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Posts Tagged ‘Maternidad’

La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género.

 

El informe de Oxfam Intermón Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, denuncia que la desigualdad económica está fuera de control y que es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo.

Cuidar de niñas y niños, de personas mayores o enfermas, cocinar, lavar, coser, ir a buscar agua y leña, etc., son tareas que las sociedades patriarcales asignan a las mujeres y ello tiene costes importantes para su desarrollo personal y profesional. En muchas sociedades las niñas, desde muy pequeñas, se encargan de las tareas domésticas y de cuidado. «En todo el mundo, las mujeres y las niñas en situación de pobreza asumen una parte desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado, especialmente aquellas que, por pertenecer a determinados colectivos, no solo sufren discriminación por razones de género, sino también de raza, etnia, nacionalidad, sexualidad y casta. Las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado«.

Los cuidados son el gran hándicap para la igualdad de oportunidades, para la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. A pesar de que la aportación de las mujeres a la economía es fundamental, su trabajo no es valorado ni económica ni socialmente. Oxfam ha calculado que tan solo el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres aporta a la economía un valor añadido de al menos 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica la aportación de la industria de la tecnología.

El elevado tiempo de trabajo que mujeres dedican al cuidado, en especial en la etapa reproductiva, repercute en sus ingresos, en su nivel de vida.

El trabajo remunerado de cuidados también lo realizan en su mayoría mujeres que trabajan en condiciones de precariedad y, en muchos casos, desprotegidas por la legislación. El siguiente gráfico lo refleja con claridad.

Siguiendo con el informe vemos que: El mundo se enfrenta a una inminente crisis de los cuidados, derivada de las consecuencias del envejecimiento demográfico, los recortes en los servicios públicos y los sistemas de protección social, y los efectos del cambio climático, que amenazan con empeorar la situación y aumentar la carga sobre las personas que asumen el trabajo de cuidados.

Algunas recomendaciones del informe que es imprescindible tener en cuenta:

1.- Los gobiernos deben invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.

2.- Los Gobiernos deben adoptar medidas para reducir drásticamente la brecha entre los más ricos y el resto de la sociedad y dar prioridad al bienestar del conjunto de la ciudadanía en vez de fomentar un crecimiento y un beneficio económico insostenibles.

3.- Los Gobiernos deben garantizar la adopción de políticas jurídicas, económicas y laborales que protejan los derechos de todas las personas que llevan a cabo el trabajo de cuidados sin remunerar y remunerado, tanto en el sector formal como en el informal. Esto debe incluir la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre la protección de las trabajadoras y los trabajadores del hogar.

4.- Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas que consideran que el trabajo de cuidados es responsabilidad de las mujeres y las niñas, dan lugar a un reparto desigual de dichas tareas y perpetúan la desigualdad tanto económica como de género.

5.- Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados. Las empresas y negocios deben asumir su responsabilidad de contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe que estamos analizando se publica el mismo día que la RAE rechaza el uso de lenguaje inclusivo. Relacionar los dos informes es casi inevitable. El Informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución, considera que: Son inequívocamente inclusivos en la Constitución grupos nominales en plural como niños, padres e hijos profesores trabajadores, jueces, magistrados, abogados, electores consumidores militares, funcionarios, extranjeros, ministros, alcaldes, presidentes, embajadores , etc., pues con el masculino genérico se designa a ambos sexos. Resulta cuando menos curioso que si vea necesario desdoblar cuando la constitución hace referencia a ‘princesa’. El sustantivo princesa no aparece en la Carta Magna. Sí se menciona al Príncipe. Es recomendable sustituir estas tres menciones por fórmulas coordinadas como el Príncipe o la Princesa de Asturias.

También recomienda desdoblar rey/reina. Las mujeres que no somos de la realeza no tenemos derecho a ser nombradas.

Este espacio utilizará un lenguaje inclusivo, no sexista, que nombre a las mujeres y visibilice su papel en la sociedad.

#LoQueNoSeNombraNoEsixte

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Este artículo es un resumen del publicado en la revista Aschel

 

La familia patriarcal ha sido extraordinariamente flexible y ha variado según la

época y los lugares. El patriarcado oriental incluía la poligamia y la reclusión de las

mujeres en harenes. El patriarcado en la antigüedad clásica y en su evolución

europea está basado en la monogamia, pero en cualquiera de sus formas formaba

parte del sistema el doble estándar sexual que iba en detrimento de la mujer.

Gerda Lerner[1]

 

La RAE en su 5ª acepción define el patriarcado como: Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje.

El patriarcado es en realidad un sistema de organización social en el que los hombres ejercen dominio sobre las mujeres. Va más allá de las relaciones familiares, es un sistema de creencias que organizan el mundo teniendo al hombre, lo masculino, como referente. Es un sistema de dominación que considera a las mujeres inferiores.  Para Gerda Lerner las relaciones de parentesco colocan a las mujeres en una situación de subordinación, pero considera que lo que se intercambia y cosifica es su sexualidad y su capacidad reproductiva.

La explotación sexual de las mujeres se ha dado en todas las épocas y en todas las sociedades y han sido utilizadas como esclavas sexuales, considerado que los hombres tenían derecho a usar su cuerpo para satisfacer sus deseos.

La cosificación del cuerpo de las mujeres actualmente ha adquirido una nueva dimensión, se alquilan mujeres para satisfacer el deseo de tener descendencia como si de un derecho se tratase, lo que se ha dado en llamar vientres de alquiler, es una nueva forma de explotación que no hace sino aprovechar las nuevas tecnologías, aunque conviene recordar que la apropiación de bebés al nacer se ha producido en otras épocas.

Una práctica que comenzó en el franquismo y que se extendió hasta la década de los 90, era robar a las madres sus criaturas nada más nacer para darlos en «adopción» a familias afines al régimen. Adolescentes embarazadas eran internadas en el reformatorio de Peña Grande en Madrid, eran presionadas para dar en adopción a sus hijas o hijos o se las decía que habían muerto. Ahora se compra a mujeres porque quienes desean hijas o hijos quieren que tengan sus genes, siempre el deseo prima sobre los derechos de las mujeres. Las formas de explotación cambian, pero siempre son las mujeres y sus hijas/os la mercancía.

La prostitución es otra forma de explotación que las mujeres han sufrido a lo largo de la historia y hoy día es un negocio de proporciones alarmantes. La pobreza, la inestabilidad política en algunas zonas del planeta están dando lugar a que el comercio de seres humanos, especialmente de mujeres, se haya convertido en uno de los negocios más lucrativos. Rosa Cobo Bedía (2017[2]) señala que en las últimas décadas la prostitución se ha convertido en una poderosa industria del sexo que está vinculada al capitalismo global.

Las mujeres migrantes son compradas en sus países de origen, se las traslada de un país a otro, son recluidas en locales inmundos en condiciones de extrema precariedad. Los proxenetas hacen negocios millonarios a costa de estás mujeres, a menudo casi niñas y lo que es aún peor, se pretende legalizar su explotación como si fuera un negocio legitimo. Quienes defienden legalizar la prostitución pretenden justificarlo separando trata y prostitución y alegando el supuesto derecho de las mujeres a ser abusadas, explotadas. Ante esto siempre me pregunto, ¿aceptarían que sus hijas ejercieran la prostitución legalmente? ¿Aceptarían que una persona se vendiera como esclava? Porque la prostitución es esclavitud.

El movimiento feminista en los últimos años ha adquirido una importante dimensión a nivel mundial, tiene gran influencia en la agenda mediática y política, así como en la vida cotidiana, muchas mujeres jóvenes se declaran feministas y es tal la fuerza mediática que tiene el concepto que declararse feminista parece ser un ‘valor añadido’. Pero… las discriminaciones de las mujeres siguen presentes en todos los ámbitos de nuestra vida.

Las mujeres feministas enfocamos nuestras energías por el cambio desde perspectivas diferentes y desde ámbitos diversos. Cada una centramos nuestro esfuerzo en el ámbito de actividad, en el entorno que nos ha tocado vivir y actuamos como si los objetivos que perseguimos fueran los más importantes y como si los diferentes escenarios de discriminación de las mujeres fueran espacios estancos que no tienen nada que ver entre sí, cuando la realidad es muy diferente. Los esfuerzos que cada mujer lleva a cabo influye, aunque sea indirectamente, en el espacio que vamos ganando en la sociedad. Todos los esfuerzos son necesarios y deben sumar, no restar, siempre que tengamos claro que las violencias machistas, la desigualdad salarial, el techo de cristal, etc., son consecuencia directa de la sociedad patriarcal que nos impone su dominio.

Es el patriarcado lo que debemos eliminar, y para ello es necesario que unamos esfuerzos, que el movimiento feminista tenga como objetivo fundamental eliminar este sistema social que nos oprime y explota. No debemos olvidar que patriarcado, capitalismo y neoliberalismo van siempre de la mano y que debemos combatirlo como un todo. El patriarcado no  desaparecerá mientras exista un sistema social, económico y político en el que lo que prima es satisfacer los deseos de poder de una pequeña parte de la sociedad, la gran mayoría hombres. Las desigualdades sociales son cada vez más alarmantes, son los hombres quienes tienen el poder económico y político, en detrimento de las mujeres.

¿Seremos capaces de trabajar juntas?

 

 

[1] Lerner, Gerda, 1990. La creación del patriarcado. https://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/la_creacion_del_patriarcado_-_gerda_lerner-2.pdf

[2] Cobo Bedía, Rosa, 2017. La prostitución en el corazón del capitalismo. Editorial Catarata.

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Escribir sobre la brecha salarial de género parece obligado cuando se acerca el 22 de febrero, Día Internacional por la Igualdad Salarial. Pero resulta inquietante echar la vista atrás, es decir, mirar lo que escribimos los años anteriores para ver lo poco que avanzamos.

Brecha Salarial de Género

La desigualdad salarial entre mujeres y hombres, brecha salarial de género, se mantiene y según destaca el Informe Mundial sobre Salarios 2016/2017, «si bien las diferencias de remuneración basadas en el género se encuentran en todo tipo de empresas, son particularmente marcadas entre las empresas cuyo salario medio es elevado». Podemos pensar que el menor salario se debe a indicadores como el nivel de instrucción, la edad o la antigüedad, pero no parece ser así según el informe que analizamos. Al contrario, «hay grandes diferencias entre el salario real de las personas y el predictible en función del perfil de competencias».

La brecha salarial de género afecta a todas las mujeres, sea cual sea su edad, pero es especialmente alta en las mayores de 40 años. La dirección ejecutiva de las empresas es uno de los puestos que mejor salario tiene y aquí la diferencia salarial de género alcanza el 50%.

Cómo afecta esta diferencia salarial

El salario de las mujeres en España es un 19,3% menor que el de los hombres. Esta diferencia salarial influye en las posibilidades de consumo, como analiza el Informe de UGT, «España, más cerca del Este de Europa. Los salarios en España más próximos a los países del Este que al resto de Europa«, en todos los países de la Unión Europea, las mujeres reciben salarios más bajos que los hombres y dedican un porcentaje mayor de salario que éstos a la hora de hacer su compra de alimentación.

Estudio UGT brecha salarial

Fuente: España, más cerca del Este de Europa. UGT

Como podemos ver en el gráfico, en todos los países de la Unión Europea, las mujeres emplean en la cesta de la compra una proporción mayor de su salario. Este estudio muestra que en España las mujeres emplean el 8,21% de su salario y los hombres el 9,81%, es decir, la diferencia es de 1,60 puntos y la brecha se sitúa en el 83,69%.

El estudio de UGT analiza los salarios medios por sectores de actividad y en todos los sectores las mujeres ganan menos que los hombres. Otra cuestión a tener en cuenta es que las mujeres trabajan mayoritariamente en sectores de actividad feminizados, en los que el salario es más bajo.

La brecha salarial de género no sólo afecta al momento presente, el futuro de las mujeres se verá afectado. Las pensiones de jubilación de las mujeres son de media un 38,5% menor respecto a las de los hombres en la Unión Europea y del 34% en España.

¿Por qué esta desigualdad?

Ahora toca repetirse, volver a enumerar esas circunstancias tantas veces dichas, escuchadas y que siguen condicionando la vida de las mujeres. Veamos algunas:

  • Las mujeres siguen cumpliendo el rol de cuidadoras que la sociedad patriarcal les impone.
  • Son ellas las que dedican más horas que los hombres al trabajo doméstico.
  • Son ellas las que se apartan temporalmente del mercado laboral, para cuidar a las personas dependientes de la familia.
  • Las empresas las penalizan por ser madres.
  • Las mujeres trabajan en sectores de actividad peor remunerados.
  • Y por un largo etc., de situaciones que hacen que las mujeres se vean atrapadas en el rol de cuidadoras y, como consecuencia, sufran discriminación en el empleo.

Algunas soluciones

Pues vuelta a repetir lo dicho muchas veces, es imprescindible:

  • Eliminar los roles y estereotipos de género.
  • Posibilitar que las mujeres accedan al empleo en las mismas condiciones que los hombres.
  • Penalizar a las empresas que discriminan a las mujeres.
  • Potenciar que los hombres se corresponsabilicen del cuidado, empezando por sus hijas e hijos desde el momento del nacimiento.

Son muchas las cuestiones a trabajar y para que las medidas que se pongan en marcha surtan efecto, las administraciones y empresas tienen que tomarse en serio la igualdad.

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19 de marzo: Día del Padre Igualitario

Día del Padre Igualitario

La Wikipedia define el Día de la Madre como: «una festividad que se celebra en honor a las madres en todo el mundo, en diferentes fechas del año según el país». Día del Padre lo define como: «un día conmemorativo en el cual se celebra al padre de familia con la intención de honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos».

Día de la Madre:

  • Se celebra en honor de las madres.

Día del Padre:

  • Se honra la paternidad y al padre de familia.
  • Se honra la influencia del hombre en la vida de sus hijas/os.

La RAE define honrar como:

  1. Respetar a alguien.
  2. Enaltecer o premiar su mérito.
  3. Dar honor o celebridad.

No encontramos en la RAE la expresión «en honor a», pero si en la Wikipedia: «en honor a/de» significa hacer algo «como obsequio, homenaje o alabanza a alguien o algo».

Parafraseando a Virginia Woolf, si un extraterrestre leyera estas definiciones, ¿qué pensaría? La primera conclusión lógica es que al padre se le honra y se le respeta, a las madres, por el contrario, se las obsequia y alaba. Además, se honra la influencia del hombre en la vida de sus hijas e hijos, pero de esto no se habla en el día de la madre.  ¿Será que las mujeres no influyen en sus criaturas?

Es evidente que a la celebración del día de la madre y al día del padre se les conceptualiza de forma muy diferente. Se grandifica al hombre en su función de padre, mientras que a las madres se las homenajea. Esta forma de definir la maternidad y la paternidad está relacionada con la visión patriarcal de cada uno de las sexos. Si ya de por sí no se sostiene este sexismo, se entiende menos si tenemos en cuenta que se habla de la influencia de los padres en la vida de sus hijas e hijos y no se dice nada de la influencia de las madres, cuando son ellas quienes cuidan a diario de sus criaturas.

¿Por qué, pues, se honra la influencia del padre y no se habla de ello cuando llega el día de la madre? Sorprende aún más en una sociedad que, en teoría, magnifica la maternidad.

Este 19 de marzo reivindicamos un padre igualitario que cuide de sus hijas/os desde el momento del nacimiento, algo que no es posible en la actualidad, dado que los padres sólo tienen 15 días de permiso cuando nace una criatura. Por ello apoyamos la reivindicación de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles, PPiiNA, que desde hace años trabaja para que los permisos de maternidad y paternidad sean iguales, intransferibles y pagados al 100%.

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Estos días estamos viviendo situaciones que sólo pueden producirnos tristeza a la mayoría de las mujeres. Me refiero a la imagen de la infanta Cristina declarando que «ella no sabía nada», que «era su marido quien tomaba las decisiones«, que «ella confiaba en él«, o que «ella se ocupaba de los niños y él de los gastos».

Infanta Cristina

Independientemente de lo que pensemos de la monarquía, la imagen que siempre se daba de la infanta Cristina era la de una mujer independiente, profesional, que tomaba sus propias decisiones, incluso enfrentándose a su padre para decidir sobre su propia vida. Sin embargo, ahora resulta que ella no sabía nada de los negocios de la familia, que firmaba sin leer, que utilizaba tarjetas visa oro sin pensar de donde salía el dinero, en fin, que cuando pensábamos que el rey y la reina habían educado a sus hijas e hijo acorde con los nuevos tiempos, nos encontramos con una infanta que en su casa era una mandada, que las decisiones importantes las tomaba su marido y que ella se limitaba a las labores de cuidado.

Cuando llega la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, que comenzó para denunciar las condiciones de trabajo de las mujeres, y que este año va a estar marcado por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo, que triste es ver la imagen de la infanta, que a pesar de tener una formación académica, tener un empleo altamente remunerado, viajar constantemente por razones de trabajo, dice no ser responsable de sus decisiones, pues era su marido quien decidía.

No es bueno para el conjunto de las mujeres que la infanta, que tiene una importante relevancia pública, se presente a sí misma como un modelo de mujer tan obsoleto, como una persona sin capacidad de decisión y tan poco profesional, a pesar de su alta formación académica y social.

¿En qué cuento de príncipes y princesas colocamos esta historia?

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«Crece el empleo femenino a tiempo parcial pero aún está poco implantado«. Al ver este titular pensé, ni falta que hace que se implante más. Me explico, pienso que el trabajo a tiempo parcial puede ser positivo para algunas personas en determinadas circunstancias, pero leer que el empleo femenino a tiempo parcial está poco implantado sin más, lleva a la reflexión.

Sigo leyendo el artículo que dice: «El Instituto de Estudios Económicos, IEE, recoge información sobre esta modalidad contractual, cuya importancia ha ido creciendo durante los últimos años en los países de la Unión Europea, aunque con distinta intensidad. La media de la UE está por encima de la española, ya que casi un tercio de las mujeres empleadas trabajan a tiempo parcial«. Busqué en el artículo la evolución del trabajo a tiempo parcial de los hombres en el periodo que se analiza, 2007-2012 y no daba ningún dato, esto confirmó lo que sospechaba al leer el titular: el trabajo a tiempo parcial se considera cosas de mujeres.

Me voy a la fuente de datos de Eurostat y leo: «La incidencia del trabajo a tiempo parcial difiere significativamente entre hombres y mujeres. En 2011 algo menos de un tercio (el 32,1 %) de las mujeres con empleo en la EU-27 trabajaban a tiempo parcial, proporción muy superior a la de los hombres (9,0 %)».

¿Por qué se sigue pensando en las mujeres cuando se habla de reducción de jornada? ¿Por qué si el trabajo a tiempo parcial es tan positivo, como a menudo se defiende, no  se potencia que sean los hombres quienes trabajen menos horas con la consiguiente reducción de salario? ¿Por qué lo que es bueno para ellas ni siquiera se considera para ellos?

La mayoría de las mujeres que trabajan a tiempo parcial no lo hacen de forma voluntaria, lo hacen porque no encuentran otro trabajo o porque se ven obligadas debido a sus responsabilidades familiares. Cuando se habla de las ventajas de la jornada reducida, se olvida siempre que trabajar menos horas supone un salario menor y menos posibilidades de promoción, lo que influye no sólo en el menor poder adquisitivo en el presente, sino que afectará en el futuro, en las pensiones.

«Las mujeres europeas cobran un 39% menos de pensión en comparación con los hombres». Ese titular sí que refleja la realidad y si seguimos leyendo aún más: «La institución comunitaria, por su parte, sostiene en su informe que se produce una especia de «sanción por maternidad», ya que, a su juicio, tener hijos da lugar a desventajas en materia de pensiones en casi todos los Estados miembros».

Mujeres y hombres tenemos derecho a un salario digno y difícilmente eso es posible con un empleo a tiempo parcial y, aun más, mientras se siga pensando en las mujeres. Cuando se habla de este tipo de jornada, el mercado laboral seguirá discriminándolas, la división sexual del trabajo no  desaparecerá, con todas las implicaciones que ello conlleva.

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ElTrendeLaLibertad

Reunidas en Pola de Laviana en nuestra celebración anual de amistad, las mujeres de la Tertulia Feminista les Comadres y de Mujeres por la Igualdad de Barredos consideramos que la reforma de la ley del aborto planteada por el Gobierno de Rajoy constituye un ataque injustificable a la libertad de decidir de las mujeres.

La contrareforma de la Ley del Aborto, que propone el Ministro Gallardón, no deja indiferente a nadie, son cada día más las organizaciones que dentro y fuera de nuestro país denuncian que el Proyecto de Ley que quiere aprobar el Gobierno supone un retroceso de décadas en los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.

La respuesta de las organizaciones feministas no se hizo esperar. La Plataforma Feminista de Alicante propuso un #PactoEntreMujeres y pide a las parlamentarias del PP que voten en contra de esta ley que deja de nuevo a las mujeres sin libertad para tomar decisiones. Como ya hemos señalado, no sólo las mujeres debemos rechazar este Proyecto de Ley, las/os diputadas y diputados que declaran que la igualdad es necesaria, no pueden permitir este atropello y deben votar en contra.

El #TrendeLaLibertad saldrá de varias ciudades para llegara a Madrid y entregar en el Congreso el documento “Porque yo decido” al Presidente del Gobierno, Presidente del Congreso, Ministra Ana Mato, Ministro Gallardón y distintos grupos parlamentarios.

#PoruqeYoDecido

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Decía hace unos días que es necesario seguir hablando de igualdad de género, que aunque nos repitamos en los titulares y en el contenido debemos seguir denunciando la situación de discriminación de las mujeres. Por lo que parece en España vamos como los cangrejos: caminamos hacia atrás. La brecha de género crece: España baja del puesto 11 al 30 del ranking mundial de equidad.

Brecha Mundial de Género

El informe, realizado por el Foro Económico Mundial, analiza en esta octava edición la situación de las mujeres en 136 países y en cuatro esferas clave: salud y supervivencia; logros educativos; participación política e igualdad económica. En el artículo que citamos, la periodista señala que Las españolas están entre las mujeres del mundo que más diferencias salariales con los hombres padecen y que ocupan los mejores puestos en el ranking de universitarias y en esperanza de vida.

Gran contradicción, tenemos mucha formación, pero cobramos cada vez menos. ¿Podemos considerar esto un avance? ¿Qué interés pueden tener las mujeres en lograr una formación cada vez más alta, si luego se ven discriminadas en su vida cotidiana? ¿Cuál es la causa de esta discriminación? considero que una de las principales causas de que las mujeres cobren menos que los hombres en nuestro país está directamente relacionado con la maternidad. Ser madre es visto por las empresas como un hándicap a la hora de contratar, pues las consideran «menos disponibles» para desarrollar su trabajo, ya que en el imaginario colectivo las mujeres son las encargadas de cuidar de sus hijas e hijos.

El informe clasificó a Islandia como el país de mayor igualdad del mundo por quinto año consecutivo; junto con Finlandia (2º), Noruega (3º) y Suecia (4º), que han cerrado ahora más del 80% su brecha de género. Alemania, en 14º lugar, va a la cabeza de las economías del G20, aunque ha bajado una posición desde 2012.

Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre el modelo de sociedad que estamos creando, no olvidemos que los países con mayor igualdad de género son los que antes han salido de la crisis, son países en los que la natalidad ha aumentado, donde la atención a la infancia es mayor, donde se valora el  talento femenino y se potencia la capacidad cuidadora  de los hombres. Desmantelar el Estado de bienestar como se está haciendo en España tendrá un importante coste a corto, medio y largo plazo para toda la sociedad, pero como siempre las mujeres sufriremos en mayor medida esta situación, dado que si se recortan servicios ¿Quién cuida? obviamente quienes lo han hecho siempre: las mujeres.

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Las declaraciones del Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, La libertad de maternidad hace a las mujeres auténticamente mujeres” están dando mucho que hablar y no es para menos, pues pone en evidencia que el binomio mujer/madre está siendo utilizado desde el gobierno para justificar determinadas medidas que, en teoría, defienden la libertad de las mujeres para ser madres.

Hemos visto que para el patriarcado la maternidad es la culminación del hecho de ser mujer, como la misión más importante y más enriquecedora para las mujeres. ¿Qué decir, pues de las declaraciones del Ministro? Que el patriarcado sigue presente y que bajo la supuesta idea de apoyar la maternidad se arroga el derecho de decidir sobre quien es mujer. ¿Acaso piensa el Ministro que las mujeres que no quieren o no pueden ser madres son menos mujeres?

La supuesta defensa de la maternidad ha llevado al Ministro a meterse en “camisa de once varas” y, con intención o sin ella, a enfrentarse a una realidad diferente que él parece defender. Las mujeres de hoy quieren tener la potestad de decidir si son o no madres, poder desarrollar su carrera profesional siendo madres o no y lo que piden, exigen, al gobierno es que las medidas que tome, económicas o sociales defiendan la libertad de decidir. Dice Carmen Castro “El ensalzamiento de la mujer-mujer, de la mujer auténtica, la biomujer orientada a la maternidad y a la reproducción social, garantiza la vuelta al estatus quo patriarcal”.

¿Es eso lo que quiere Gallardón? Tal vez debamos recordarle que el orden patriarcal ha condicionado la vida de las mujeres, que, según Victoria Sau El Patriarcado está compuesto de usos, costumbres, tradiciones, normas familiares y hábitos sociales. Para perpetuarlos, para que siguieran vigentes una generación tras otra, hizo falta algo más que la Ley, ley del Padre, fueron necesarios educadores, filósofos, pedagogos, médicos, religiosos, juristas y políticos”.

La supuesta defensa de la maternidad del Ministro no se corresponde con las medidas que el gobierno está tomando, porque como bien sabemos, la Reforma Laboral no beneficia precisamente a las mujeres que quieran ser madres, las medidas de conciliación son cada vez más restrictivas y las que se aplican no benefician precisamente a las mujeres.

Finalizo preguntándole al Ministro ¿Los hombres que no son padres, son menos hombres?

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La maternidad no es un “hecho natural”, sino una construcción

cultural multideterminada, definida y organizada por normas

 que se desprenden de las necesidades de un grupo social específico

 y de una época definida de su historia.

Cristina Palomar[1]

La maternidad es una construcción cultural que ha evolucionado a lo largo de la historia y está determinada por múltiples factores culturales, económicos y sociales. La conceptualización de la maternidad está influenciada por las relaciones de poder y tiene significados diferentes en función de la cultura, el momento histórico, la clase social y la etnia.

La figura de la madre representa el cuidado y el afecto. Ser madre en la especie humana excede el hecho biológico y tiene un significado a nivel social, cultural, histórico y psicológico[2]. Ya hemos visto que se tiende a identificar a la mujer con la madre,  la maternidad se ha considerado como base de la feminidad, cosa que no sucede con la paternidad, no es necesario ser padre para demostrar la masculinidad.

A lo largo de la historia  la idea de la maternidad ha ido evolucionando, dice Marta Mojzuk: “En la Antigüedad no existe el concepto de la maternidad, pero sí que la función materna está presente en las mitologías y desempeña un papel fundamental desde la perspectiva política: la reproducción era un instrumento imprescindible para la permanencia de la polis, siempre conforme a los mandatos del marido”.

Será en el siglo XVIII cuando la idea de instinto maternal comienza a tomar forma y se identifica a la mujer con la madre. La maternalización está directamente relacionada con la crisis demográfica, el declive poblacional era unánimemente valorado como debilidad, ya que la cantidad de hombres disponibles era garantía de riqueza para el Estado y, también, de poder militarel niño adquiere un valor de mercancía [y se] percibe como una riqueza económica potencial[3]. En los siglos XIX y XX Se comienza a glorificar la maternidad y se consolida el modelo de maternidad hegemónico en occidente. El amor materno y la consagración total de la madre al bebé se convirtió en un valor para la sociedad. Una de las causas sería la alta tasa de mortalidad infantil, la lactancia materna y el cuidado pasan a primer plano. Como señala Martínez Imaz, M. Elixabete Los pensadores de la época percibían un declive poblacional que era unánimemente valorado como debilidad… Siguiendo planteamientos de la escuela de los fisiócratas, se busca aumentar la producción de personas al igual que se busca aumentar la de animales y la de la agricultura.

La industrialización consagró la división sexual del trabajo, los hombres ocupan el espacio público relegando a las mujeres al espacio doméstico. Pero no debemos olvidar que muchas mujeres trabajaban en las fábricas largas jornadas que las dejaban extenuadas. La doble jornada laboral de la que tanto hablamos hoy ya la sufrían muchas mujeres. En 1878 se instituye para las obreras la licencia maternal en Alemania, siguieron su ejemplo otros países europeos.

Durante la II Guerra mundial las mujeres se incorporan de forma masiva al mercado laboral (había que reconstruir Europa), lo que obliga a crear centros de atención a menores, pero al finalizar la guerra las mujeres vuelven al hogar, el trabajo remunerado es de nuevo para los hombres. La maternidad vuelve a ser una vez más el eje sobre el que gira la vida de las mujeres. Se inicia un fenómeno nuevo: la infancia comienza a atraer cada vez más atención como una fase específica y central en la vida, y el crecimiento de los niños y su futuro comienzan a formularse como metas sociales claves.

Desde la medicina, la psiquiatría, la pedagogía, etc., se opina sobre el papel de las madres, es decir, los expertos determinan que es una “buena madre”. El movimiento feminista que en un principio había reivindicado la maternidad ante el desprestigio de que era objeto, consideró la maternidad como una cárcel para las mujeres, “Las críticas se dirigían a los modelos de mujeres propios de la década de los cincuenta en la cual se glorificaba el estereotipo del ama de casa norteamericana enmarcado por la estampa de la bonita familia de clase medial” dice Cristina Palomar Verea. Dentro del movimiento feminista hoy existen diferentes posturas sobre la maternidad.


[1] Palomar Verea, Cristina. Maternidad: Historia y cultura. http://148.202.18.157/sitios/publicacionesite/pperiod/laventan/Ventana22/35-69.pdf

[2] Oberman Alicia, Historia de las madres en occidente: repensar la maternidad. http://www.palermo.edu/cienciassociales/publicaciones/pdf/Psico5/5Psico%2009.pdf

[3] Martínez Imaz, M. Elixabete. Representaciones, modelos y experiencias en el tránsito a la maternidad de las mujeres vascas contemporáneas. http://www.argitalpenak.ehu.es/p291-content/eu/contenidos/informacion/se_indice_tescspdf/eu_tescspdf/adjuntos/TESIS_ELIXABETE_IMAZ.pdf.

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