“Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio
que hasta hoy se ha hecho de los derechos
naturales e imprescriptibles del ser mujer.”
Flora Tristán
Vivimos tiempos revueltos, de conflictos y al mismo tiempo de esperanza. Estos últimos meses quienes nos definimos como feministas, quienes trabajamos para que la sociedad patriarcal desaparezca, nos hemos visto envueltas en debates que a veces no han aportado mucho, más bien lo contrario. Esto no debe ser visto como una traba, más bien como una esperanza, porque demuestra que el feminismo tiene influencia social y política. No tanta como sería necesaria y desearíamos, pero lo que es seguro es que el movimiento feminista no está dormido y que cada día es más activo proponiendo alternativas.
El movimiento feminista no es uniforme, ¿acaso alguna otra ideológica o movimiento social lo es? No importa la escuela de pensamiento o ideología que tomemos como ejemplo, siempre habrá divergencias que matizan la forma de alcanzar los objetivos que se proponen conseguir. No está justificado, pues, que se cuestione que el movimiento feminista está enfrentado, que no es uniforme, etc.
Para empezar, se habla mucho de feminismo en los últimos tiempos, pero no siempre quienes opinan y teorizan se ponen de acuerdo en cómo definir dicho concepto.
Comencemos analizando algunas definiciones:
Según la RAE: «Feminismo es una ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres».
Victoría Sau dice : “El feminismo, es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII -aunque sin adoptar todavía esta denominación- y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que ha sido y son objeto por parte del colectivo de los varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera”.
Es evidente que la definición de la RAE se queda corta, pues si bien el movimiento feminista defiende la igualdad de derechos de mujeres y de hombres, no es sólo eso, implica mucho más, como dice Victoria Sau. Supone la toma de conciencia de las mujeres de que están siendo dominadas y explotadas por la sociedad patriarcal. El feminismo es un movimiento social que busca la igualdad entre los sexos, sí, pero esa igualdad no es posible dentro de los parámetros que aún predominan en la sociedad, en la que los hombres siguen teniendo el poder político, económico y social. El patriarcado, al imponer la división sexual del trabajo, ha logrado que las mujeres sean consideradas ciudadanas de segunda, siempre al servicio de los intereses de los hombres, que han tenido a lo largo de los siglos el poder de tomar decisiones por ellas.
El movimiento feminista no ha cesado de reivindicar el derecho a la participación política de las mujeres. Mary Wollstonecraft, en la obra «Vindicación de los Derechos de la Mujer», publicado en 1792, reclamaba el derecho a la educación de las mujeres. Afirmaba que las mujeres con educación podrían superar su subordinación, tener independencia económica. Podemos decir que el acceso a la educación de las mujeres se ha logrado, de hecho, en España, más del 61% de las personas que tienen licenciatura son mujeres. Pero, ¿podemos asegurar que las mujeres han logrado independencia económica, que han eliminado la dominación masculina? Sin caer en el derrotismo debemos decir que aún queda mucho camino por recorrer; que si bien las mujeres han logrado superar los retos en educación, los hombres siguen poseyendo el poder político y económico. Muchas mujeres se ven obligadas a seguir asumiendo los mandatos de género que la sociedad patriarcal les impone.
Siguiendo con la definición de Sau, el feminismo mueve a la acción para transformar la sociedad. Este es el punto fundamental, que debemos abordar. Los grandes logros del movimiento feminista son más que evidentes, pero…
Las mujeres, sea cual sea su clase social, su color de piel, su orientación sexual, su etnia, el lugar del mundo donde vivan, están expuestas a sufrir discriminación laboral, salarial, en el deporte, acoso en la calle, en el trabajo, y están expuestas a ser violadas por los hombres que detentan el poder. Un claro ejemplo lo tenemos en las denuncias que las actrices de Hollywood han hecho sobre el acoso, en muchos casos violación, que han sufrido por parte de Harvey Weinstein.
Lo más grave es que los abusos eran de dominio público, ¿cómo es posible que nadie apoyara a las mujeres que sufrían acoso? La actriz Emma Thompson ha calificado a Harvey Weinstein como un «depredador» y ha asegurado que el escándalo es solo la «punta del iceberg» de lo que sucede en Hollywood. Por el contrario, Oliver Stone declara que «no es fácil por lo que está pasando Weinstein«. Los «pactos entre pares» no se hacen esperar, me pregunto si a Oliver Stone le preocupa por lo que han pasado tantas mujeres durante varias décadas. Woody Allen ha declarado: «No quiero que conduzca a un ambiente de caza de brujas» y dice que «Todo el asunto es muy triste, para todos los implicados». Parece sentir tristeza por Weinstein, pero también es posible que sienta temor, de que de una vez por todas el mundo del cine deje de ser permisivo y salgan a la luz todos los casos de abuso. La Academia de Hollywood ha expulsado al productor, pero cuánto sufrimiento deja detrás.
Lo que sucede en Hollywood no es un hecho aislado, sucede en las universidades, en las empresas, en la vida cotidiana. Mientras el poder lo sigan detentando los hombres, las mujeres serán, potencialmente, objetos para uso y disfrute masculino. Por todo ello cabe preguntarse, ¿cuál es camino a seguir?, ¿qué hacer para transformar la sociedad? Es evidente que sin modificar el modelo actual de consumo y producción, sin modificar las estructuras sociales, hay pocas esperanzas para que las mujeres alcancen la igualdad de derechos y el feminismo tiene mucho que decir sobre los cambios sociales. Sin las mujeres, sin el feminismo no avanzaremos.
Volviendo a lo que decíamos al principio, el movimiento feminista es diverso, pone el acento en eliminar la discriminación salarial, en romper el techo de cristal, en visibilizar los avances de las mujeres, en denunciar la discriminación de las lesbianas, en reivindicar el derecho a ser madres o no serlo, en la corresponsabilidad en los cuidados… y un largo etcétera, de exigencias que se hacen a diario. Pero siempre que se busque liberar a las mujeres de los condicionantes que la sociedad les ha impuesto, todos los planteamientos feministas deben ser tenidos en cuenta. Lo importe, en este momento de cambio, es pensar en las reformas estructurales necesarias, no dejarse embaucar por cambios menores que, bajo la apariencia de avance, solo fomentan la permanencia de la sociedad patriarcal.
La revolución será feministas o no será
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