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Posts Tagged ‘feminidad’

Es un placer publicar la opinión de Alia Chahin, sobre igualdad. Espero que su opinión os interese. Espero vuestras opiniones y comentarios.

Alia Chahin, es Consultora en Fresno, the right link. Está especializada en políticas sociales y en igualdad y no discriminación. Combina su trabajo con su pasión por la danza.

A nuestras niñas.

Para que sigan soñando con volar

Portada de "La ridícula idea de no volver a verte". Autor: Phillippe Halssman, Magnum Photos

Portada de «La ridícula idea de no volver a verte». Autor: Phillippe Halssman, Magnum Photos

 

Muchas mujeres que ahora tenemos entre 30 y 40 años somos las primeras que hemos sido educada bajo la creencia de que podíamos ser iguales que los hombres.

Escuchad bien «iguales que los hombres». Y así bajo ese lema de «podemos ser iguales que los hombres», muchas hemos crecido interiorizando que para ser tratadas de igual a igual debíamos desarrollar actitudes y modos de comportamiento que hasta entonces han sido característicos de los hombres (ser fuertes, no llorar, desarrollar conocimientos científicos, etc.). Para muchas de nosotras, eso ha supuesto esconder u ocultar nuestra feminidad bajo la creencia de que si eras «demasiado mujer» no ibas a ser tratada igual que un hombre.

 

 

Y todo este tiempo nos hemos sentido orgullosas de ser iguales que los hombres:

  • A los 18 años… corríamos aventuras personales y amorosas, y descubríamos nuestra sexualidad, como los hombres.
  • A los 25 años… teníamos una carrera y habíamos conseguido un trabajo, como los hombres.
  • A los 30 años teníamos una pareja que nos respeta y progresábamos en el trabajo, como los hombres.

¡Lo habíamos conseguido! Habíamos cumplido con nuestras expectativas y las de la sociedad. Habíamos hecho lo que nos habían enseñado. Todo iba bien.

Pero un día, de pronto, cuando avanza tu vida la cosa empieza a cambiar:

  • En casa… al fin y al cabo eres una mujer y por tanto se espera de ti que cuides a tu familia: empiezas a responsabilizarte de las tareas familiares y te sientes feliz porque tu pareja (que te respeta), te ayuda. Pero eso lo tienes que compaginar con tu trabajo, con tu descanso y contigo misma.
  • En el trabajo… como son las mujeres las que dan a luz, entre los 25 y 45 años eres sistemáticamente descartada de muchas ofertas de trabajo a menos que hagas sacrificios¸ es decir, que descartes «tu feminidad» si quieres progresar profesionalmente. No olvidemos que es un error pensar que sólo las mujeres procreamos o nos quedamos embarazadas….
  • En la sociedad: aunque uno de los principios y derechos fundamentales de las personas es la igualdad, la mayoría de políticas, supuestamente dirigidas a vivir en una sociedad en la que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades, en realidad perpetúan la desigualdad. Por ejemplo, las políticas de conciliación están principalmente pensadas para poner en marcha ayudas o programas dirigidos exclusivamente a las mujeres, como si los hombres no tuvieran que conciliar; cuando una pareja tiene un bebé, las bajas son muy diferentes: a la baja de la mujer se le llama «baja por maternidad» y a la del hombre «baja por paternidad», cuya duración es considerablemente menor.

Esto sólo son algunos ejemplos que demuestran cómo se ha ido masculinizando el principio y derecho a la igualdad: hemos defendido un modelo pensado para que las mujeres sean como hombres o al menos que se comporten como hombres si quieren ser tratadas igual.

 

Y así, nos encontramos con mujeres, que con 35 años, descubren que sin darse cuenta han ido castrando su feminidad – consciente o inconscientemente – porque pensaron que era la única manera de progresar en la sociedad y en el mundo laboral. Esto mismo le pasó a la joven Marie Curie ya a principios del siglo XX cuando luchó por sus ideas en un mundo de hombres. Rosa Montero reflexiona sobre esto mismo en «La ridícula idea de no volver a verte»: «Sí, es difícil, muy difícil ser mujer, porque en realidad no sabes en qué consiste ni quieres asumir lo que la tradición exige. Mejor no ser nada para poder serlo todo, que fue, me parece, la opción de Marie […] Es mejor borrarse». Marie Curie se borró como mujer y sólo así consiguió que creyeran en sus investigaciones (fue la primera mujer en recibir un premio nobel de física en 1903, seguido de un premio nobel en química en 1919).

Lo peor de todo, es que este es el modelo que se sigue defendiendo.

Cada vez que le dices a tu niño «no llores como una niña» o a tu niña «sé fuerte como un hombre»…

Cuando convences a tu niña que el mundo es suyo y que podrá ser quien quiera ser, pero luego escuchas que las empresas prefieren no contratar a mujeres entre 25 y 45 años…

Cuando no damos espacio para que los hombres sean corresponsables de los cuidados de la familia y tengan los mismos derechos y deberes que las mujeres…

Cuando las mujeres nos creemos que podemos con todo y no exigimos ser cuidadas…

Cuando las mujeres creemos que los hombres no pueden hacer las cosas tan bien como nosotras y se lo recriminamos, pero en realidad no les dejamos el espacio…

Cuando hacemos todo eso, estamos desaprovechando el potencial de los hombres y de las mujeres; estamos perpetuando un modelo de sociedad disfuncional que impide que las personas podamos desarrollar quienes realmente somos o queremos ser. Estamos impidiendo construir un modelo de sociedad que necesita ser repensado para ser sostenible.

Por eso, desde aquí propongo reflexionar sobre cuáles deberían ser las bases para conseguir un mayor equilibrio. ¿Qué podemos hacer para que las (futuras) mujeres no tengamos que sacrificar nuestra feminidad para tener las mismas oportunidades y los (futuros) hombres no tengan que sacrificar «su lado femenino» para ser tratados con el mismo respeto?

Me dijeron que podría ser igual que un hombre; y lo fui. Hoy quiero ser mujer.  

Alia Chahin

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En el Congreso de Liderazgo Femenino, del que hablé hace unas semanas, hubo una ponente que a mí me interesó especialmente, Teresa Forcades,  monja benedictina. Me ha sorprendido la claridad de ideas y la sencillez con las que las presentó. A través de un breve recorrido por la historia occidental, analizó la evolución del concepto de feminidad y su planteamiento del feminismo, a partir del análisis del feminismo de la igualdad y del feminismo de la diferencia.

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Al hacer el recorrido histórico de la noción de feminidad vemos como siempre, sea cual sea la época que analicemos, se ha considerado a la mujer inferior,  con menos espiritual que el hombre, menos racional, menos libre.

En la actualidad, se tiende a considerar la adaptabilidad, la flexibilidad como valor central. Aquí también se considera a la feminidad, a las mujeres, como menos adaptables porque se apegan a la familia, a las/os hijas/os, a su ciudad, etc. Si llevamos este planteamiento al mercado laboral tienen unas implicaciones claras: las mujeres, como consecuencia de los lastres que históricamente acarrean, tienen menos presencia en el mercado laboral, son menos valoradas, peor remuneradas.

Lo que quiero resaltar es la visión de esta mujer, médica, monja, feminista, que nos hace ver cómo la concepción de la mujer, de la feminidad, ha influido en la situación de desvalorización que aún sufren muchas mujeres.

Las ponencias del congreso se pueden bajar en este link, la de Teresa Forcades aún no está, espero que podamos acceder a ella en breve, iré comentando otras ponencias en días sucesivos, os invito a que participéis con vuestras opiniones

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