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Archive for the ‘Conciliación’ Category

Escribí este articulo en 2013 para le revista Fanzine Imposible 7. Lo recupero hoy porque al entrar en vigor los permisos de paternidad iguales e intransferibles, se ha abierto el debate en las redes sociales sobre si es una medida que favorece a las mujeres o no.

La situación de las mujeres, con respecto a la maternidad y los cuidados, poco ha cambiado en estos nueve años y mi opinión sigue siendo la misma. Los cuidados deben ser compartidos por los hombres, y las administraciones deben implicarse con políticas públicas que favorezcan la corresponsabilidad. Queda mucho por hacer y así lo señalaba en este artículo.

Cuidar y conciliar sí, pero…. las mujeres

Introducción

Mucho se habla de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, pero en general se potencian medidas para facilitar que las mujeres, las madres sean las que asuman el cuidado de hijas e hijos o de personas dependientes; los hombres, los padres se quedan al margen. Cuidar de la familia ha sido tradicionalmente un trabajo realizado por las mujeres y a pesar de los grandes cambios que se han experimentado, cuidar sigue siendo «cosa de mujeres».

Se teoriza continuamente sobre la importancia de los cuidados, que si debe valorarse más, que cuidar es una tarea gratificante, que si cuidar a mayores, dependientes y bebés debe considerarse prioritario, en fin, que se debate mucho pero a la hora de la verdad poco se hace para solventar un problema cada día más acuciante.

A menudo se sigue justificando que sean las mujeres las que abandonen el trabajo remunerado de manera temporal o reduzcan la jornada laboral para hacerse cargo de las personas de la familia que necesitan cuidados, pero no se tiene en cuenta las consecuencias que acarrea a las mujeres. Como es evidente la situación es diferente si se trata de cuidar de una criatura recién nacida o de dependientes.

Maternidad/paternidad

La idea de que las mujeres, es decir, las madres, están mejor preparadas para cuidar es una explicación que no se sostiene, es un argumento esencialista. Esgrimir el instinto maternal no deja de ser una manera de naturalizar una situación que de hecho perjudica seriamente a las mujeres. Porque, ¿qué sucede con las mujeres que no son madres o las que deciden no cuidar?, ¿son menos mujeres? En alguna ocasión conocidos políticos han defendido esta idea, que es tan obsoleta y falta de fundamento que no merece la pena perder tiempo en desmontarla.

Esta pretendida defensa de la maternidad, de los derechos de las madres a cuidar de sus criaturas esconde otra realidad: la maternidad discrimina. Las madres, cuando nace una criatura, se ausentan del trabajo remunerado 16 semanas, tiempo legal de permiso de maternidad. El padre, por el contrario, solamente dispone de 2 semanas.

Esta diferencia en el permiso por nacimiento o adopción de madres y padres es la primera contradicción por razón de género que encontramos y que no tiene justificación legal. Se esgrime que es para que la madre se reponga del parto. Esto es cierto para las 6 primeras semanas, por eso son obligatorias, mientras las diez restantes puede cedérselas al padre porque son para el cuidado de la criatura recién nacida. ¿Por qué entonces los padres disponen solamente de dos semanas? Si se trata de que las niñas/os necesitan atención a tiempo completo durante un determinado periodo, ¿por qué no se facilita que los padres puedan cuidar?

Los permisos de maternidad y paternidad deben ser iguales, intransferibles y pagados al 100% para avanzar en igualdad y para eliminar la discriminación que sufren las mujeres al ser madres o por el simple hecho de que puedan serlo, es lo que se llama discriminación estadística.

Esta propuesta de permisos iguales e intransferibles y pagados al 100% es defendida por la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento o Adopción, PPiiNA. En la Proposición de Ley que dicha Plataforma ha elaborado y que se registró en el congreso en el 2012, se hace especial hincapié en que estos permisos deben ser para todas las parejas, ya que tiene en cuenta que la realidad social ha cambiado y que las parejas del mismo sexo deben tener los mismos derechos cuando tienen descendencia.

El Congreso de los Diputados ha admitido en diferentes ocasiones que esta diferencia en los permisos para madres y padres es una «disfunción en la legislación actual» y ha instado al Gobierno a que iguale los permisos de maternidad y paternidad. En la subcomisión de Igualdad del Congreso se admitió también la necesidad de igualar los permisos. ¿Por qué entonces no se amplía el permiso de paternidad? ¿Qué resistencias existen? Aunque se busquen justificaciones la realidad es que el patriarcado se resiste a permitir que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres. Defender la igualdad entre mujeres y hombres de manera teórica es fácil, es «políticamente correcto«, pero cuando se trata de actuar, la cosa cambia, comienzan las justificaciones.

«Cuando la situación económica lo permita«, es la argumentación para no ampliar el permiso de paternidad y que madres y padres no dispongan del mismo tiempo para cuidar, pero es evidente que esto no es más que una coartada para justificar que las mujeres dediquen un tiempo al trabajo remunerado, pero sin abandonar sus funciones de madres, esposas, etc.

Los datos no dejan lugar a dudas, sólo un reducido número de padres, 6,67%, piden excedencia para cuidar. De las mujeres que trabajan a tiempo parcial el 95,33% lo hacen para cuidar de hijas/os y otros familiares, el porcentaje de hombres es del 12,20%.

Vemos pues que ser madres o ser padres tiene consecuencias muy diferentes en lo que al empleo se refiere. Salarios más bajos, problemas para acceder a puestos de alta dirección, «techo de cristal», son algunos de ellos.

 Dependencia

Los cambios socioculturales que se han producido, entre los que hay que destacar la masiva incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, unido a que la esperanza de vida es cada vez mayor, ha supuesto que el cuidado de personas mayores sea un problema. La Ley de Dependencia vino a dar respuesta a esta situación y a resolver la demanda de cuidados profesionales para las personas dependientes, pero tras diez años de aplicación, está muy lejos de cumplir las expectativas que provocó.

Analizada con perspectiva de género, la Ley de Dependencia presentaba algunos puntos cuestionables. Veamos:

Artículo 14.4: «El beneficiario podrá, excepcionalmente, recibir una prestación económica para ser atendido por cuidadores no profesionales, siempre que se den condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo establezca su Programa Individual de Atención».

Artículo 18.1 «Excepcionalmente, cuando el beneficiario esté siendo atendido por su entorno familiar, y se reúnan las condiciones establecidas en el artículo 14.4, se reconocerá una prestación económica para cuidados familiares».

Aquí vamos a hablar de «cuidadoras familiares o informales«, dado que la mayoría de personas que cuidan a dependientes en el entorno familiar y que se acogen a esta medida son mujeres, cerca del 90%. El lenguaje sí importa.

La Ley establecía que las cuidadoras familiares o no profesionales, además de la aportación económica que se estable en función del grado de dependencia de la persona a cuidar, serían dadas de alta en la Seguridad Social, pero esta norma se suprimió con la reforma del 2012, que además de reducir en un 15% las prestaciones económicas para cuidados en el entorno familiar, establece que la Seguridad Social corra a cargo de la cuidadora y también aumenta el copago.

Para hacernos una idea de las implicaciones de estos cambios debemos tener en cuenta que las aportaciones a las cuidadoras no profesionales no llega de media a los 250 € mensuales, y siempre en función del grado de dependencia de la persona a atender. Esta prestación, que se ha dado en llamar «la paguita», vista con enfoque de género, se vio desde el principio como una trampa para las mujeres.

Tengamos en cuenta que el hecho de que una hija dedique parte de su tiempo a cuidar de su madre o de su padre se ve como lo normal, «es lo que tiene que hacer»; si ahora pagan por hacerlo… ¿Cómo va a quejarse? No importa que lo que reciba por esta tarea sea una cantidad mínima, “está cobrando”, los hombres de la familia ya pueden despreocuparse. Además, ¿Qué sucede cuando la persona a quien cuida fallece? En muchos casos abandonaron el trabajo remunerado y su reinserción es difícil, bien por edad o por falta de formación.

La Ley de Dependencia contempla también que los cuidados a personas dependientes se lleve a cabo en el entorno familiar con ayuda profesional, es decir, ayuda a domicilio. El número de horas que la Ley de Dependencia proporciona está en función del grado de dependencia reconocida. Actualmente el «Grado III: Gran Dependencia», recibe entre 46/70 horas mensuales. Es decir, a una persona totalmente dependiente, se le conceden un máximo de 70 horas mensuales, que si lo distribuimos entre 30 días vemos que recibirá 2,30 horas diarias. ¿Quién cuida las 21,70 horas restantes? La respuesta es fácil: una mujer que habrá dejado de lado parte de su vida para realizar el mandato de género que la sociedad patriarcal sigue asignando a las mujeres.

Podemos preguntarnos: ¿Por qué cuidan las mujeres?, ¿por qué las mujeres «deciden» modificar radicalmente su vida cuando la madre o el padre comienzan a ser dependiente?, ¿qué les lleva a asumir los cuidados en solitario o con las hermanas, madres, cuñadas, dejando que los hombres de la familia se mantengan al margen?

A pesar de los muchos avances en lo que a igualdad entre mujeres y hombres se refiere, la división sexual del trabajo sigue presente en la sociedad y condiciona la vida de las mujeres. Como ya hemos señalado, el «trabajo de cuidar sigue siendo cosa de mujeres«. Ante esta situación, ¿cómo compatibilizar cuidados y trabajo remunerado?

Conciliación

¿Quién no ha escuchado miles de veces que es fundamental que se implementen medidas de conciliación? Las empresas, las administraciones, las organizaciones empresariales, etc., hablan constantemente de ello, pero la realidad es que los avances son lentos y cada vez un problema más acuciante. Compatibilizar la vida laboral y familiar, no digamos ya la personal, es difícil, cuando no imposible.

Son muchas las causas que impiden la conciliación. Sin pretender enumerarlas todas vamos a señalar las más importantes. En primer lugar los horarios, la jornada partida, las largas pausas para la comida, la poca o nula flexibilidad horaria, la cultura empresarial que potencia el presentismo y hace que las horas que se permanece en el lugar de trabajo sean excesivas. Esta situación supone que al nacer una criatura sea difícil compatibilizar su cuidado con el trabajo remunerado.

Como hemos señalado los cuidados recaen en las mujeres principalmente, son ellas en definitiva las que «concilian», es decir, las que reducen su jornada laboral, se apartan temporalmente del empleo o piden ayuda a abuelas/os para cuidar a niñas y niños. En el caso de las personas dependientes cuando se tienen medios económicos se busca ayuda externa, cuando no se tienen esos medios hay pocas alternativas.

No existen soluciones mágicas para solventar la situación, pero sí está claro que es imprescindible la corresponsabilidad en los cuidados, es decir, los hombres deben asumir la responsabilidad de cuidar al mismo nivel que las mujeres, pues mientras esto no se produzca, por muchas medidas que se tomen, serán las mujeres las que concilien y ello supone un coste en lo personal y en lo profesional, que tiene consecuencias en el presente y en el futuro.

Si bien es imprescindible que los hombres se corresponsabilicen en los cuidados, no es suficiente, son necesarias políticas públicas efectivas y que tengan en cuenta la realidad que vivimos.

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Fui sobre agua edificada. Mis muros de fuego son. Esta es mi insignia y mi blasón

Mural pintado por Alberto Corazón en la fachada de un edificio de plaza de Puerta Cerrada

El aislamiento pasa factura, no importa que hayas vivido estos casi tres meses en una situación digamos privilegiada, Quiero decir acompañada, en un espacio con todas las comodidades y sin problemas reseñables. No salir de casa durante tanto tiempo da una sensación de irrealidad, sobre todo al principio. Disponer de las nuevas tecnologías ha sido importante. Ver, aunque sea a través de una pantalla, a las personas más cercanas ha sido fundamental y a pesar de disponer de todas estas ventajas, la crisis que vivimos afecta.

Escribí mi primera entrada en este espacio un mes después de comenzar el estado de alarma. Reclamaba en ese post una renta básica, renta mínima o renta vital. Hoy celebro que el gobierno haya aprobado un Ingreso Mínimo Vital. Analizaremos en otro momento si va a dar cobertura a todas las personas que necesitan ayuda para cubrir las necesidades más básicas, pero lo que es seguro que es una buena medida, importante y necesaria.

Hoy me propongo hablar de la Comunidad de Madrid, de la mala gestión de su presidenta y de las consecuencias que está teniendo y tendrá para el conjunto de la población. Una de las cuestiones más dolorosas que hemos vivido estos meses ha sido la desatención en la que han vivido las personas mayores que estaban en residencias o vivían solas. Más de 5.000 mayores han fallecido en las residencias de la Comunidad de Madrid. En torno al 90% eran de residencias privadas y concertadas.

La Comunidad de Madrid hizo caso omiso de las reiteradas denuncias que desde diferentes ámbitos se venían haciendo de la desatención que sufrían las personas mayores en las residencias. En algunos casos el personal de dichas residencias también denunciaba la precariedad con la que realizaban su trabajo. También ahora pretende desentenderse del problema y mirar para otro lado cuando se denuncia que se establecieron protocolos para que no se llevara a las personas mayores infectadas por coronavirus a los hospitales.

El daño que la presidenta Ayuso está haciendo tendrá consecuencias incalculables. Debemos recordar que las residencias de mayores son necesarias y en algunas casos imprescindibles. Hablamos de unas residencias en las que las personas vivan en condiciones dignas, en la que estén cuidadas por profesionales con la cualificación adecuada y con atención sanitaria. Costará recuperar la confianza en estos centros, en un momento en el que el estigma que implica llevar a una persona mayor se estaba superando. Centros de día, residencias y atención domiciliaria deben recuperarse lo antes posible, pero no de cualquier manera, con medios adecuados y con gestión pública.

No voy a relatar todas las noticias sobre las atrocidades que se han vivido en las residencias de mayores de la CM y que hemos ido conociendo estos meses, lo que queremos es recordar a todas las mujeres y hombres que se merecían una vida mejor y que por ineptitud de la presidenta Isabel Díaz Ayuso no han tenido. La gestión de las residencias se ha dado a grupos empresariales a los que nada les importan como viven o mueren quienes residen en dichos centros. Lucrarse con los bienes públicos es incalificable, hacerlo con la vida de las personas mayores supone una falta de ética que no puede quedar impune.

La presidenta Ayuso debe dejar de presentarse ante la ciudadanía como si lo que pasa en la comunidad no fuera con ella, solo toma medidas cuando se trata de dejar sin cobertura a las personas más vulnerables. Hoy CC.OO denuncia que ‘La Comunidad de Madrid elimina más de 14.000 plazas en la escuela pública el curso que viene‘. No todo vale señora Ayuso, la educación debe ser pública y gratuita desde los cero años.

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La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género.

 

El informe de Oxfam Intermón Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, denuncia que la desigualdad económica está fuera de control y que es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo.

Cuidar de niñas y niños, de personas mayores o enfermas, cocinar, lavar, coser, ir a buscar agua y leña, etc., son tareas que las sociedades patriarcales asignan a las mujeres y ello tiene costes importantes para su desarrollo personal y profesional. En muchas sociedades las niñas, desde muy pequeñas, se encargan de las tareas domésticas y de cuidado. «En todo el mundo, las mujeres y las niñas en situación de pobreza asumen una parte desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado, especialmente aquellas que, por pertenecer a determinados colectivos, no solo sufren discriminación por razones de género, sino también de raza, etnia, nacionalidad, sexualidad y casta. Las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado«.

Los cuidados son el gran hándicap para la igualdad de oportunidades, para la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. A pesar de que la aportación de las mujeres a la economía es fundamental, su trabajo no es valorado ni económica ni socialmente. Oxfam ha calculado que tan solo el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres aporta a la economía un valor añadido de al menos 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica la aportación de la industria de la tecnología.

El elevado tiempo de trabajo que mujeres dedican al cuidado, en especial en la etapa reproductiva, repercute en sus ingresos, en su nivel de vida.

El trabajo remunerado de cuidados también lo realizan en su mayoría mujeres que trabajan en condiciones de precariedad y, en muchos casos, desprotegidas por la legislación. El siguiente gráfico lo refleja con claridad.

Siguiendo con el informe vemos que: El mundo se enfrenta a una inminente crisis de los cuidados, derivada de las consecuencias del envejecimiento demográfico, los recortes en los servicios públicos y los sistemas de protección social, y los efectos del cambio climático, que amenazan con empeorar la situación y aumentar la carga sobre las personas que asumen el trabajo de cuidados.

Algunas recomendaciones del informe que es imprescindible tener en cuenta:

1.- Los gobiernos deben invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.

2.- Los Gobiernos deben adoptar medidas para reducir drásticamente la brecha entre los más ricos y el resto de la sociedad y dar prioridad al bienestar del conjunto de la ciudadanía en vez de fomentar un crecimiento y un beneficio económico insostenibles.

3.- Los Gobiernos deben garantizar la adopción de políticas jurídicas, económicas y laborales que protejan los derechos de todas las personas que llevan a cabo el trabajo de cuidados sin remunerar y remunerado, tanto en el sector formal como en el informal. Esto debe incluir la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre la protección de las trabajadoras y los trabajadores del hogar.

4.- Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas que consideran que el trabajo de cuidados es responsabilidad de las mujeres y las niñas, dan lugar a un reparto desigual de dichas tareas y perpetúan la desigualdad tanto económica como de género.

5.- Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados. Las empresas y negocios deben asumir su responsabilidad de contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe que estamos analizando se publica el mismo día que la RAE rechaza el uso de lenguaje inclusivo. Relacionar los dos informes es casi inevitable. El Informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución, considera que: Son inequívocamente inclusivos en la Constitución grupos nominales en plural como niños, padres e hijos profesores trabajadores, jueces, magistrados, abogados, electores consumidores militares, funcionarios, extranjeros, ministros, alcaldes, presidentes, embajadores , etc., pues con el masculino genérico se designa a ambos sexos. Resulta cuando menos curioso que si vea necesario desdoblar cuando la constitución hace referencia a ‘princesa’. El sustantivo princesa no aparece en la Carta Magna. Sí se menciona al Príncipe. Es recomendable sustituir estas tres menciones por fórmulas coordinadas como el Príncipe o la Princesa de Asturias.

También recomienda desdoblar rey/reina. Las mujeres que no somos de la realeza no tenemos derecho a ser nombradas.

Este espacio utilizará un lenguaje inclusivo, no sexista, que nombre a las mujeres y visibilice su papel en la sociedad.

#LoQueNoSeNombraNoEsixte

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Tenemos gobierno progresista y, más allá de lo que se pueda matizar al respecto, podemos relajarnos porque la alternativa era el triunfo de la derecha y de la extremaderecha, que ya se confunden. Es mucho lo que está en juego en estos momentos, tanto desde el punto de vista de derechos sociales como de derechos de las mujeres, que como bien sabemos peligran cuando gobierna la derecha.

Un ejemplo claro lo tenemos en Andalucía. Las retrogradas propuestas de un nuevo partido con poca representación parlamentaria, pero con poder de decisión, en dicha comunidad autónoma (12 diputadas/os), que está imponiendo políticas que suponen un retroceso para los derechos de las mujeres. Las políticas públicas de igualdad andaluzas han sido referente durante años. Un solo año de gobierno de la derecha ha sido suficiente para desmontar el trabajo realizado. La Consejería de Igualdad, que dirige Rocío Ruiz, Cs, ha dejado sin financiación 241 proyectos feministas.

Tenemos, pues, que celebrar que el nuevo gobierno se comprometa a modificar la actual ley que impide a las jóvenes de 16 años decidir. Punto 7.5 del acuerdo de gobierno: Así mismo favoreceremos el acceso, a los últimos métodos anticonceptivos, a la anticoncepción de urgencia y a la interrupción voluntaria del embarazo de todas las mujeres, en el Sistema Nacional de Salud, en el marco la Ley de Salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo de 2010. Hay que recordar que una joven de 16 años pidió permiso para abortar y se lo denegaron. Tuvo el niño en una pensión sin atención médica, el padre, menor de edad, lo arrojó presuntamente al río. Esto no debe volver a pasar.

Otro compromiso del gobierno es garantizar la igualdad retributiva entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación. Espinoso tema, que requiere medidas concretas y eficientes y vigilar que se cumplan. La Implantación de planes de igualdad obligatorios es una buena medida sin duda, pero de nuevo requiere que se elaboren con corrección y se cumplan. Es este un tema que preocupa, pues la experiencia nos dice que en general se elaboran sin un diagnóstico previo y, en muchos casos, se limitan a señalar medidas que por ley tendrían que estar implantadas. Confiemos que a partir de ahora la ley se cumpla.

Una medida que celebro de manera particular es la equiparación de los permisos de maternidad/paternidad. Es mucho el tiempo que muchas personas hemos dedicado para sensibilizar sobre la importancia de que sean iguales, intransferibles y pagados al 100%. Es cierto que quedan algunas cuestiones por resolver, pero el gobierno se compromete a solventarlas. Es una medida importante que si se complementa con escuelas infantiles de cero a tres años y con horarios más racionales, facilitará la conciliación de mujeres y hombres en las diferentes facetas de su vida. Falta por ver cómo se va a potenciar la corresponsabilidad de los hombres en el cuidado.

El apartado 7.2. dedicado a las violencias machistas, dice: Desarrollaremos todas las medidas pendientes del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, incorporando a nuestro ordenamiento lo dispuesto en el Convenio de Estambul para prevenir y erradicar todas las formas de violencia que sufren las mujeres. Es urgente que se haga cuanto antes. El Convenio de Estambul fue ratificado por España en 2014.

Tomaremos como una cuestión de Estado la libertad y la reparación de las mujeres que sufren violencias machistas y, para ello, desarrollaremos las medidas necesarias para que los procesos de denuncia y judiciales tengan perspectiva de género y que el conjunto de profesionales que intervienen en ellos tenga la formación necesaria. Impulsaremos el sistema VioGén para incrementar y mejorar la seguridad de las víctimas. Blindar que solo sí es sí. Son estas algunas de las medidas que se proponen, todas necesarias y que no pueden esperar.

En el punto 7.3 se habla de erradicar la trata de mujeres con fines de explotación sexual, favorecer la dignidad de las mujeres. En este punto falta hablar de la abolición de la prostitución, no se puede hablar de igualdad de oportunidades mientras haya mujeres explotadas en los burdeles, en los prostíbulos.

Se posicionan sobre los vientres de alquiler (7.7) La explotación reproductiva está prohibida en nuestra legislación, en coherencia con las recomendaciones del Parlamento Europeo. Los vientres de alquiler socavan los derechos de las mujeres, especialmente de las más vulnerables, mercantilizando sus cuerpos y sus funciones reproductivas. Y por eso, actuaremos frente a las agencias que ofrecen esta práctica a sabiendas de que está prohibida en nuestro país.

Empleadas del hogar (1.11.) Culminaremos con carácter prioritario la plena integración en el Régimen General de la Seguridad Social de las empleadas del hogar a lo largo de la legislatura. Firmaremos y ratificaremos el Convenio número 189, de 2011, de la Organización Internacional del Trabajo sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos. Ya va siendo hora de que las miles de mujeres que trabajan cuidando tengan los mismos derechos que el resto de trabajadoras/es.

Mejoraremos las cuantías en el nivel mínimo y en el acordado de Dependencia (2.3.3) Se realizará un esfuerzo gradual para mejorar la financiación del nivel mínimo y se recupera el nivel acordado derogado por el Partido Popular. La financiación debe de ser de carácter finalista, a través de la recuperación de los convenios de acuerdos financieros entre Estado y comunidades autónomas que se derogaron en 2012. Veremos cómo se concreta esta medida, que ya se ve claramente insuficiente para abordar las deficiencias que se detectan en la atención a las personas dependientes. Desarrollar la ley de dependencia es fundamental, mientras que no se atienda de forma adecuada a las personas dependientes, las mujeres seguiremos cuidando con todo lo que ello implica.

Celebramos que haya de nuevo un Ministerio de Igualdad, que el nuevo gobierno se declare feminista. Con esperanzas de que se produzcan avances pronto. Estaremos alerta.

 

 

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Fuente: El empresario, diario digital de las empresasLa CEOE, en el informe «Perspectiva empresarial sobre la conciliación de la vida laboral y familiar» se posiciona, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, contraria a que aumente el permiso de paternidad, lo que no sorprende demasiado. Siendo sus directivos hombres que detentan el poder no podía ser de otra manera. No pueden aceptar que una medida que facilite la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres se ponga en marcha. Se olvidan de que el modelo de sociedad hombre sustentador/esposa dependiente está obsoleto y que lo que hoy se demanda es que todas las personas sean económicamente solventes y que se corresponsabilicen de las tareas de cuidado por igual.

Dicen los poderosos hombres de la CEOE, haciendo alusión al aumento a cuatro semanas del permiso de paternidad, que: «El objetivo (de la conciliación) no puede ser que los hombres abandonen o limiten su participación en el mercado laboral para facilitar la participación femenina». No les vendría nada mal a los directivos de la CEOE leerse la Proposición de Ley de la PPiiNA, para que se hagan una idea de que quienes defendemos que los permisos de maternidad/paternidad deben ser iguales, intransferibles y pagados al 100% no pretendemos que los hombres abandonen el mercado laboral, faltaría más, lo que proponemos es que los hombres se impliquen en el cuidado de sus criaturas desde el momento del nacimiento y que las mujeres dejen de ser discriminadas por ser madres.

La CEOE debería preocuparse más bien por eliminar la discriminación que sufren las mujeres por el hecho de ser madres o por el hecho de que puedan serlo, lo que se llama discriminación estadística. La citada organización debería tener en cuenta lo que dice Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico: «La desigualdad de género priva al mundo de un enorme recurso de talento sin explotar en un momento en que es tan importante para abordar los enormes desafíos y las fuerzas disruptivas que enfrentamos».

La CEOE dice que no es positivo reducir la jornada laboral de las madres y de los padres para cuidar de la familia,  por supuesto que no, más adecuado sería jornadas más cortas para todas las personas. Sorprende que la CEOE no se haya preocupado por el hecho de que las mujeres se ven obligadas a abandonar su carrera profesional, total o parcialmente, tras las 16 semanas del permiso de maternidad para cuidar de sus hijas e hijos, pero cuando los padres se ausentan del mercado laboral cuatro semanas se inquietan. ¿Será que temen que con la ampliación del permiso de paternidad la masculinidad hegemónica pierda posiciones? Resulta curioso que cuando los hombres comienzan a disfrutar de cuatro semanas de permiso de paternidad, que se lo toman en torno al 80% de los padres, los directivos se ven en la necesidad de posicionarse en contra.

Proponen en el citado informe ‘una mayor infraestructura pública de servicios de atención a niños y mayores dependientes y la implantación de ayudas, subsidios y otros beneficios orientados a las familias y que los horarios de estos centros sean flexibles’. Escuelas infantiles de cero a tres años, a precios asequibles, y servicios de calidad para las personas dependientes, son evidentemente imprescindibles, pero la propuesta de la CEOE de ampliar y flexibilizar los horarios de escuelas infantiles y centros de atención a la dependencia, parece más una medida orientada a facilitar la plena disposición para el trabajo remunerado que facilitar que mujeres y hombres puedan compatibilizar trabajo remunerado, trabajo doméstico y desarrollo personal. Se olvida la CEOE que los cambios de horario son perjudiciales para todas las personas, y no hablemos ya de niñas y niños o personas mayores, para quienes es fundamental una cierta rutina en los horarios y actividades cotidianas. No se trata de ampliar horarios, más bien se trata de que los horarios laborales se adecuen a las necesidades de las personas.

Ofende leer en el citado informe conceptos como ‘corresponsabilidad’ o ‘igualdad de género’, cuando las medidas que se proponen están completamente alejadas de lo que estos términos significan. Jugar con las palabras sólo sirve para justificar su apuesta por el libre mercado y la ampliación de beneficios económicos, para ellos prioritario. Esto se ve claro si analizamos otra de sus propuestas: mejorar la fiscalidad del segundo sustentador familiar o, lo que es lo mismo, mayores ventajas para la tributación conjunta. María Pazos Morán[1] señala al respecto: «La declaración de la renta conjunta es un estímulo para que las mujeres sigan en los hogares». Medidas como ésta dejan clara la idea que subyace en el informe.

Hablar de conciliar la vida laboral, personal y familiar es en estos momentos algo vacío si no se contempla la perspectiva de género, es decir, si no se tiene en cuenta que las mujeres están en posición de desventaja, que los roles y estereotipos de género están influyendo en cómo se posicionan mujeres y hombres en la sociedad actual. Mientras la brecha salarial de género sea una realidad, mientras el acceso a puestos de alta dirección sea un ‘techo de cristal’ para la mayoría de las mujeres, mientras las ocupaciones que en mayor medida realizan las mujeres sean menos valoradas que las que de forma habitual realizan los hombres, la conciliación seguirá siendo cosa de mujeres.

Tal vez sea eso lo que, con subterfugios, quiera la CEOE. Pero se olvidan de que las mujeres no vamos a conformarnos con medias tintas, que queremos ser trabajadoras con plenos derechos y no vamos a permitir que nos vengan con trampas para que sigamos desempeñando esas funciones que a ellos no les gusta.

[1] Autora de «Desiguales por Ley», Editorial, Catarata

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Es un placer publicar, una vez más, un artículo de Alia Chahin. Su manera de escribir me gusta, sus reflexiones me hacen pensar y el espectáculo del que habla fantástico. No dejéis de leerla, no os defraudará, seguro.

El poeta es un fingidor, finge tan completamente que

hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente.

 Fernando Pessoa

En el último post que escribí en este blog, reflexionaba sobre cómo la sociedad parece que pida a las mujeres que se borren. Hace ya dos años de ese post y podríamos decir que estamos casi en el mismo punto. En el mismo punto porque los grandes cambios sociales toman tiempo, pero requieren de muchos cambios pequeñitos. Las grandes transformaciones no se hacen con grandes hazañas, que desde luego ayudan, sino con miles y miles de detalles (in)significantes.

Y hoy quiero precisamente hablar de eso, de lo pequeño, de lo invisible, de lo que a priori parece insignificante. Os quiero hablar de la hermosura femenina. Y pensaréis: “¿Pequeño, insignificante, invisible?” Pues yo creo que sí; porque fuera de la industria de la venta de la mujer como objeto sexual o de deseo, que desde luego nada de invisible tiene, la hermosura femenina es la gran olvidada.

¿Qué es la hermosura femenina? ¿Y qué tiene eso que ver con la conciliación? ¿Y con el alma?

Empecemos por lo primero, la razón de ser de este post.

Más allá de lo subjetivo sobre lo bello y lo feo, la hermosura femenina radica en muchos aspectos de su actitud, no sólo de su apariencia, tan distinta a lo largo de la historia, y sobre todo radica en su rebeldía en un mundo de hombres y su duro entrenamiento a la conquista de ser ellas mismas.

Este texto lo leí hace unos días, forma parte de la crítica que publica Horacio Otheguy Riveira sobre el espectáculo “Les Follies, Paris-Berlin-New York” de Cristiane Azem que se representa en el Teatro Alfil de Madrid, en el que bailo.

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LesFollies_CristianeAz. Foto Emilio Tenerio

Al leer estas líneas algo resonó muy dentro de mí, un gran eco: “¡Se ha dado cuenta! Se ha dado cuenta de mi rebeldía, de mis ganas de ser yo misma…”. Se me cayeron unas lágrimas sin darme cuenta. Iba en el metro, rodeada de gente. No me lo esperaba. No pude evitarlo.

¿Cómo lo hizo? ¿Cómo vio todo eso como espectador?

Y es que a priori “Les Follies” parece un espectáculo de danza en el que mostramos un recorrido por la danza burlesque del siglo XX, uno más de entre toda la oferta cultura de Madrid. Pero creo que esa no es la experiencia de muchas de las personas que vienen a vernos. Y Horacio lo ha descubierto.

LesFollies_CristianeAz

LesFollies_CristianeAz. Diego Coneso Photo

Cristiane Azem no sólo propone baile y teatro; hay un trabajo de muchas horas de clase en la que ella nos enseña a bailar los distintos ritmos y estilos de danza burlesque y nos habla de la apariencia de las mujeres que debemos interpretar (su vestuario, su maquillaje, su expresión, su mirada, su gesto), pero a lo que más tiempo le dedica es a la ACTITUD – es su obsesión. Y eso, deja huella.

Deja huella porque cuando vives en una sociedad o en un entorno que desde pequeña te dice que tienes que ser una mujer bella y perfecta (te dice lo que es bello y lo que no, por supuesto), y te ofrece todo tipo de productos y prendas para cumplir con esa misión, es fácil olvidarse de tu hermosura. Y mientras creces, vas intentado adaptarte a esa apariencia que te hace bella y perfecta, la que todas queremos ser. Pero en muy pocas ocasiones esa apariencia se corresponde con tu hermosura. Y un día, de pronto, esa hermosura que todas tenemos se va haciendo pequeñita, se vuelve indefensa, no sabes dónde está ni cómo sacarla. Y empiezan los conflictos internos, los complejos, las dietas, las cremas, los maquillajes, el bisturí, los traumas, la falta de autoestima, etc. Tu alma se siente herida porque te has alejado de ella o porque hay tantas capas entre ella y tú que no os entendéis, no os reconfortáis.

Pero entonces, ¿cómo vio Horacio tanta hermosura? Os contaré el secreto…

A ese escenario se suben 24 mujeres hermosas: madres, hijas, abuelas, hermanas, novias, doctoras, enfermeras, pintoras, periodistas, secretarias, escritoras, profesoras, empresarias, osteópatas, entrenadoras, floristas, filósofas, filólogas, historiadoras, anestesistas, costureras, diseñadoras, politólogas, consultoras…

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LesFollies_CristianeAz. Diego Coneso PHoto

No importa quienes sean, a qué se dediquen, qué edad tengan (la más joven tiene 30 años y la más mayor 64), cuál sea su procedencia o su historia de vida porque Cristiane tiene una capacidad o sensibilidad para captar lo bello y  hermoso de cada una. Es como si tuviera un escáner que le permitiera hacer una fotografía de tu alma.

La escuela a la que vamos todas las semanas puede que parezca una simple escuela de danza, pero allí se hace algo más que bailar. Más allá de las coreografías y de los pasos, Cristiane nos propone cursos en los que nos descubre la historia y el contexto socio-cultural de los personajes que vamos a interpretar y en los que nos hace experimentar y fantasear sobre cómo podían ser sus vidas a través de las nuestras. Por un instante somos Jane Avril, Josephine Baker, Marlene Dietrich, Carmen Miranda, Marilyn Monroe, Betty Page, Madonna…

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LesFollies_CristianeAz. Emilio Tenorio

¿Y qué sucede cuando entrenas la actitud de históricas mujeres hermosas? Pues que poco a poco te vas re-encontrando con la tuya (o las tuyas). Al principio no la quieres ver, no la reconoces, no sabes quién es –es el peor momento. Un día, la miras de reojo y empieza a caerte bien y aunque sigues dudando la dejas salir. Al principio finges, es parte del juego. Con el tiempo, ya no sabes si finges o comienzas a sentirlo de verdad; te sorprendes a ti misma, comienzas a hacerle caso (¡uff!); sabes que has iniciado el camino hacia la conciliación del alma cuando sientes que vas perdiendo o quitándote esas capas incómodas que te has ido poniendo. Es casi como una metamorfosis…

Los viernes de diciembre tenéis la oportunidad de vivir en vivo y en directo el resultado de ese trabajo. En “Les Follies” podréis descubrir las 24 históricas mujeres hermosas que se suben a escena conmigo:

Rocio, Nerea, Mónica, Myriam, Maika, Lorena, Mar, Isabel C., Carmen, Noemí, Nadia, Isabel F., Elena, Cristina, Julia, Esther G., Selene, Vicky, Isabel R., Marta, Belén, Esther V., Amelia y Cristiane.

Un placer, un honor y un aprendizaje.

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conciliar vida laboral y familiarSomos muchas las personas y organizaciones que estamos demandando desde hace tiempo medidas concretas para eliminar las múltiples discriminaciones que sufre las mujeres, en especial cuando son madres. En este comienzo de año, la conciliación está siendo tema de debate de manera masiva, tanto en la prensa como en las redes sociales. De pronto, parece que es un tema nuevo, que hay que posicionarse sobre determinadas actuaciones como si fuera una cuestión sobre la que no se ha hablado, como si no hubiéramos manifestado muchas veces nuestra postura al respecto.

La masiva incorporación de las mujeres al empleo, que se produjo en las últimas décadas del siglo XX, agravó una realidad que muchas familias, mejor dicho, muchas mujeres vivían: la necesidad de compatibilizar la vida laboral y personal, por ello muchas personas y organizaciones llevamos mucho tiempo reivindicando medidas para lograrlo. La idea de que son necesarias medidas de conciliación es general, pero no existe acuerdo en qué tipo de medidas hay que poner en marcha para conseguir dichos fines y los objetivos que se pretenden conseguir.

Los cambios que se han producido en las últimas décadas son tan importantes en lo relativo al empleo de las mujeres que, indudablemente, nadie considera ya que puedan volver a su papel tradicional de ser casi en exclusiva madres, esposas o hijas. No obstante, para algunos colectivos es importante que las mujeres tengan una carrera profesional, pero sin desprenderse totalmente del papel que la sociedad patriarcal les ha impuesto tradicionalmente. Piensan que las mujeres están más preparadas para cuidar, en especial de hijas e hijos, y por tanto consideran natural que sean ellas quienes se ocupen de su cuidado los primeros años, aunque para ello tengan que dejar un tiempo el trabajo remunerado, ya sea reduciendo la jornada o dejando temporalmente el empleo.

Otras personas y grupos buscamos, por el contrario, cambios que de una vez por todas eliminen los mandatos de género que tanto condicionan la vida de las personas, en especial de las mujeres. Quienes pensamos que la biología no es determinante para cuidar de hijas, hijos y personas dependientes, que los condicionantes de género son construcciones sociales que el patriarcado ha impuesto a las mujeres para someterlas y limitarlas, consideramos que mujeres y hombres deben corresponsabilizarse de los trabajos de cuidado y tener las mismas oportunidades en lo que al trabajo remunerado se refiere. La corresponsabilidad en los cuidados es el mejor camino para lograrlo.

El trabajo remunerado está organizado de tal manera que resulta complicado, a veces imposible, desarrollar una carrera profesional y atender de forma adecuada a la familia. Los largos horarios, las jornadas partidas, etc., complican esta terea. Pero, ¿por qué este problema lo tienen sólo las mujeres? ¿Por qué los hombres siguen sin «enterarse» de esta realidad? La respuesta a estas preguntas es diferente en función de la idea que se tenga de la maternidad/paternidad y del rol social de las personas en función de su género.

Las personas que, como hemos señalado, piensan que la biología es determinante, abogan por unas medidas de conciliación que facilite a las mujeres compatibilizar la maternidad con el empleo, por lo que exigen, entre otras medidas, permisos de maternidad más largos. Quienes consideramos que hay que eliminar los condicionantes de género, vemos urgente que los permisos de paternidad sean iguales a los de maternidad, para así eliminar los roles que tanto condicionan y avanzar hacia una sociedad justa y más igualitaria. Son dos planteamientos diferentes pero no por ello debemos dejar de buscar puntos de acuerdo y trabajar reforzando los puntos que seguro nos unen: que mujeres y hombres tengamos las mismas oportunidades y que las mujeres no sean discriminas al ser madres.

Hablar de conciliación es necesario pero no es suficiente, porque es imprescindible y urgente que los hombres se corresponsabilicen de los cuidados, ya que conciliar ha sido y sigue siendo “cosa de mujeres”. Mientras esto no suceda las mujeres serán vistas como “menos disponibles” para el empleo. Hemos argumentado en muchas ocasiones que la maternidad es un hándicap para la carrera profesional de las mujeres, que la maternidad discrimina y que nada mejor que aumentar los permisos de paternidad para que los padres, desde que nace una criatura, se comprometan en las tareas de cuidado.

Comenzamos una nueva legislatura, durante la campaña electoral se han hecho muchas promesas en los temas que aquí planteamos, ahora debemos exigir que se cumpla lo que se ha prometido.

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El último informe de la OCDE no deja lugar a dudas: en las llamadas sociedades desarrolladas las mujeres entre 25 y 34 años tienen más formación que los hombres, pero son ellos los que tienen empleo. Es lo que sucede en 34 de los 38 países estudiados, que las jóvenes tienen menores tasas de empleo y mayores tasas de paro, a pesar de estar más formadas que los hombres.

 Comparativa entre el nivel de empleo y de formación de hombres y mujeres por países / OCDE

Comparativa entre el nivel de empleo y de formación de hombres y mujeres por países / OCDE

Llama la atención que cuando se publica un informe de algún organismo internacional, se comente durante un tiempo, generalmente poco, y después se olvide, y que ninguna administración o institución tome cartas en el asunto para poner en marcha las medidas necesarias para eliminar esta discriminación. Parece que leer este u otros informes sobre la discriminación laboral de las mujeres no tienen más función que presentar unos hechos, que no sirven para nada más, cuando debería ser motivo de análisis y de puesta en marcha de medidas para paliar las desigualdades de género.

Causas de esta desigualdad

El informe de la OCDE apunta como la causa los roles de género, que adjudican a las mujeres el trabajo de cuidar. Señala, asimismo, que en los países en los que el número de guarderías es menor es en los que las diferencias en el empleo, o lo que es lo mismo, la discriminación de género es mayor.

El estudio de AEGON detecta que las mujeres ven mermadas sus posibilidades laborales por la necesidad de conciliar su vida laboral con la familiar y personal, es decir, lo que ya hemos dicho antes, son ellas las que se encargan del cuidado de la familia y en especial del cuidado y la crianza de hijas e hijos.

Para compatibilizar las diferentes facetas de su vida, las mujeres en muchos casos se ven obligadas a reducir su jornada laboral, lo que redunda negativamente en su permanencia, promoción en el empleo y en el salario.

¿Qué consecuencias tiene esto para las mujeres?

La discriminación laboral que sufren las mujeres, tanto en el acceso, como en la permanecía o la promoción en el mercado laboral, influye en que su nivel económico sea menor, tanto en el presente como en el futuro. Un estudio de AEGON señala que las mujeres tienen pocas posibilidades de planificar su jubilación. Sólo el 15% de las mujeres españolas considera que los ingresos de su pareja no serán importantes en su jubilación.

Más allá de las consecuencias económicas, los roles de género, causa de la discriminación, impiden a las mujeres desarrollar otras facetas de su vida y condicionan su autonomía. Las tareas de cuidado de personas dependientes también tienen un alto coste emocional para las  mujeres que pocas veces se tiene en cuenta.

Busquemos soluciones

En muchas ocasiones hemos señalado que la maternidad tiene consecuencias negativas para las mujeres y que el hecho de que al nacer o adoptar una criatura, la madre tenga 16 semanas de permiso y el padre tenga 15 días, no es sólo una discriminación legal, sino que favorece que los roles de género sigan primando en la sociedad. Mientras sean las madres las que cuiden, casi en exclusiva, niñas y niños crecerán pensando que es la mujer quien debe realizar esa tarea, que no es cosa de los hombres.

La Plataforma por Permisos Iguales e Intransferible y pagados al 100%, PPiiNA, reivindica un cambio legislativo para cambiar esta situación, que serviría para eliminar los roles y estereotipos de género, para permitir que los padres cuiden y que favorecería la eliminación de la discriminación de género en el mercado laboral.

Cada vez son más los países que apuestan por la ampliación del permiso de paternidad y lo han aumentado en estos momentos de crisis. Incluso el presidente Obama pedía hace pocos días a las agencias federales que den dos semanas de vacaciones pagadas a madres y padres cuando tengan o adopten una criatura.

PPiiNALa PPiiNA tiene elaborado un dosier sobre las ventajas de igualar los permisos de maternidad y paternidad, en el que se pone de manifiesto que toda la sociedad saldría beneficiada si se aplicara dicha medida.

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Llevamos mucho tiempo esperando el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades (PEIO), que finalmente se aprobó el día 7 de marzo de 2014, víspera de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres. Buen día para dar impulso a la igualdad. Lo malo es que al analizarlo llega la decepción.

Resumen del PEIO

Nada que objetar al diagnóstico de la situación que hace:

También parecen apropiados los ejes de actuación:

  1. Empleo y lucha contra la discriminación salarial, 650 millones de euros.
  2. Conciliación y corresponsabilidad, 1.529 millones de euros.
  3. Lucha contra la violencia de género, 900 millones de euros.

Medidas que plantea el PEIO

Al analizar el PEIO vemos que las medidas que se proponen son genéricas y no aportan nada nuevo para combatir las desigualdades que se admiten que existen. Si analizamos, por ejemplo,  el eje 3: conciliación y corresponsabilidad, vemos que apunta como prioritario el apoyo a la familia y a la maternidad.

 ¿Qué tipo de familia se va a apoyar? Dado el rechazo que miembros del gobierno muestran hacia el matrimonio igualitario, ¿hemos de suponer que apoyará sólo a la familia tradicional? Es importante que se aclare este punto. La igualdad de oportunidades que promueve este PEIO no puede obviar la realidad actual, donde la familia es muy diferente.

Lo mismo sucede con la maternidad. El objetivo de este eje es la conciliación y la corresponsabilidad y, como hemos señalado, se parte del hecho de que la  maternidad afecta a la entrada y permanencia de las mujeres en el mercado laboral, y su dedicación al hogar y la familia es aún mucho mayor que la de los hombres. En este contexto, ¿qué significado tiene y cómo se concreta este apoyo a la maternidad?

El año pasado la Comisión de Igualdad del Congreso aprobó por unanimidad una Proposición no de Ley en la que se instaba al gobierno a Avanzar hacia la equiparación de los permisos de nacimiento, adopción y acogimiento entre ambos progenitores de forma que ambos cuenten con el mismo período personal e intransferible, eliminando las disfunciones existentes en la legislación actual al respecto y, singularmente, evitando la subrogación de derechos que han de ser individuales”.

¿Por qué entonces no se plantean medidas que favorezcan la igualdad real? ¿Por qué sólo se habla de conciliación cuando sabemos que las medidas para conciliar están siendo una trampa para las mujeres? La equiparación de los permisos también se consideró fundamental para avanzar en la corresponsabilidad en el tema del cuidado, así lo señala  el informe de la Subcomisión de Igualdad, pero ya en ese informe se vio claro que lo dejaban para cuando “las condiciones económicas lo permitieran”. Es decir, se admite la desigualdad en la legislación, se señala como eliminaras, pero no se legisla, es decir, buenas palabras pero nada más.

Conclusión

Es de temer que este PEIO no ayude a avanzar en igualdad, más bien que sirva para todo lo contrario: para desmotivar a las mujeres a estar empleadas con plenos derechos, es decir, trabajo a jornada completa con los mismos derechos que los hombres. Hablar de corresponsabilidad es hablar de cuidados compartidos, de derechos individuales. Incluir el término corresponsabilidad no garantiza que las medidas que se proponen vayan en ese camino, parece que se limita a usar este término porque es políticamente correcto.

 

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La crisis está siendo la justificación perfecta para dar carpetazo a los avances sociales logrados con mucho esfuerzo. Parece el momento más adecuado para frenar las políticas de igualdad. Los progresos que en las últimas décadas se han conseguido están amenazados. Ya hemos visto que la Reforma Laboral significaba un retroceso para la igualdad y cómo los recortes empujan a las mujeres a volver al hogar, al cuidado de la familia.

Alemania

Hace unos días leía un artículo sobre la aprobación en Alemania de un Proyecto de ley según el cualLas familias alemanas que cuiden a sus hijos en casa sin recurrir a guarderías u otros servicios públicos obtendrán un subsidio estatal a partir de 2013. El año que viene será de 100 euros mensuales por cada hijo de entre 13 y 24 meses”. La consecuencia de esta medida es bien obvia: quedarse en casa para cuidar de hijas e hijos implica dejar el trabajo remunerado

Teniendo en cuenta que en Alemania El 63% de los trabajadores con contratos precarios, los llamados minijobs con sueldos de 400 euros mensuales, son mujeres y en cambio, sólo el 6% de los hombres tiene este tipo de contrato”¿Quién se supone que va a cuidar a niñas/os? Es preocupante que en momentos de crisis siempre se tomen medidas que implican un retroceso para los derechos de las mujeres.

El debate sobre el cuidado de personas dependientes en sentido amplio siempre nos lleva al mismo punto ¿Por qué las políticas que se implantan no contemplan la corresponsabilidad?  Incluso el presidente de la patronal en Alemania, Dieter Hundt, critica las medidas adoptadas, dicelos nuevos subsidios entorpecen los esfuerzos para que trabajen más mujeres”. Hundt, que ha apoyado en diversas ocasiones al Gobierno de Ángela Merkel, le afea que no se avance en “armonizar la vida laboral con la profesional”.

También la  Fundación Hans Böckler señala  que “la diferencia entre los porcentajes de hombres y mujeres que trabajan se dispara entre los 28 y los 37 años de edad”. Como bien sabemos, las mujeres en edad fértil encuentran dificultades para acceder o permanecer en el mercado laboral.

Otra cuestión que plantea el artículo son las políticas fiscales alemanas que contribuyen a alejar a las mujeres del trabajo remunerado. En hogares con dos ingresos, una de las modalidades de declaración de renta conjunta permite ahorrar impuestos al cónyuge que más gana. Cuando se usa este modelo y los ingresos del otro son mucho menores, el IRPF los merma de tal modo que casi deja de merecer la pena que vaya a trabajar. Las que menos ganan suelen ser las mujeres”.

España

Es la misma situación que tenemos en España, la declaración conjunta potencia que las mujeres con pocos ingresos se alejen del mercado laboral. Esta situación ha sido denunciada en muchas ocasiones por María Pazos Morán, investigadora del Instituto de Estudios Fiscales, quien aboga por eliminar la declaración conjunta para avanzar en la igualdad real. Señala la necesidad de la individualización del IRPF “La tributación conjunta introduce importantes distorsiones en el mercado de trabajo porque, cuando una mujer casada se incorpora a un empleo, hace que su salario se acumule a la renta del marido y, por tanto, se grave al tipo marginal de este. Consiguientemente, los tipos impositivos efectivos de las mujeres casadas son altísimos, aumentando enormemente el coste de oportunidad de trabajar fuera del hogar”.

Italia

Emma Bonino, vicepresidenta del Senado italiano, y excomisaria europea entre 1994 y 1999, criticaba hace unos meses el «obsoleto» Estado de Bienestar de Italia, cuya base «es la mujer que deja de trabajar».  Bonino señala que «no hay una red social para los ancianos», a pesar del «envejecimiento» de la sociedad y que «sólo el 8% de los niños tiene acceso a las guarderías», de forma que su cuidado «queda en mano de las mujeres».

Ante estas medidas la pregunta es ¿Alguien piensa que las mujeres van a volver al rol de cuidadoras? Sabemos que las jóvenes están sobradamente formadas, que han logrado romper importantes barreras ¿Van a abandonar el mercado laboral por una pequeña retribución por cuidar a sus hijas/os?

Existe un peligro real en lo que se refiere a paralizar las políticas públicas que favorezcan la igualdad de oportunidades, pero debemos confiar en que las mujeres jóvenes no caigan en la trampa que el sistema les tiende para perpetuar los roles de género que tanto han condicionado la vida de las mujeres.

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