Cuidar de hijas e hijos y de las personas dependientes en general es una necesidad ineludible y cada vez más necesario, dado el aumento de la esperanza de vida y el consiguiente aumento de personas mayores que necesitan atención y cuidado.
El informe del CSIS, «Un perfil de las personas mayores en España, 2013. Indicadores estadísticos básicos», señala que: «España sigue su proceso de envejecimiento…La longevidad se ha incrementado de forma espectacular en el siglo XX. En 1900 la esperanza de vida era de 34,8 años y ahora es de 82,1». Las mujeres tiene mayor esperanza de vida que los hombres, 85 años, frente al 79,2.
La previsión del INE es que en el año 2023 un total de 23.428 personas superarán los 100 años, casi el doble que actualmente.
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¿Quién cuida de las/os dependientes?
Según el último barómetro del CIS, la persona que se dedica principalmente al cuidado de hijas e hijos desde el nacimiento hasta los 3 años es la madre en el 82% de las familias. Les siguen las abuelas, un 7,5%, y en tercer lugar son los padres, un 4,8%.
Elaboración propia a partir de los datos del CIS
En lo que se refiere a personas mayores, siguiendo con el informe del CSIC, la persona que fundamentalmente cuida de los hombres mayores es su cónyuge y en segundo lugar su hija. En el caso de las mujeres, la principal cuidadora es la hija.
A la vista de estos datos podemos afirmar que cuidar tiene nombre de mujer. ¿Qué significa esto? Que las mujeres, o bien no tienen empleo remunerado o trabajan a tiempo parcial para poder compatibilizarlo con el cuidado y supone que los hombres, los padres, los hijos, tienen disponibilidad plena para dedicarse al trabajo remunerado.
Esto tiene importantes consecuencias negativas para las mujeres. Decía Máriam Martínez-Bascuñánen en un interesante artículo:
Consecuencias presentes y futuras para las mujeres
El hecho de que las mujeres sean las principales cuidadoras de la familia supone que aumente la desigualdad de género, presente y futura. Señalaremos las más significativas y que ya nadie discute:
- Brecha salarial de género.
- Baja presencia de mujeres en puestos de dirección.
- Pensiones más bajas.
- Peor salud.
Cuidar tiene, pues, un coste elevado para las mujeres, pero no podemos perder de vista la función del Estado «consiente y reproduce esta dinámica estamos entrando en una nueva forma de patriarcado público precisamente porque este modo de desposesión se encuentra mediado por aquel. La falta de institucionalización de los trabajos de cuidado perpetúa un proceso social mediante el cual se produce la transferencia de energías de un grupo a otro para producir distribuciones que son desiguales y que limitan a las mujeres».
No hay mucho que añadir a lo que dice Máriam Martínez-Bascuñánen.
[…] y hombres ocupan en la sociedad: ellas son vistas como madres, esposas o hijas, es decir, como las principales cuidadoras de la familia, por lo que el empleo de las mujeres se considera […]