiendo siempre el lenguaje inclusivo, pero me llama la atención que en este caso se utilice para poner al mismo nivel la prostitución masculina que la femenina cuando sabemos que la prostitución tiene nombre de mujer, y que, a pesar de que en los últimos años la prostitución masculina ha ido en aumento, las condiciones en las que se ejerce es muy diferente.

Según  Iván Zaro, representante de Salud de la Fundación Triángulo y autor del estudio Trabajadores masculinos del sexo: aproximación a la prostitución masculina en Madrid, «La trata de hombres con fines de explotación sexual es residual, no llega al 1%. La portavoz de la Asociación para la Reinserción de Mujeres Prostituidas (Apramp), señala que La explotación sexual es mayoritariamente hacia las mujeres, eso no quiere decir que no haya hombres, pero son muy pocos».  

¿Por qué ONU Mujeres obvia esta realidad y pretende meter en el mismo saco diferentes realidades? ¿Por qué define la prostitución como trabajo sexual?

Es importante dejarlo claro, la prostitución NO es un trabajo, es explotación, es violencia de género.

Violencia género

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 Violencia de GéneroAl comenzar a escribir este post estoy escuchado en la radio que otra mujer ha sido asesinada por su pareja. Es tal la impotencia que se siente en estos momentos que cuesta seguir con lo que estás haciendo. Casi a diario una mujer es asesinada por el hecho de  ser mujer, porque la sociedad patriarcal en la que vivimos no se toma en serio la situación que sufren las mujeres. Es más, parece que la sumisión de las mujeres es positivo y que deben ser así para evitar ser agredidas.

Estos días somos muchas personas quienes hemos denunciado el libro Cásate y se sumisa, que ha sido publicado en la editorial Nuevo inicio, que depende del arzobispado de Granada. Sólo el título sería motivo suficiente para no ser publicado en ninguna editorial, pero que lo haga la que depende de la iglesia, es incalificable. Dejo claro que no he leído ni voy a leerlo, basta con ver las declaraciones que hace su autora para ver que el título es el reflejo claro de lo que determinados sectores quieren que sean las mujeres: obedientes, sometidas al hombre y siempre a su servicio.

Otra polémica está también poniendo de manifiesto la realidad. El llamado «Manifiesto de los 343 cabrones». Como dice Soledad Gallego_Diaz, ciertamente son unos  ‘salauds, cabrones en francés.. Declaran su derecho a ir de putas, es más dicen, «no me toques a mi puta». ¿Qué derecho tienen estos tipos, que se llaman intelectuales a decir semejante estupidez? Una mujer no es propiedad de nadie y si alguien piensa que por ejercer la prostitución tiene derecho a considerarse su propietario, demuestra que se descalifica no sólo como intelectual, sino como persona.

El manifiesto pretende recordar el escrito en 1971 por Simone de Beauvoir para reclamar el derecho al aborto. Publicado en el Nouvel Observateur, 434 mujeres afirmaban en él haber abortado, cuando aún era ilegal en Francia. Esta idea no merece comentarios. Pero estos  salauds, ya comienzan a retractarse, a matizar sus opiniones. Qué pasa, ¿Es necesario que se proteste, que se denuncie esta aberración para que estos supuestos intelectuales tengan que reflexionar sobre lo que han firmado?

En este mes de noviembre, en el que la violencia machista va a  ser especialmente denunciada, estos dos ejemplos son la mejor manera de demostrar el largo camino que queda por recorrer, porque hay sectores que la defienden y provocan. En cuanto a la prostitución, remito al post «Violencia de género y prostitución».

Mientras escribo escucho en @HoyporHoySER un programa que merece la pena volver a escuchar. Una mujer que fue atropellada por su pareja, a la que su familia culpatibilizó, a la que su madre al salir del quirófano le dijo «vaya escándalo has montado» y que vive escondida mientras que su agresor está en libertad, dice «cuando ETA amenaza a alguien le ponen protección, ¿y cuando denuncia una mujer?

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Habitualmente hablamos de la violencia de género como algo que ocurre fuera de nuestro entorno cotidiano. Analizamos las estadísticas que nos hablan de que la violencia es cada vez más alta entre las parejas jóvenes. Las cifras que leemos nos preocupan, nos asusta comprobar que esa igualdad de género que parece estar lograda entre la juventud no es más que una apariencia. Pero ¿qué pasa cuando alguien de nuestro entorno nos cuenta que su hija, su sobrina, su vecina, una chica joven, está sufriendo violencia por parte de su pareja?

Violencia de Género

Todas las personas vivimos en diferentes entornos y nos relacionamos con personas de muy diferentes forma de vida. Tenemos relación con nuestra familia de origen, con compañeras/os de trabajo, con amigas/os que hemos conocido a lo largo de nuestra vida, es definitiva, lo normal es que nos relacionemos con personas diversas que tienen diferente ideología y manera de entender la vida. Lo que no cambia es que las mujeres en cada uno de estos entornos en los que nos movemos corren el mismo riesgo de sufrir violencia machista.

¿Quién no se ha sorprendido cuando una amiga, una compañera de trabajo, una vecina, te cuenta que ha sido o está siendo maltratada por su pareja? Mientras pensemos que “eso de la violencia de género” sólo lo sufren las mujeres que no tienen formación, que viven en situación de marginación, poco avanzaremos. Nos cuesta mucho aceptar que ese hombre al que vemos todos los días, que es amable, atento, que es “caballeroso”, cuando llega a su casa maltrata a su pareja. Puede que ejerza sobre ella un tipo de violencia psicológica, o que la controle con quien sale o habla por teléfono, puede que la agreda físicamente, pero en cualquiera de estas situaciones hay violencia machista, lo que busca es someter a esa mujer a su dominio y quitarle su autoestima, en definitiva, dominarla.

Procedo de un pueblo pequeño de Castilla, como se decía antes de que hubiera comunidades autónomas, vivo en una gran ciudad, pero no encuentro mucha diferencia en lo que se refiere a cómo se ve, o se oculta, la violencia contra las mujeres. En ambos entornos no es raro escuchar que si un hombre maltrata a su mujer será porque “algo habrá hecho ella” o “no sabes cómo es, no veas cómo le provoca”. Dicen esto cuando lo que te están contando es que la amenazó con un cuchillo o situaciones similares.

Violencia de Género

Si la mujer es inmigrante la justificación es aún mayor: “esas ya se sabe a lo que vienen”, “quería casarse, se lo ha ganado”. Cuando además las mujeres aceptan con fatalismo la agresión es aún más duro de escucharlo y más aún rebatirlo con quienes hablas del tema. Repetir que el machismo, el patriarcado, afecta tanto  a las mujeres como  a los hombres, que no somos inmunes a la educación recibida, que ser capaz de enfrentarse al machismo es un proceso que para muchas personas es largo y que en ningún caso debemos culpar a las mujeres de la situación que viven y sufren, es lo que nos vemos diciendo de forma constante.

Si hacemos una recopilación de las personas que conocemos que han sufrido o sufren violencia de género, nos podemos asombrar.  Al hacerlo para escribir este post, me he asustado ¿tantas mujeres, jóvenes y no tan jóvenes conozco que han pasado por esta situación? Os invito a hacer esta misma reflexión para ver que la violencia está más cerca de lo que creemos.

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Las declaraciones del Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, La libertad de maternidad hace a las mujeres auténticamente mujeres” están dando mucho que hablar y no es para menos, pues pone en evidencia que el binomio mujer/madre está siendo utilizado desde el gobierno para justificar determinadas medidas que, en teoría, defienden la libertad de las mujeres para ser madres.

Hemos visto que para el patriarcado la maternidad es la culminación del hecho de ser mujer, como la misión más importante y más enriquecedora para las mujeres. ¿Qué decir, pues de las declaraciones del Ministro? Que el patriarcado sigue presente y que bajo la supuesta idea de apoyar la maternidad se arroga el derecho de decidir sobre quien es mujer. ¿Acaso piensa el Ministro que las mujeres que no quieren o no pueden ser madres son menos mujeres?

La supuesta defensa de la maternidad ha llevado al Ministro a meterse en “camisa de once varas” y, con intención o sin ella, a enfrentarse a una realidad diferente que él parece defender. Las mujeres de hoy quieren tener la potestad de decidir si son o no madres, poder desarrollar su carrera profesional siendo madres o no y lo que piden, exigen, al gobierno es que las medidas que tome, económicas o sociales defiendan la libertad de decidir. Dice Carmen Castro “El ensalzamiento de la mujer-mujer, de la mujer auténtica, la biomujer orientada a la maternidad y a la reproducción social, garantiza la vuelta al estatus quo patriarcal”.

¿Es eso lo que quiere Gallardón? Tal vez debamos recordarle que el orden patriarcal ha condicionado la vida de las mujeres, que, según Victoria Sau El Patriarcado está compuesto de usos, costumbres, tradiciones, normas familiares y hábitos sociales. Para perpetuarlos, para que siguieran vigentes una generación tras otra, hizo falta algo más que la Ley, ley del Padre, fueron necesarios educadores, filósofos, pedagogos, médicos, religiosos, juristas y políticos”.

La supuesta defensa de la maternidad del Ministro no se corresponde con las medidas que el gobierno está tomando, porque como bien sabemos, la Reforma Laboral no beneficia precisamente a las mujeres que quieran ser madres, las medidas de conciliación son cada vez más restrictivas y las que se aplican no benefician precisamente a las mujeres.

Finalizo preguntándole al Ministro ¿Los hombres que no son padres, son menos hombres?

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