El último informe de la OCDE no deja lugar a dudas: en las llamadas sociedades desarrolladas las mujeres entre 25 y 34 años tienen más formación que los hombres, pero son ellos los que tienen empleo. Es lo que sucede en 34 de los 38 países estudiados, que las jóvenes tienen menores tasas de empleo y mayores tasas de paro, a pesar de estar más formadas que los hombres.
Comparativa entre el nivel de empleo y de formación de hombres y mujeres por países / OCDE
Llama la atención que cuando se publica un informe de algún organismo internacional, se comente durante un tiempo, generalmente poco, y después se olvide, y que ninguna administración o institución tome cartas en el asunto para poner en marcha las medidas necesarias para eliminar esta discriminación. Parece que leer este u otros informes sobre la discriminación laboral de las mujeres no tienen más función que presentar unos hechos, que no sirven para nada más, cuando debería ser motivo de análisis y de puesta en marcha de medidas para paliar las desigualdades de género.
Causas de esta desigualdad
El informe de la OCDE apunta como la causa los roles de género, que adjudican a las mujeres el trabajo de cuidar. Señala, asimismo, que en los países en los que el número de guarderías es menor es en los que las diferencias en el empleo, o lo que es lo mismo, la discriminación de género es mayor.
El estudio de AEGON detecta que las mujeres ven mermadas sus posibilidades laborales por la necesidad de conciliar su vida laboral con la familiar y personal, es decir, lo que ya hemos dicho antes, son ellas las que se encargan del cuidado de la familia y en especial del cuidado y la crianza de hijas e hijos.
Para compatibilizar las diferentes facetas de su vida, las mujeres en muchos casos se ven obligadas a reducir su jornada laboral, lo que redunda negativamente en su permanencia, promoción en el empleo y en el salario.
¿Qué consecuencias tiene esto para las mujeres?
La discriminación laboral que sufren las mujeres, tanto en el acceso, como en la permanecía o la promoción en el mercado laboral, influye en que su nivel económico sea menor, tanto en el presente como en el futuro. Un estudio de AEGON señala que las mujeres tienen pocas posibilidades de planificar su jubilación. Sólo el 15% de las mujeres españolas considera que los ingresos de su pareja no serán importantes en su jubilación.
Más allá de las consecuencias económicas, los roles de género, causa de la discriminación, impiden a las mujeres desarrollar otras facetas de su vida y condicionan su autonomía. Las tareas de cuidado de personas dependientes también tienen un alto coste emocional para las mujeres que pocas veces se tiene en cuenta.
Busquemos soluciones
En muchas ocasiones hemos señalado que la maternidad tiene consecuencias negativas para las mujeres y que el hecho de que al nacer o adoptar una criatura, la madre tenga 16 semanas de permiso y el padre tenga 15 días, no es sólo una discriminación legal, sino que favorece que los roles de género sigan primando en la sociedad. Mientras sean las madres las que cuiden, casi en exclusiva, niñas y niños crecerán pensando que es la mujer quien debe realizar esa tarea, que no es cosa de los hombres.
La Plataforma por Permisos Iguales e Intransferible y pagados al 100%, PPiiNA, reivindica un cambio legislativo para cambiar esta situación, que serviría para eliminar los roles y estereotipos de género, para permitir que los padres cuiden y que favorecería la eliminación de la discriminación de género en el mercado laboral.
Cada vez son más los países que apuestan por la ampliación del permiso de paternidad y lo han aumentado en estos momentos de crisis. Incluso el presidente Obama pedía hace pocos días a las agencias federales que den dos semanas de vacaciones pagadas a madres y padres cuando tengan o adopten una criatura.
La PPiiNA tiene elaborado un dosier sobre las ventajas de igualar los permisos de maternidad y paternidad, en el que se pone de manifiesto que toda la sociedad saldría beneficiada si se aplicara dicha medida.
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